Por Josefina Bauer

Socia del Club de Ejecutivos

Hace unas semanas recibí en un chat grupal una historia que llamó mucho mi atención, trataba sobre un antropólogo que propuso un juego a los niños de una tribu africana: puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas. Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos y después se sentaron juntos a disfrutar del premio… Cuando el antropólogo les preguntó por qué habían corrido así si uno solo podía ganar, le respondieron: ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?

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Esa pregunta tan altruista me hizo pensar que sentimientos de generosidad o solidaridad pocas veces tienen que ver con la cotidianeidad laboral y, por ende, me llevó a compartir con ustedes la siguiente experiencia.

Desde el año pasado nuestra empresa forma parte de una red de empresas creativas. Si bien al principio fue solo un formalismo, nos tocó este año realizar algunos trabajos en unión con varias de ellas donde cada una aportaba lo que sabe hacer obteniendo un resultado común.

La suma de talentos de empresas distintas, pero unidas por el hilo invisible de una red, dio paso a que se generen resultados mayores a la idea original. Cada uno aportó desde sus conocimientos, desde sus habilidades, sumando al resultado final sin esperar nada del otro porque cada empresa hacía lo mejor que sabía hacer, porque dejamos de ser Yo para ser Nosotros.

Estas experiencias me dieron la oportunidad de sentir la generosidad desde el mundo empresarial, palpar que ese altruismo de la historia de la tribu africana también podía darse en nuestro día a día, y sobre todo en nuestra vida laboral.

El egoísmo hace creer a las personas que si tienen una buena idea lo mejor es hacerlo solos porque van a sacar mejores beneficios. Yo soy de la idea que al compartir con los demás se obtienen resultados tan por encima, que uno nunca desde su pequeñez pudo ni siquiera dimensionar.

"Yo soy porque Nosotros somos" invita a un pensamiento superior, a probabilidades inimaginables porque la porción puede ser más pequeña, pero la torta mucho más grande.

Ser nosotros para dejar de ser Yo, se consigue solo si estamos dispuestos a dar aquello que buscamos. Nos da la posibilidad de dar desinteresadamente y recibir con creces, siempre que el desinterés sea el camino.

Hoy existen muchos grupos empresariales, pero pocas redes y aunque la diferencia es sutil la dinámica es completamente distinta.

Con confianza se logra allanar el camino. Hoy estoy segura que la decisión que tomamos de ser parte de esta red fue acertada porque los valores que vivimos nos marcan el camino. El dar procrea y el recibir propaga el dar.

Hoy dejamos de ser Yo para ser Nosotros.

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