Diversos organismos y especialistas plantean la necesidad de considerar que los conductores distraídos al volante requieren el mismo tratamiento que reciben los infractores en estado de ebriedad.
En los últimos siete años, la mayoría de los estados de Estados Unidos han prohibido a los conductores enviar mensajes de texto mientras conducen y las campañas de interés público han intentado una variedad de tácticas, como la llamada "puede esperar", con el fin de persuadir a la gente para que guarden sus teléfonos cuando están al volante.
Sin embargo, el problema, en casi cualquier medida, parece estar empeorando. Los estadounidenses confiesan en las encuestas que continúan enviando mensajes de texto mientras conducen, y además usan Facebook y Snapchat, y se sacan selfies. El número de accidentes fatales en la carretera, una cifra que había caído durante años, está aumentando considerablemente, en aproximadamente un 8 por ciento en el 2015 respecto al año anterior, según cálculos preliminares.
Esto se debe, en parte, a que la gente está manejando más, pero Mark Rosekind, quien es el jefe de la National Highway Traffic Safety Administration (Administración Nacional de Seguridad del Tránsito en Carreteras, en español), dijo que el número de personas que conduce distraída está "simplemente aumentando, lamentablemente".
"Un cambio radical requiere de ideas radicales", señaló Rosekind en un discurso el mes último, refiriéndose principalmente a la necesidad de mejorar la seguridad vial.
Así que para tratar de cambiar un comportamiento claramente moderno, los legisladores y expertos en salud pública quieren recurrir a una vieja estrategia: Quieren dar a la conducción en estado de distracción el mismo tratamiento que a la conducción en estado de ebriedad.