El presidente estadounidense Barack Obama comenzó ayer domingo su visita histórica a Cuba, uno de los últimos bastiones del comunismo y país con el que desea pasar la página de más de cinco décadas de fuerte antagonismo. Se convirtió así en el primer presidente de Estados Unidos en 88 años en pisar suelo cubano.

Obama llegó a La Habana para iniciar una histórica visita de dos días que sellará el proceso de acercamiento con el gobierno de Raúl Castro. El Air Force One, el avión presidencial estadounidense con el que Obama viajó acompañado de su esposa Michelle, sus hijas Malia y Sasha, y su suegra Marian Robinson, aterrizó ayer a la tarde en el Aeropuerto Internacional de La Habana.

Obama y su familia fueron recibidos en el aeropuerto por el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez; Josefina Vidal, directora de Estados Unidos en la Cancillería cubana; el embajador de Cuba en Washington, José Ramón Cabañas, y otros funcionarios cubanos.

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También lo esperaban diplomáticos estadounidenses, entre ellos el máximo jefe de la embajada de Washington en La Habana Jeffrey DeLaurentis.

Sus objetivos son por lo menos dos: encontrarse con el pueblo cubano y consolidar la nueva relación con el presidente Raúl Castro, en la senda del espectacular acercamiento iniciado en diciembre del 2014.

La visita, que se extenderá hasta el martes, cuando seguirá viaje a Argentina, servirá también para que Obama refuerce la imagen de un Estados Unidos diferente al que por décadas promovió intervenciones y consideró a América Latina como su patio trasero.

Y en el último año de su segunda presidencia, Obama debe asegurarse de que sus avances con Cuba no puedan revertirse, sea quien sea el que le suceda en la Casa Blanca el año próximo. Algunos turistas presenciarán el acto oficial.

Un gesto para tratar de reforzar la nueva relación será la reunión que sostendrá en la propia Habana con un grupo de disidentes, impensable hasta hace poco tiempo.

También su anuncio de que en la reunión que tendrá con Raúl Castro hoy lunes abordará sin ambages el tema de los derechos humanos; y de parte de Cuba, su decisión de transmitir en directo el discurso del presidente estadounidense.

Aunque no puede anular el embargo económico contra Cuba vigente desde 1962, pues es una atribución del Congreso que domina actualmente la oposición republicana, Obama se ha cuidado de dar señales también en ese sentido y con sus poderes presidenciales ha decretado una serie de medidas de alivio a las restricciones.

El levantamiento del embargo, que cada año es solicitado por Naciones Unidas, es también la principal demanda de Cuba, que le atribuye buena parte de sus penurias económicas.

Ante la llegada del mandatario estadounidense existe la oposición de la izquierda.

Y, según Obama, décadas con esa misma política frente a la isla han demostrado su poca eficacia.

Según la Casa Blanca, está descartado un encuentro de Obama con el líder Fidel Castro, alejado del poder desde el 2006 por motivos de salud. Obama llega a Cuba cuando falta un mes para el Congreso del Partido Comunista, único en Cuba y que decide la cúpula de mando.

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