Por Marcelo A. Pedroza
COACH – mpedroza20@hotmail.com
La concepción de estructura tendría que ampliar su marco de acción. Y para ello la capacidad de ser flexibles debería manifestarse en todo momento. Las modificaciones que puedan realizarse sólo serán posibles si se las identifica, si se interioriza en el conocimiento de las razones por las cuales hay que ahondar en ellas. ¿Y si quienes forman parte de un sistema no quieren ningún tipo de modificación o sólo aceptan algún que otro cambio, a los efectos de calmar a unos pocos que insisten con interés en querer girar él ángulo hacia un destino diferente?
Al conocer lo que acontece dentro de la estructura se puede difundir con detalles cómo está su situación. ¿Pero alcanza con mostrar cómo se encuentra su estado?, ¿es suficiente con saber qué le falta, qué requiere de una perentoria atención? ¿Podrán ser apoderados de la mutación los que conviven diariamente en ese espacio y lo hacen desde hace tiempo? Los que se han acostumbrado a sobrellevar lo que hay y están cómodos en su lugar, ¿estarán dispuestos a ser artífices de mudanzas que implican desplazamientos de los márgenes de actuación?
Es que cuando algo persiste temporalmente y es visiblemente susceptible de una metamorfosis cabal y permanece de una u otra forma de igual manera o con alguna que otra retocada variación, amerita preguntarse hasta dónde quienes están implicados estarán dispuestos a generar conversiones acordes a las exigencias de esta época. Son los integrantes de cada espacio quienes pueden interrogarse respetuosamente y responder si están dispuestos a dar nuevos pasos. La veracidad de las argumentaciones permitirá trazar un trecho inicial y de manera secuencial ir hacia el próximo eslabón.
Hay que tener valor para intentar avanzar hacia lo querido. Es el sujeto consciente de sus actos quien se apodera de su libertad y la hace fecunda para sí mismo como para su ambiente. Su comportamiento puede ampararse en lo constructivo, en aquello que debe erigirse y que lo requiere para dicha misión. Si permanece donde está puede hallar sus fortalezas para contribuir a crear las flamantes condiciones para acrecentar el avance que urge vivirse. Para prosperar no hay que desanimarse nunca y hay que unirse con otros que estén dispuestos a sostener con ahínco lo que pregonan. Como así también intentar convencer a quienes se resisten y acompañarlos a que se sientan protagonistas de lo que están viviendo. Hay que incluir voluntades de diferentes procedencias, hay que universalizar la vocación de implicar a los demás.
Es la estructura el conjunto de relaciones que mantienen entre sí las partes de un todo. Su configuración está compuesta por la totalidad de los que la integran. Es la sociedad una estructura gigantesca que permanece en el tiempo, que se extiende imperceptiblemente o evidentemente hacia y en la vida de las personas. La exhibición de la imperfección de su naturaleza es proporcional a la humanidad que la habita, como así también es tan impetuosa como la voluntad estimulante de quienes se esmeran por mejorarla.
Los bríos originales y modernos pueden intercambiar aprendizajes con las garras de la experiencia y la sabiduría. Al aglutinarse la diversidad se consolida la sociedad. Las estructuras pueden desplazarse hacia los bordes que pregonan la prosperidad, que son testimonios del auge social que habilita el crecimiento de aquellos que están y participan para que el mismo sea posible.