"Oh, Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia", dijo el Sumo Pontífice al cierre de la ceremonia.
Decenas de miles de personas se reunieron en el Coliseo para seguir el camino que reproduce las estaciones recorridas por Jesucristo antes de ser crucificado.
El Vía Crucis del Viernes Santo, que tuvo lugar tres días después de los ataques terroristas de Bruselas y en el marco de crecientes temores de que se produzcan más incidentes en Europa, contó con un fuerte operativo de unidades antiterroristas y fuerzas especiales.
Quienes estuvieron a cargo de la organización habían pedido que los asistentes acudieran con bastante anticipación al predio para permitir chequeos de seguridad. La asistencia, según un comunicado de la policía, "superó las expectativas" y los controles pudieron ser llevados adelante con calma.
En este contexto, el papa también dirigió sus palabras contra quienes se lucran con las armas.
"Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los poderosos y en los vendedores de armas que alimentan los hornos de la guerra con la sangre inocente de los hermanos", clamó.
El Sumo Pontífice se detuvo también en la situación que viven los migrantes en su intento por llegar a Europa y criticó la falta de sensibilidad en las sociedades que los reciben.
"Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro Mediterráneo y en el Mar Egeo convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada", señaló.
Entre quienes portaron la cruz hubo una mujer de Paraguay, otra de Bolivia, una familia de Ecuador y personas de China, Kenia, República Centroafricana y Siria.