Armando Giménez Larrosa

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La Ley de Tarjetas de créditos en Paraguay, que principalmente puso un límite al interés que superaba el 50%, entró en vigencia desde setiembre del año pasado, momento en el que empezó a decaer el negocio del dinero plástico, pues en 7 meses el saldo o consumo por ese medio bajó 7,8%, según el informe del Indicadores Financieros del Banco Central del Paraguay (BCP).

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En marzo de este año, el importe del consumo de las tarjetas bancarias fue de G. 2,71 billones, unos US$ 486 millones al tipo de cambio actual, mientras que en setiembre del año pasado, este era de US$ 527 millones, unos 41 millones de dólares más.

No solo el saldo bajó, de acuerdo a lo que señala el boletín de bancos del BCP, la cantidad de plásticos también mermó en 5,1% en el mismo período. Es decir, en marzo pasado se contabilizó en total 922.189 tarjetas de créditos, mientras que hace 7 meses (setiembre del 2015) la cantidad era de 972.523 unidades.

Con esto, los bancos dieron de baja a 50.334 tarjetas entre setiembre del 2015 y marzo de este año.

Según las entidades financieras y análisis de Bancard, esto es efecto de la Ley de Tarjetas, que entró en vigencia desde setiembre y afectó al resultado de los meses mencionados.

Bernardo Rojas, director de Estadísticas Macroeconómicas del ente monetario, indicó que el banco Itaú sigue liderando con el mayor consumo en tarjetas en el mercado, con un total de G. 1,3 billones. También posee la mayor cantidad de plásticos, con un total de 362.973 unidades.

Comentó que la tendencia demuestra una baja en casi todas las entidades bancarias del sistema, desde la implementación de la ley, según el informe.

El presidente de la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban) y vicepresidente de Sudameris Bank, Gustavo Cartes, resaltó que la gente está dejando de usar sus tarjetas, resintiendo así el consumo, contrayendo a todo el negocio, no solo de las tarjetas, sino que al sistema en sí.

Por otro lado, el efecto de la ley va más allá del simple negocio del sistema financiero, pues también aparece en los bolsillos del consumidor final, según Bancard. La clase media dejó de ahorrar US$ 16 millones, en descuentos y promociones especiales que le ofrecían las entidades en el uso del plástico.

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