Sus restos reciben honores en El Cabildo y serán sepultados en Última Altura, su refugio personal en el Km 93 de la ruta que une Paraguari con Piribebuy.
En ese sitio, Villagra Marsal construyó su casa de madera y piedra que llenó de libros y de historia; y donde se sentaba a escribir poemas y textos.
"Nos queda lo que ha hecho durante su vida" (Renée Ferrer, Escritora)
Un poema dice "…lo que duele de la muerte es no tener ya intermediarios…". Y es verdad, aunque para el que cree que la muerte es un portal hacia una dimensión intuida e ignorada a la vez, la partida es una separación temporal. Lo que nos queda es lo que Carlos Villagra Marsal ha hecho durante su existencia.
Quiero destacar su labor en Alcándara Editora. Los cinco años de publicación mensual durante los cuales se llegó a sumar 60 títulos, lo que equivale a lograr un corpus de la poesía paraguaya, donde, ciertamente "no están todos los que son, pero son todos los que están". La poesía paraguaya tuvo en él un mentor que se ocupó de reunir en esa colección de Alcándara las voces poéticas de antes y entonces. Lo despedimos pues con el convencimiento de que enriqueció a la
comunidad cultural del Paraguay y a sus habitantes con su obra, su vasta cultura, su entrega a los demás, su pasión por la literatura y por la vida.
"Enluta las letras paraguayas" (Osvaldo González Real,Crítico y escritor)
Recordando a Carlos, podemos decir que, además de ser un gran poeta y ensayista, fue el editor de la serie Alcándara y de las primeras ediciones de Napa, con Rivarola Matto. Gracias a él se pudo conocer la obra de muchísimos escritores paraguayos (algunos inéditos) como fue, mi caso. Villagra Marsal publicó (en Alcándara) mi libro "Memorias del exilio" y en Napa mis cuentos de literatura fantástica, por primera vez.
También publicamos juntos traducciones de poetas griegos como: Cavafy, Elytis y Seferis. Por otra parte, él prologó mis libros "Anticipación y Reflexión" y "Memoria del exilio".
Carlos fue conocido también por sus artículos sobre la "etnococina guaraní", por sus programas culturales de radio guaraní y por sus funciones diplomáticas, como embajador, haciendo conocer nuestra cultura a países de América.
Después de mudarse a Última Altura su vida tomó un giro ecológico y escribió aquel famoso poema "Beatus Ille" donde celebra, en sus versos, "El aire seco de la serranía/ El agua primordial de las nacientes/ El fuego del hogar"/ y al final nos dice: Qué más puedo pedir. La muerte de Villagra Marsal, enluta las letras paraguayas.
FUENTE: Espectáculos La Nación.