Por Augusto Dos Santos
Quelonios. La mañana del 25 de junio del 2013, entrevistado por un medio, Alfredo Luis Jaeggli dijo: "ser senador es tocar el cielo con las manos". Y posiblemente el exceso de trabajo apoltronando nubes o afinando arpas y laúdes, es lo que provoca la terrible dificultad de muchos congresistas para dedicarle tiempo a su verdadera tarea.
En la semana que se cierra, el polémico, astuto y estratégico senador Silvio Ovelar dijo que postergaban el estudio del proyecto de Hidrovía porque no tuvieron tiempo de leerlo. Se comprendería ese argumento si el proyecto del Ejecutivo se hubiera remitido el día anterior y constara de 700 páginas. Pero no. Fue remitido el 30 de julio del 2015, hace ocho meses, ya obtuvo 6 dictámenes a favor ¡y tiene tres páginas! Si calculáramos el tiempo que les lleva leer un documento, nos repleantaríamos el falso juzgamiento a la lentitud de los quelonios o tortugas, pues tendríamos que les llevó dos meses y 20 días leer cada página.
Con las inmensas carencias que tenemos en términos de institucionalidad y por sobre todo de recursos: la expresión "no tenemos tiempo" debería desaparecer, más aún del Congreso, cuyos miembros –todo el mundo sabe– destinan inmensa cantidad de tiempo a sus tareas partidarias.
Quirópteros. Los murciélagos fueron una gran inspiración para los radares, basados en el disparo de microondas. El incidente de IRP sirve para que el Gobierno asuma que tiene algo que aprender del fascinante vuelo de estos quirópteros que, gracias al ultrasonido, se anticipan al futuro y evitan choques que le provocarían golpes y heridas. Para ello son útiles el diálogo con actores específicos, los estudios de impacto de las futuras medidas, la concertación y hasta los eventos como seminarios, etc., para medir las temperaturas antes de avanzar. A veces es imprescindible avanzar aún en un escenario hostil, pero es importante –en todos los casos– saber qué reacciones generarán determinadas medidas. Finalmente el propio Cartes tuvo que sacar las castañas del fuego.
Hienas. Los leones rodean al feroz búfalo y esperarán el momento de atacar para trenzarse en una lucha donde todos los valientes contendores saldrán heridos. Bueno, no todos. Las hienas estarán a prudente distancia esperando que todo acabe para quedarse con las vísceras. Esta imagen vino a la mente al observar el febril entusiasmo de algunos senadores por "salvar" a tres miembros de la Corte del juzgamiento y la destitución. Salvar a un ministro es un enorme negocio que abre las puertas para innumerables favores y para apadrinar un paquete de cuestiones que se pueden destrabar en lo alto de la Justicia. Es verdaderamente lamentable cómo se juega con los momentos cruciales desde la miserabilidad de los intereses personales.
Suricatas. Estos pintorescos animales inmortalizados en el Rey León que viven en el desierto de Kalahari, tienen el don del ojo avizor, a pesar de su pequeña dimensión. Miran lejos, omañá mombyry, lo cual es importante para todos en vísperas de esta Semana Santa que, así como están las cosas, tendrá dos componentes esenciales: sopa paraguaya y conspiraciones.