En medio de la mediatización global de la crisis política en el Brasil, gracias al Internet y al debate generado en distintas redes sociales, surgieron varias publicaciones con sendas declaraciones, casi proféticas si se las considera desde la perspectiva actual, atribuidas a la notoria "Dama de Hierro" de Gran Bretaña, Margaret Thatcher.
Una de ellas, resalta la dilapidación de los recursos de los Estados cuando sus administraciones caen en manos de personajes o grupos que, esgrimiendo el llamado socialismo como política de gobierno, hasta terminan arruinando la riqueza de todo un país o, en el mejor de los casos, obstaculizando por décadas y décadas el desarrollo socioeconómico sustentable de las naciones.
"Ellos (los socialistas) siempre gastan todo el dinero de los otros. Es una característica de ellos. Después, empiezan a nacionalizar todo, y a la gente no le gusta que haya más y más nacionalización…() Ellos reducen progresivamente las opciones disponibles para la gente común."
Esas fueron las palabras de la señora Margaret Thatcher (1925-2013), Primer Ministro de Inglaterra desde 1979 hasta 1990, que fueron vertidas durante una entrevista concedida al Thames TV, con Llew Gardner, el 5 de Febrero de 1976, un año después de que hubiese ganado el liderazgo del entonces opositor Partido Conservador y tres años años de que se conviertese en Jefe de Gobierno.
Y hay más:
- Las Naciones que han buscado la igualdad, como los países de la Cortina de Hierro, terminaron sin igualdad y sin libertad. En cambio, las naciones como las nuestras que en el pasado buscaron la libertad como un objetivo fundamental, extendiéndola a todos, terminaron con libertad, dignidad humana y muchas menos desigualdades.
- La libertad es fundamental. Libertad, dignidad humana, un alto estándar de vida. Y, firmemente, creo que la gente (en Inglaterra, en ese entonces) está empezando a darse cuenta que no tendrá nada de eso a menos que exista un sector empresarial privado de peso.
- Las dos cosas van juntas. Libertad económica con libertad política. El socialismo reduce la libertad de la gente común y eso importa.
Trece años después de esas declaraciones, colapsaba la Unión Soviética y, con su caída, un vendaval de libertad sacudía a la Europa del Este. También en Latinoamérica comenzaban entonces a sentarse los cimientos de los gobiernos democráticos, hasta que, a partir de inicios de 1996, se comenzó a hablar del socialismo del Siglo XXI.
Varios gobiernos latinoamericanos blandieron ese estandarte. Hugo Chávez, en Venezuela, desde 1999, y su sucesor Nicolás Maduro hasta la fecha. Evo Morales en Bolivia desde el 2005. Néstor Kirchner y Cristina Fernández, en Argentina, desde el 2003, el primero, y hasta el 2015, la segunda. Lula Da Silva, en Brasil, desde el 2003 hasta el 2010 y su sucesora Dilma Rousseff, hasta el presente.
Pero, por la dimensión que alcanzó la crisis política en Brasil, precipitada por la corrupción y la coyuntura económica, la situación en el vecino país le resta espacio mediático a otras realidades sociales latinoamericanas, a otras naciones que también experimentan momentos críticos en la actualidad a consecuencia de gobiernos dilapidadores o que sobreviven bajo gobiernos arropados con pieles de cordero.