Por Mario Ramos Reyes
Filósofo político
Los senadores Ted Cruz y Bernie Sanders ganaron sus respectivas primarias, las del partido republicano y demócrata, respectivamente, y, sin rodeos, se puede afirmar que el camino a la Casa Blanca se empantana. "Esta noche es un punto de inflexión, es un llamado al pueblo de Estados Unidos", expresó Cruz en su discurso de victoria en Wisconsin y "estamos ganando porque estamos uniendo al Partido Republicano" –aseguró–. Es que, en vista de los números de delegados ganados hasta el momento, parecería que ni Trump, que lidera con más delegados entre los primeros y la senadora Clinton, entre los demócratas, no podrán obtener el número requerido conforme a las reglas internas de cada partido. Y si esto es así, las convenciones de los partidos serán abiertas y, por lo mismo, una caja de sorpresas. Las convenciones en julio decidirán los candidatos y la lucha al interior de la misma, será brutal.
Los resultados de este pasado martes fueron categóricos, más aún en el partido republicano donde el hasta entonces favorito Trump sufriera su segunda derrota llamativa. Primero, en el caucus del Estado de Utah donde Cruz obtuvo más del 60% de los votos contra apenas 20% de Trump, y ahora en Wisconsin, Cruz obtiene 51% contra 31% del millonario neoyorquino. Cruz se lleva así casi 42 delegados y con ello, espera seguir sumando hasta obtener el número mágico de 1.237 necesarios para la nominación del partido para las elecciones presidenciales de noviembre. Pero aún falta bastante y Trump todavía lidera con los delegados. Trump tiene en este momento 743 delegados contra 507 de Cruz , y a distante tercer lugar, el gobernador de Ohio, Kasich sigue con 145.
Aparentemente, y en vista de expresiones no muy felices –por decirlo de manera amable– del candidato Trump, su campaña está sufriendo una serie de traspiés. Su defensa de un nuevo aislamiento de los Estados Unidos ha ido no solo al tema de la inmigración –construyendo la muralla en el sur– sino también su propuesta de "salirse" en cierta manera de la OTAN, renegociar NAFTA, castigar a China con tarifas y otras políticas que harían a Estados Unidos abrazar un nacionalismo de tipo europeo premoderno, que está dejando atónitos a muchos. Yo diría que Trump tiene más cercanía a Marina Le Pen que a la tradición conservadora del Partido Republicano.
En cualquier caso, el camino a la nominación para Trump permanece difícil. El empresario necesita ganar de manera imperiosa en los Estados del este, como Delaware, y New Jersey, como también en su Estado nativo Nueva York, como también en los del medio oeste restantes, Indiana y Pensilvania y finalmente en la costa oeste, California. En resumen, Trump necesita asegurar por lo menos más del 50% de los delegados de las primarias restantes, lo que no es imposible, pero conforme a como van las cosas, muy poco probable. De ahí que el fantasma de una convención abierta donde los delegados negociarán candidaturas, así votarlo y discutirlo en varias rondas de votaciones, aparece cada día como más real, una disputa que será no sólo sobre candidaturas, sino sobre políticas públicas y, aún más, sobre ideología y la identidad del partido republicano.
Del lado demócrata, el senador Vermont Bernie Sanders se impuso en Wisconsin a la senadora Clinton por 52,7% contra 47,2%. El discurso de victoria de Sanders fue, como siempre, sustantivo y proyectando los deseos de una nueva generación de votantes que no están dispuestos a seguir las políticas financiadas por la clase rica de Washington que, según Sanders, representa Hillary. El populismo de izquierda de Sanders tiene los tonos del de Trump e incluso propuestas similares aunque, el senador, tome distancia del lenguaje y de ciertas políticas del millonario de bienes raíces. Lo llamativo del caso, es que ni Hillary ni Trump aparecieron luego de sus derrotas en Wisconsin, pero así exhortaron a sus seguidores a votar en las próximas primarias, especialmente en Nueva York, donde ambos, Hillary es senadora, y Trump posee el centro de su imperio económico. Y aún así y a pesar de esta derrota –ya van varias en las que Sanders está acortando la distancia– la esposa de Bill Clinton sigue liderando el número de delegados de su partido.
Pero la opción drástica de propuesta continúa. Y esa división, como lo había escrito semanas atrás, no aquieta la ansiedad ni ciudadana ni partidaria. Ayer les recordaba a unos alumnos esta frase del filósofo alemán Hans Jonas, que establece como imperativo categórico aquello de que "Obra de tal manera que con tus actos hagas posible la existencia de los hombres del futuro". Ni Trump ni Sanders están interesados creo, ni saben mucho, de la existencia de Jonas –tal vez Sanders algo– pero lo que sí es indudable es que, en ambos partidos, la herida abierta por ellos sobre la cuestión "popular" de aquellos dejados de lado por la globalización, y el tecnologismo, sigue sangrando y, al decir de Jonas, están haciendo posible los ciudadanos del futuro.