La policía dispersó el viernes con bombas de ruido y chorros de agua a unos 150 manifestantes antigubernamentales que acampaban desde hacía casi dos días en el centro de São Paulo, horas antes de un acto de partidarios del gobierno de izquierda de Brasil. Medios locales informaron que la carga habría sido contundente. Apostados frente al enorme edificio de la central patronal FIESP –que iluminó su fachada con el verde y amarillo de la bandera brasileña atravesada con una franja negra en la que se lee "Renuncia ya"–, miles de manifestantes se reunieron para pedir la salida de la presidenta Dilma Rousseff y de su nuevo ministro, Lula Da Silva.
Movilización de los partidarios del gobierno
El gobernante Partido de los Trabajadores (PT), la Central Única de Trabajadores (CUT) y diversas organizaciones sociales sacaron a sus partidarios ayer en varias ciudades de Brasil, para apoyar a la presidenta Rousseff, y a "Lula". La izquierda brasileña hizo una demostración de fuerza para resistir a la embestida política y judicial contra la presidenta, poniendo a prueba la movilización de sus bases, 5 días después de una protesta opositora que sacó a tres millones de personas a la calle.