El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha llegado a analizar con Cuba la posibilidad de abandonar el cargo, ante la insostenible situación económica y social del país y su resistencia a adoptar medidas que se desvíen de las políticas aplicadas por su antecesor, Hugo Chávez. En aplicación de la Constitución, una renuncia llevaría a la convocatoria de elecciones presidenciales. No obstante, si en febrero la marcha de Maduro tomaba cuerpo,en el último mes el proceso parece haber perdido tracción, dentro de la inestabilidad en la que se encuentra la situación venezolana.
Agencias gubernamentales de Estados Unidos saben de las conversaciones abiertas entre Maduro y el presidente cubano, Raúl Castro, y así lo han trasladado a algunos miembros de la comisión de Exteriores del Senado estadounidense, según publicó el diario ABC de España.
Durante la visita del papa Francisco a Cuba en febrero, Castro prefirió indicar al secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, que el régimen cubano no se inmiscuye en los asuntos venezolanos, tal como relataría luego en privado el eclesiástico a varias personas. El Vaticano interpretó esas palabras como un deseo de guardar las apariencias, pues es conocida la injerencia cubana en los asuntos de Venezuela, y también como un indicativo de que las negociaciones para una posible acogida de Maduro en otro país se hallaban en estado incipiente.
En varias capitales suramericanas, así como en Roma, Washington y Moscú se estuvo entonces abordando el escenario de una transición política para Venezuela, de acuerdo con varios mediadores que activaron los contactos. También en el seno del chavismo, medios de debate oficialistas comenzaron a barajar por primera vez posibles sucesores de Maduro.
De acuerdo con la Constitución, si el presidente renuncia dentro de los cuatro primeros años (el mandato dura seis), deben convocarse nuevas elecciones en el plazo de treinta días, durante los cuales el vicepresidente dirige el país de modo interino. Si la renuncia se produce en los dos años finales, entonces el vicepresidente queda de presidente el tiempo restante. Así, si Maduro sigue un año más en el puesto, el chavismo podría evitar las elecciones hasta el 2019.
El debate interno evidenció la falta de unidad sobre un futuro liderazgo, lo que tal vez contribuyó a enfriar de momento el proceso.