El violín se convirtió en su compañero fiel a los 7 años y desde entonces nunca se separaron.Su hogar actual se encuentra en Francia, donde no sólo sigue sus estudios superiores sinoque además trabaja en su profesión como integrante de la Orquesta Mundial y como partedel trío Ysando, liderado por Ismael Ledesma.

Entrevista: Jazmín Gómez Fleitas

Andrea (26) se encontró con el violín de casualidad. Su padre, Martín González, también artista en nuestro país, le enseñó a tocar el piano. Pero cuando fueron al Conservatorio Nacional de Música, para que ella -con 7 años- continuara sus estudios, se encontraron con la noticia de que el cupo para pianistas ya estaba cerrado.

El director, el maestro Florentín Giménez, persuadió a Don Martín para que le planteara a Andrea tocar el violín, pues se necesitaban instrumentistas de cuerda. "Me contó que el Maestro le había dicho que al estudiar violín podría tocar tanto en orquestas sinfónicas como de cámara, y dije que sí. Desde que empecé a tocar me encantó", detalla con alegría.

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Se graduó del Conservatorio Nacional como profesora superior y poco después viajó a los Estados Unidos gracias a una beca, para estudiar Licenciatura en Música en la Universidad Southern Mississippi. Fue ahí donde conoció a la Orquesta Mundial y a su actual maestro, Alexandre Brussilosky, quien la invitó a estudiar con él en Francia. Desde hace casi tres años reside en París, realiza su Maestría en el Conservatorio de Versailles y, más adelante, tiene planeado concluir allí también su doctorado.

Foto: Chelo Encina[/caption]

¿En qué momento te diste cuenta que hacer una carrera en la música era lo que querías?

Tuve una experiencia que me marcó a los diez años. Fue cuando participé de un concurso para irme a la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en Panamá, donde se creó una Orquesta Sinfónica Infantil. Pude ser parte, viajar y tocar en varios conciertos, fue mi primera gira y me quedé un mes con toda la orquesta. Todos fuimos sin nuestros padres y con un representante que era el que nos cuidaba. Vi tanto artistas muy-muy buenos, como toda la organización que conllevan las presentaciones y además el plus de conocer otro país durante un tiempo breve; fue como un adelanto de lo que me gustaría hacer más adelante.

¿Cuáles fueron los primeros géneros que escuchaste de pequeña?

Es muy simpático, porque mi mamá, Myriam, dice que mi papá le ponía grabaciones de música clásica cuando yo estaba en su vientre. Creo que lo primero que escuché fue la música clásica y luego, al nacer, mi papá siempre andaba tocando música popular, música paraguaya y yo crecí con ambos estilos: música popular y música clásica.

¿Ya hablabas francés cuando viajaste?

No; lo cierto es que yo llegué a Francia, escuché el idioma y pensé: "No sé cómo voy a hacer para entender esto" (risas). Lo mismo me pasó en Estados Unidos. Llegué con dos becas: de música y para estudiar el idioma. Estudié el idioma, me recibí y pude manejarlo bien. Pero en Francia, la ventaja que tuve fue de ir al país con el inglés, eso me salvó. Y en la universidad, tenía la materia de francés para poder seguir. Después de un año ya pude entender todo, y con la pronunciación, estoy mejorando cada vez más.

¿En el Conservatorio de Versailles sos la única latina?

Hay como cuatro latinos que son de Chile y Brasil; el resto son franceses, europeos y asiáticos. La ventaja es que en Europa la gente estudia dos idiomas en el colegio, allá se estudia mucho el español y el inglés; entonces, los mismos franceses me quieren hablar en español para practicar. De esa manera siempre hay alguien que me habla en mi idioma natal.

¿Es difícil estudiar afuera?

Es muy difícil estudiar en el extranjero. Primero porque uno está siempre solo. Es decir, no están los amigos, los hermanos, no está la familia, y uno se tiene que acostumbrar a hacer todo sola. Después está el cambio cultural; lo bueno en París es que hay mucha diversidad, como es una ciudad cosmopolita, uno encuentra a hermanos latinos y muchas otras culturas con las cuales compartir. Esos cambios cuestan pero después de un tiempo (corto o largo) uno se termina acostumbrando y puede seguir sin problemas. Además, el nivel de estudio es muy exigente; hay que dedicarse 100% a eso. París es una ciudad muy cara pero gracias a que puedo trabajar en mi profesión, es posible que pueda estudiar y vivir allí.

Foto: Chelo Encina[/caption]

¿Cuánto tiempo te llevó acostumbrarte a París?

En Estados Unidos me adapté muy rápido, creo que porque había muchos latinos en la universidad; esa es la diferencia con Francia. Y el clima también, estaba hacia el sur, cerca de la playa y hacía calor. En Francia no, llegué en la época más fría del año y nunca creí que pudiese acostumbrarme. Y los días son grises, así como muestran las películas, la gente anda con paraguas a cuestas; entonces al mudarme recién fue bastante difícil. Me adapté después de un año, para mí el frío fue muy duro, y la gente también como que era más fría. Ellos se toman más tiempo para conocerte, no se dan rápido con uno; tienen que conocerte muy bien y si le caés bien, ya no te sueltan. Ahora tengo muchísimos amigos y estoy muy bien allá.

¿Cómo se da la posibilidad de formar parte de Ysando?

Ysando nació en el 2014 y yo primero conocí a Orlando Rojas (guitarrista), con él comencé a tocar dúos de violín y poco después de eso, Ismael Ledesma (arpista) nos invita a tocar juntos en uno de sus conciertos en París. Fue después de ese concierto que el público estalló y nos preguntan: ¿Para cuándo el disco? O ¿cuándo el próximo concierto? Nos tomó por sorpresa y nos alegró, y ahí Ismael Ledesma nos invitó a formar un grupo con él. Para él iba ser toda una nueva experiencia también, porque si bien ya estaba instalado en Francia hace muchos años, su carrera siempre fue de solista.

Nos entendimos superbien, nos hicimos buenos amigos entre los tres y como Ismael tiene muchos contactos, lo llamaban de los lugares donde ya había tocado y así presentamos nuestro nuevo proyecto. Este primer concierto que pudimos dar en Paraguay, el pasado 23 de abril, ya lo hicimos para lanzar nuestro primer disco: Alma latina; aunque el lanzamiento oficial estaba fijado para el 1º de junio en París.

¿Llevás la cuenta de las horas al día en las que tocás el violín?

La verdad que no cuento mucho las horas, pero pienso que todo el día (risas). Cuando tengo, por ejemplo, estudios durante la mañana; practico toda la tarde y hay veces que la noche también. Acá en Paraguay, ahora que estoy de visita es igual; cuando no tenía entrevistas o ensayos, practicaba. Es mi pasión el violín, realmente me encanta. Creo que como mínimo practico cuatro a cinco horas. Mi hermana me dijo: "Creo que vos ya sos adicta al violín" y tiene razón (risas).

¿Cuáles son tus compositores preferidos al momento de interpretar?

En cuanto a la música clásica: Tchaikovsky, Brahms, Bach. Me gusta mucho el período romántico, por eso Tchaikovsky y Brahms; Bach del período barroco y del clásico, Mozart. Y de Paraguay me gustan mucho Herminio Giménez, José A. Flores. Realmente en cuanto a la música paraguaya, me gustan casi todos los grandes compositores.

En París hay un cultura bien sólida de consumir cultura, de asistir a conciertos. ¿Qué le dirías a las personas aquí que todavía no están habituadas a escuchar orquestas?

Primero que nada, una ciudad no puede existir sin cultura. Y en otros lugares del mundo, la prioridad es la cultura, así como donde yo resido. Siempre que aparece un turista dice: yo quiero ver un concierto, una pintura o un lugar histórico; entonces, la cultura es lo que hace crecer a un país. Y la cultura en Paraguay es lo que va hacer crecer cada vez más. Lo que digo a todos es que apoyen la cultura, que vayan a los conciertos, que apoyan a los artistas nacionales porque eso va hacer que siga creciendo; además, es una forma de motivarnos, a nosotros que vivimos de la gente que asiste para ver nuestro trabajo. Para nosotros es una forma de expresarnos y también de llegar al alma de otra personas a través de nuestro arte, y eso también hace que sigamos creciendo como artistas.

¿Cuál es tu aspiración como artista?

Quiero terminar mis estudios superiores hasta el doctorado y al mismo tiempo quiero realizar mi carrera a nivel internacional, por eso es que me gusta estar en Europa. Ahora con este nuevo proyecto, también tenemos la posibilidad de hacer más conciertos y viajar. Aparte de la carrera profesional, tengo muchas ganas de realizar acá una formación igual a la que yo recibo allá; quiero hacer programas de música en Paraguay que tengan el mismo nivel de estudios.

No sé si me quedaré aquí, porque no sé cómo irá mi carrera de intérprete; pero me encantaría regresar dos o tres veces al año, o cada vez que pueda, hasta terminar mis estudios de doctorado y también dar Master Class y formar a otros jóvenes artistas.

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