Por Milia Gayoso Manzur
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Me gustaba mucho Barak. No por moreno (me encanta la gente de piel oscura), sino porque me parecía la persona ideal para presidente de Estados Unidos. Muchos, hasta llegamos a soñar un estadista así para Paraguay.
Creo firmemente que nadie en el cargo que sea, va a brillar si ante todo no es buena persona. Así de sencillo. ¿Les parece que sería, por ejemplo, buen X un tipo egocéntrico, maltratador, deshonesto, mal padre, mal hijo? Yo creo que no, y eso se aplica en cualquier estamento de la vida, y en el último rincón del mundo.
Volviendo a Obama. Me sedujo con el respeto a su pasado africano y humilde, con el amor a su familia, con su aire conciliador, con el trato que le dio a los inmigrantes latinos, etc. y en los últimos tiempos con su acercamiento histórico a Cuba. Pero ahora, al final del camino me está desilusionando. Seguramente que no se va a estresar por mi desamor. ¿Creen que diría? Oh, my good, paraguayan journalist ya no quererme? Ni en sueños.
El presidente del país más poderoso del mundo anunció que irá este mes a Hiroshima (el 27), pero adelantó que no piensa pedir perdón porque Estados Unidos lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagazaki, donde fallecieron alrededor de 200 mil personas y dejaron las ciudades prácticamente en ruinas.
Un comunicado de la Casa Blanca afirmó que el objetivo de su visita a Japón es ilustrar "su compromiso con perseguir la paz y seguridad de un mundo sin armas nucleares", pero ni hablar de disculpas públicas.
Al parecer el presidente de Estados Unidos (el primero en la historia en visitar Japón luego de la tragedia) irá al Parque de la Paz dedicado a las víctimas de la bomba atómica para compartir sus reflexiones sobre el significado de ese sitio, pero no "no revisará la decisión (de Estados Unidos) de usar la bomba atómica al final de la Segunda Guerra Mundial", sino que "ofrecerá una visión de futuro", según leí dijo su jefe de seguridad nacional, Ben Rhodes.
Cuando alguien no quiere pedir (u ofrecer) disculpas es porque considera que no tiene por qué hacerlo. Es decir, no se siente culpable. Pero culpable o no, aquello fue un hecho de horroroso exterminio que marcó la historia de Japón y de la humanidad, a fuego. Y pienso que la única manera de sanar de alguna leve forma las heridas, es demostrando un humilde arrepentimiento.¿No les parece? Precisamente ayer, un grupo que representa a los sobrevivientes de las bombas atómicas pidió que Obama escuche sus historias y pida disculpas, cuando visite las zonas devastadas.
Con consecuencias espantosas, las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagazaki, hirieron el alma de Japón, más que la piel, los ojos o los huesos. Generaciones enteras continuaron y continúan sufriendo los efectos de las bombas. ¿Disminuiría el honor estadounidense admitir algo de arrepentimiento, pena o vergüenza, por un hecho tan terrible e inhumano?
Algo parecido ocurrió en Paraguay con la tragedia de Ycuá Bolaños. Me he pasado todos estos años repitiendo a quien quiera oírme, que el gran pecado del dueño del supermercado, Juan Pío Paiva, fue y es, no haber pedido nunca perdón a los familiares de las víctimas.
Aunque diga, jure y repita que nunca dio la orden de que se cerraran las puertas del local comercial; aunque él en su interior esté convencido de no ser el responsable de los 400 muertos y del dolor de sus familias, debió pedir disculpas hace años.
Ese acto le hubiera valido un poco de simpatía de la ciudadanía en general y una pizca menos de tristeza de los familiares de las víctimas. Pero no lo hizo y el rencor de la gente hacia su persona se fue agigantando con el tiempo.
Volviendo a Obama, quizás él esté convencido que pedir la abolición de las armas nucleares es la mayor lección que dejó Hiroshima. Cierto, pero un acto tan humano como pedir perdón es un bálsamo que podría ser eficaz para el pueblo herido y el pueblo lastimador.