No sin cierta tensión, el fiscalizador de la Dirección Nacional de Propiedad Intelectual (Dinapi), el abogado Ricardo Gavilán fue recibido el jueves pasado, en el local de Autores Paraguayos Asociados (APA), por el asesor jurídico de la entidad, Rubén Ayala, quien hace tres meses lo había declarado "persona no grata" y le prohibió el acceso para que realice el control estatal. A comienzos de mayo, una orden judicial confirmó que la Dinapi tiene la potestad natural de inspeccionar las cuentas de APA.

El abogado de APA exigió transparencia a los funcionarios de Dinapi, indicándole a Gavilán que sigue "recusado", que la sanción de Dinapi está "recurrida", que por "negligencia o ignorancia" en el ente estatal no está firme la suspensión, y resaltó que APA carece de recursos para hacer copias de documentaciones. Gavilán rebatió los reclamos del asesor de APA, y luego el presidente de la entidad, Alcides Roa intervino para abogar por la "pacificación" para poder trabajar en una solución.

"Creo que va ser de beneficio", opinó Roa, sobre la vuelta del fiscalizador de Dinapi. "Tengo entendido que vamos a pasar otra vez a relaciones, ya no, nosotros, de deambular por los tribunales, seguramente ellos también; y esperemos que se arregle de una buena vez. Nosotros tenemos las más buenas intenciones que esto se acabe, porque a veces estamos pensando también que detrás de toda esta persecución hay grandes intereses creados, no puedo decir de quién, pero entendemos así, porque hace tanto tiempo que estamos muy atacados por la prensa, todo eso perjudica la imagen de la entidad, y para nosotros económicamente es muy perjudicial".

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Un recuerdo triste

Consultado sobre la denuncia para que la Fiscalía lo investigue por presuntos hechos punibles, Roa contestó: "Yo veo bien. Lo mismo esto se va a investigar, me guste o no me guste. Pero son los pasos que tenemos que dar cuando estamos en un puesto público, hay que rendir cuentas, y hay que buscar la transparencia. Hace 80 años que trato de ser, y creo que lo soy, honesto hasta hoy. No quiero pasar de acá, y dejar un recuerdo triste para mí y para mi familia, yo quiero ser un hombre honorable, hasta hoy trato de serlo, y no quiero perder eso".

Respeto a la versión sobre las simpatías con el fiscal general Javier Díaz Verón, por ser ambos oriundos de Caazapá, dijo: "La verdad que somos compueblanos, pero ¿te parece que un Fiscal del Estado puede torcer la justicia? Es imposible eso. La justicia es la justicia, y la balanza pesa hacia quien tiene la justicia. Y el fiscal ni nadie, por más amigo que sea, va poder torcer el derecho que tiene uno".

El presidente de APA admitió que tiene un hijo que trabaja como inspector de la entidad: "Es cierto. Hace mucho tiempo. Acá hay muchos, no sé si eso es pecado, traer a personas, porque aquí ser inspector es un trabajo muy difícil, de mucha responsabilidad y de mucha honorabilidad también. Yo he sacado bastante inspectores de la institución por falta de honorabilidad, y hay gente familiares que siguen, que por lo menos trabajan con honestidad".

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