Por: Carlos Bazzano.
La mujer es eje transversal en su obra. A lo largo de su vida literaria Eduardo Galeano nos ha contado innumerables historias de mujeres, como así también el rol de las mismas en las movilizaciones sociales y culturales de distintos rincones del mundo. Mujeres tan diversas, tan fundamentales, como Marilyn Monroe, Soledad Barrett, Rosa Luxemburgo, Elisa Linch, o Frida Kalho han sido relatadas por la pluma de este escritor uruguayo. También ha incidido en la vida y militancia de jóvenes de todo el mundo, en especial de Latinoamérica. En esta ocasión opté por preguntar a jóvenes mujeres paraguayas, amigas, madres, militantes, artistas, sobre sus reflexiones y el aporte de Eduardo Galeano en ellas. He aquí el resultado.
Alma
Ella es de Presidente Franco, Alto Paraná, pero desde hace unos años vive en Foz de Iguazú, ahí estudia en la Universidad de Integración Latinoamericana (UNILA). Alma está cayendo de sueño, tuvo una jornada larga de estudios y reuniones. Tiene 20 años, estudia Sociología y Política. Ahora sonríe. Se ve en ella una sonrisa tan clara como sus ojos intensos. Alma tiene ojeras, pero se la ve feliz. Quizá porque la felicidad, más que un estado, es una búsqueda. Me cuenta que hace poco cumplió años, me cuenta que los cambios de dígitos en la edad no eran tan solo físicos sino principalmente internos. Me cuenta Alma que hoy está resignificando lo que es ser una Mujer, consciente de la opresión capitalista y patriarcal, donde empoderarse se da con las pequeñas victorias de batallas diarias con ella misma y con el mundo. Teniendo en cuenta todas esas cosas ella fue a clases, ahí se encontró con unos compañeros de estudio quienes conversaban sobre el primer aniversario de la muerte de Galeano. Alma en ese momento recordó cuando tenía 18 años y leyó por primera vez Las venas abiertas de América Latina "se transformó en un libro que me marcó profundamente y fue un despertar a la realidad de una América Latina, con una historia no oficial a la de los colonizadores con más de 500 años de constante e intensa opresión. Actualmente cuando lo leo, tanto esta y otras obras le hago muchas críticas, pero sin lugar a dudas fue trascendental para mi vida y de cierta manera siempre lo va ser porque la marca e impacto que dejó en mí son inmensos" me dice Alma con la sonrisa que le caracteriza, quizá olvidando el sueño y comenzando a soñar, pidiendo realistamente lo imposible. "Su obra que es un regalo para el despertar de toda América latina" Me dice, y yo, irremediablemente, también sueño.
Sair
Ella es de Lambaré. Todas las mañanas sube a un colectivo repleto para cumplir con su larga jornada en el microcentro asunceno. Pero antes de esa larga jornada laboral, primero llevará a Leo, su hijo, a la escuela. Luego irá al trabajo, luego irá a los ensayos de una de las bandas musicales en las que participa. Antes, buscará a Leo y lo llevará a sus estudios de música, luego buscará nuevamente a Leo, luego escribirá, volverá a ensayar esta vez sola con su bajo. Luego leerá y escribirá. El fin de semana tendrá un concierto, hay que ensayar, siempre. Así es Sair, música, escritora, estudiante universitaria, madre, siempre que la veo quedo impactado por su juventud y claridad en las ideas. No lo ubica a Galeano como a un casi dios, lo ubica como una ser humano sencillo y profundo, me dice que partiendo de sus ideas, junto a la de otros autores que ya tenía en la cabeza y el corazón, fue construyendo su entendimiento actual de la realidad, y de lo que sucede. Sair me mira a los ojos y me dice, "Galeano me enseñó a dudar e investigar"
Fachu.
Ella también es madre. Tiene 27 años, es militante feminista, escritora, docente. Se levanta temprano. "nunca lo suficientemente temprano", me dice. Da clases de literatura durante las mañanas. Cuando termina la jornada laboral, como a tantas, el patriarcado la "piropea" en la calle. Ha decidido después de muchos años de incomodidades, culpas y silencios, acercarse y conversar con los acosadores en la calle, convencida que las mujeres tienen derecho a caminar sin miedo a ser agredidas o violentadas.
"Mis tardes jamás son normales ni rutinarias, más bien todo lo contrario. Generalmente hago tareas militantes - las noches son mi parte favorita del día - antes de dormir comparto un cuento con Ernestina". Me dice esta joven luchadora urbana. En ese momento le pregunto sobre Galeano.
Fachu se queda un largo tiempo pensando, tratando tal vez de organizar tantas ideas y sueños relacionados con este autor.
-¿Quién es Eduardo Galeano para mí? Repite.
-¿Una anécdota? Repite.
"Se mezclan sentimientos", me dice, en ese instante posiblemente pasan por la piel de Fachu la ternura de las páginas del Libro de los Abrazos.
"Sin dudas uno de mis libros compañeros. Me acompaña en las clases de literatura, en las tareas de militancia, en el amor y los cuentos e historias que invento con y para Ernestina. He leído y releído este texto una y mil veces, es siempre un bálsamo y una invitación a viajar en las palabras. Cada vez que lo leo siento que escucho la voz de Galeano, garraspeada, ronca, dulce y al mismo tiempo tajante, firme y abrazadora." Luego de esas intensas declaraciones Fachu me dice, "El día en que se sembró en la tierra para siempre, también partió Günter Grass, ese día despedí (lloré) a dos amigos"
Rita
Ella me habla de la página 225. Como las demás entrevistadas, Rita tiene una sonrisa única, y en sus ojos se distinguen los sueños y las esperanzas de un mundo posible. Me deslumbra su aguda forma de mirar. Es una persona que observa críticamente la realidad que la circunda. Rita es actriz, optó por el arte en un país donde las políticas culturales y educativas han sido relegadas de manera alarmante. Rita me cuenta y habla del Libro de los abrazos, sin dudar me dice, la página 225 es la página que siempre releo de mi libro preferido de Galeano. El libro que habla de los abrazos. Desde que el azar de la vida urbana la llevó a descubrir este libro, el escritor uruguayo está siempre en sus pensamientos, en cada viaje que realiza, en cada persona con la que habla. "Siempre" me dice. "Porque él no solo escribe sino que siente e interpreta. Él escribe comprometido con Latinoamérica, con sus luchas y sus historias, con las sociedades, las personas. Galeano lucha, grita, siente y transforma realidades escribiendo. " Rita va entusiasmándose a medida que me cuenta sobre Galeano. Veo a una artista soñadora, crítica con la realidad que le toca, y comprometida con sus sueños "Aún no conozco toda Latinoamérica, algún día, pero a través de él lo puedo hacer. Me hace palpitar, sentir y existir cómo vive cada sociedad en cada rincón de nuestra América" Al despedirse me dice "viste que todos los fuegos, todos los fuegos, son importantes". Ella está muy apurada, antes de conversar estaba en sus ensayos de baile, pero ahora tiene que ir al ensayo de la obra de teatro. "Todos los fuegos son importantes" me dice nuevamente y sonríe. Ahora va casi corriendo a su nueva tarea como asistente de dirección de la actriz y directora Luz Saldívar con quien pronto estrenarán, El Silencio Carmesí, con Rara Avis Escena
María
Ella es de Caaguazú pero vive en Coronel Oviedo. María ha realizado innumerables actividades culturales en su ciudad. Con una sonrisa, la joven me cuenta sobre la primera vez que leyó a Galeano. "Yo tenía 19 años, fue en Cuba, específicamente en una librería habanera. Era una hermosa edición de "Casa de las Américas, de Las Venas Abiertas de América Latina, que por cierto aún conservo" me dice. Hace poco María, quien también es escritora, contactó por correo con un amigo escritor de la ciudad de México. "Hablamos de Paraguay, México, y también de Galeano. Este amigo me dijo que Galeano, en una entrevista, le había expresado su deseo de ser traducido al guaraní. El, que tantas veces nos nombró, también quería ser hablado por y desde nosotros". Me explica María sobre la importancia de traducir la obra de Galeano al guaraní, y de esa forma aprendo que hay muchos fuegos esperando ser encendidos con este escritor. María sonríe, quizá pensando ya en alguna nueva actividad cultural alternativa.
Como todas las mañanas ahora María preparará sus talleres para niños y adolescentes con discapacidad, hace años trabaja en una fundación especializada en esta temática. Posiblemente luego caminará por la plaza del centro, elegirá un banco y leerá un libro. Tal vez luego escribirá algo en su agenda, una idea, un poema, tal vez pensará en alguna actividad cultural, un fuego más.
Gisselle
Ella es estudiante universitaria, y trabajadora, tiene 22 años de edad y es de la ciudad de Itá. Gisselle forma parte de organizaciones estudiantiles y juveniles donde tiene una vida militante desde muy pequeña. Me cuenta que la presencia de Galeano ha sido muy importante en su vida, ya que es uno de los primeros autores que marcó su adolescencia."El Libro de los abrazos, representa para mí un despertar de la consciencia", me dice Gisselle mientras recuerda que fue en un círculo de lectura dentro de una organización de adolescentes donde descubrió la forma de narrar del autor uruguayo. Por esas cosas de la vida y de las organizaciones, al ver su entusiasmo le regalaron el libro. Así fue que el Libro se los abrazos se convirtió en su primer libro, y el primer gran giro vertiginoso en su vida intelectual. "Prendió en mi pequeñas ráfagas de luz que nunca más se apagaron, y son cada vez más intensas" me dice la joven estudiante de psicología a quien puedo encontrar en una manifestación social, como en un lanzamiento de libro o un festival de danza. Antes de despedirnos me cuenta que aprendió de Galeano a respetar esa mirada tan multidimensional de las cosas, esas ganas de dar un poco más de lo normal, relatando la historia de una manera no-convencional, "él fue una persona comprometida con la historia misma" me dice Gisselle mientras se despide, para ir a una marcha campesina en el microcentro asunceno.
Ellas y Galeano
"Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos", decía Galeano. Estas jóvenes, desde mi punto de vista son el fiel reflejo de esta premisa. Jóvenes humildes y activas, comprometidas con el tiempo que les toca vivir, críticas hasta con su propio grano de arena, van creciendo y transformando su entorno. Un entorno, dicho sea de paso e intencionalmente, machista. Uno de los entornos más machistas de la región. Estas jóvenes van desafiando a tanta violencia con una sonrisa/lágrima como poesía, una sonrisa y lágrima dedicada a la utopía. Como diría el amigo uruguayo esa misma utopía que está ahí cerquita en el horizonte, donde ellas caminan dos pasos, y donde la utopía se aleja corriendo diez pasos más allá. Muchas veces ellas se preguntaron para qué sirve entonces la utopía, muchas veces encontraron en el amigo Galeano la misma enigmática respuesta, "para eso, para caminar". Y en eso están estas amigas, caminando, agitando, recorriendo las venas abiertas de América Latina, soñando un mundo nuevo, transformando, y creo que algo tuvo que ver el amigo Galeano.