"Paraguay desarrolló una industria lícita para el tráfico de armas. Se crearon empresas que importan armas de uso civil y las comercializan legalmente pagando impuestos. Pero parte de ellas terminan en manos del crimen organizado. Con la Dimabel se desarrolló un sistema para desalentar el uso de empresas lícitas", dijo ayer el propio ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), Luis Rojas, en una conferencia de prensa en la que expusieron algunos de los armamentos que fueron incautados en la casa del barrio Villa Aurelia.

Hoy, todos los ojos se centran en el empresario Carlos Federico León Ocampo, propietario de la firma Comtecpar SA, ganadora de licitaciones por valor de G. 41.001 millones entre el 2010 y el 2014 para la compra de armas y equipamiento militar para instituciones del Estado. León Ocampo fue detenido por los investigadores. En la incautación del pasado miércoles cayó Sebastián Ferreira Olmedo, quien estaba encargado de la custodia de estos armamentos.

Paraguay viene siendo un punto central en el comercio ilegal de todo tipo de productos que se mueve en la región a gran escala. En un informe elaborado por el Instituto de Desenvolvimiento Económico de Frontera (IDESF) en el 2015 –una organización brasileña que hace años trabaja estudiando el comportamiento del comercio en frontera– se menciona que Paraguay es uno de los principales corredores de productos ilegales que se trafica entre Bolivia, Brasil y nuestro país.

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El documento señala que la frontera brasileña de Mato Grosso do Sul con el gran Chaco –que incluye territorios de Paraguay y Bolivia– es la zona de libre tránsito para las mercaderías de contrabando, que de acuerdo al grado de importancia van desde cigarrillos, medicamentos, drogas y armas.

El negocio en la primera década del 2000 fue el tráfico de armas desde Bolivia a Brasil pasando por Paraguay. Principalmente, aquellos armamentos de guerra. En el 2001, la Fiscalía boliviana inició una investigación por el robo de armas desde las propias oficinas militares. La pesquisa involucró a Carlos León Ocampo, el empresario paraguayo que hoy justamente aparece en esta nueva investigación por el arsenal de armas encontrado en Asunción.

En agosto del 2008, una intervención policial militar en una favela de Río de Janeiro, Brasil, para enfrentar a grupos narcos que controlaban la zona, terminó con una serie de arrestos, muertes y con la confirmación de algo que ya se sospechaba en ese entonces; la utilización de armas militares bolivianas por parte de los narcos de la favela. En aquel entonces, se descubrieron que 9 metralletas de alto calibre con la insignia de las fuerzas armadas bolivianas estaban en poder de los criminales. La situación desató incluso una cuestión diplomática entre ambos países, y las investigaciones que después confirmaron que la ruta utilizada para el traslado de estas armas era la ruta paraguaya.

Las investigaciones fiscales y militares que se hicieron, tanto en Bolivia como en Brasil, confirmaron que efectivamente la ruta utilizada para el traslado de las armas era Paraguay. Los motivos, según las pesquisas, es que el control es prácticamente nulo y en todo caso, el paso del cargamento se puede arreglar con jugosas "coimas" en los puestos de control.

"Bolivia comparte una frontera de 3.100 km con Brasil y de 738 km con Paraguay, lo que convierte al país alto andino en lugar de tránsito y triangulación de diversas sustancias ilícitas, como armas de fuego, drogas y persona", reza a su vez un informe elaborado por la Oficina Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (Unlirec), ya en el 2011.

A su vez, el IDESF señala, en una recopilación de datos más reciente, que desde el 2012 hasta el 2015, las fuerzas militares brasileñas se incautaron de un total de 233 armas de todo tipo que se intentó ingresar en forma ilegal desde Paraguay al territorio brasileño. Desde el lado paraguayo, el director de Aduanas, Nelson Valiente, confirmó ayer a La Nación que se hacen varias incautaciones de armas por mes, pero dijo que se tiene que hacer un informe pormenorizado para determinar las estadísticas.

Un operativo realizado por la Policía Federa del Brasil a mediados del 2014, conocido como "Operación São Domingos", desbarató una banda criminal que operaba desde Río de Janeiro y que comercializaba drogas y armas desde Paraguay, distribuyendo las mercaderías por varias zonas del Brasil. Aquel operativo terminó finalmente con 35 personas procesadas, entre ellas, importantes cabecillas de los grupos criminales como Lenildo da Silva Rocha, uno de los líderes del tráfico de armas entre Paraguay y Brasil y miembro del grupo narco Comando Vermelho.

Sin producir una sola pistola, Paraguay registra una alta tasa de tenencia de armas, que llega a una por cada 17 habitantes según datos de la Dirección de Material Bélico (Dimabel), que depende del Ministerio de Defensa. Según las cifras oficiales de importación de armas, en nuestro país ingresaron 131.257 armas de uso civil en los últimos 5 años, de acuerdo a esta institución militar. En esa misma línea, oficialmente, Paraguay registra una importación total en equipamientos militares por valor de 25 millones de dólares (G. 143.533 millones), conforme a la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP). No obstante, un informe de Amnistía Internacional revela que cerca de 700 mil armas ilegales corrían por el mercado negro paraguayo ya en el 2012.

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