Por José María Guerrero - josem.guerrero@gmail.com

Hoy me toca volver al oficio. Me toca volver al oficio de escribidor. Pero no es fácil escribir sobre un maestro de la pluma, mucho más ahora que no está, cuando su vida se apagó repentinamente, de sopetón… Pancho Oddone fue una persona afortunada gracias a varios regalos que le hizo la naturaleza. Este genial híbrido de las letras -siempre se debatió entre el periodismo y la literatura-, nació con varios dones que le ayudaron a tener éxito a lo largo de su vida: era versátil, creativo, gracioso, encantador e inteligente, muy inteligente.

Estuve a su lado algo más tres años, desde que iniciamos -junto Pepito Morínigo, René Báez, Luis Campos, Javier Pirovano y el paí Oliva- aquella loca y desmadrada aventura de salvataje denominada diario EL DÍA, en la que me impresionó su facilidad para escribir de cualquier tema con una pertinencia, una pasión y un sentido del humor fuera de lo común.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Admiro y admiraré su capacidad para armar buenas historias. Para ejercer ese periodismo sólido, consistente, que deja poso reflexivo y responsable, tan poco usual hoy. En la radio bordaba las entrevistas y en las columnas y piezas de opinión era memorable. En este género podía emplear a fondo todos sus enormes recursos, su talento literario, su curiosidad, su inmensa cultura, su cálida ironía y, sobre todo, su conocimiento de lo que impulsa, conmueve y atrapa al lector.

Atesoro en mi imaginario -no podría ser de otra forma-, aquellas largas charlas nocturnas en la terraza del apartamento en De las Residentas donde, entre caldos de escocia y comidas bohemias, ideábamos al mejor estilo de "El sueño de una noche de verano", los proyectos periodísticos más rocambolescos pero que hoy se han hecho realidad. En aquellas pláticas Pancho dudaba, se juzgaba con severidad, se probaba cada vez que escribía y fue así, de esa manera, como quien no quiere la cosa, que se convirtió un poco en mi maestro.

Pero además de este, hay otro Pancho Oddone que no quiero olvidar. Un Pancho Oddone pintor, bromista, aventurero, bon vivant excesivo, que sabía de la necesidad de aprovechar la vida y que tras una ficticia máscara de no tomarse las cosas muy a pecho era pura sensibilidad, ternura pura e integridad. Dondequiera que esté, descanse en paz Manuel Oddone Moroni -Pancho Oddone-.

Etiquetas: #obituario

Déjanos tus comentarios en Voiz