Jack y Rose, para la gente. Pero Leonardo DiCaprio y Kate Winslet (ganadora del Oscar a Mejor Actriz 2009 por The Reader) son mucho más que esos personajes que hasta hoy la gente emula cuando tiene la oportunidad de pararse en la proa de un barco. Los "cómplices y todo" fueron el centro de atención durante la 88 gala de los Academy Awards, galardones concedidos por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de los Estados Unidos de América.

Por Natalia Santos (nataliasantos@lanacion.com.py).
Leo y Kate. Foto: Christopher Polk/Getty Images/AFP[/caption]

Leonardo DiCaprio ganó su primer Oscar. Eso lo sabe el planeta entero (De hecho de la Tierra se acordó en su discurso de agradecimiento). Hay quienes adjudican esto a una enorme campaña de marketing, otros a la presión del público y los demás al gran talento del intérprete cuya primera nominación a los premios de la Academia fue por ¿A quién ama Gilbert Grape?, en 1993.

Lo cierto es que durante la ceremonia, todas las miradas estaban sobre él y sus reacciones; sobre él y la buena actuación que tendría que desplegar si una vez más se le escapaba la estatuilla dorada.

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Tal era la euforia global que incluso la misma organización puso a un hombre disfrazado de oso -en alusión a una escena de El Renacido- a aplaudirlo desde la platea. Los memes no pararon ni después de su discurso.

El abrazo de la noche. Leonardo DiCaprio -ganador del Oscar- y Kate Winslet. Foto: Christopher Polk/Getty Images/AFP.[/caption]

Mantener la compostura no habrá sido fácil. Pero ella estaba allí. Su amiga (candidata a un Oscar a Mejor Actriz de Reparto por Steve Jobs), la de siempre: Kate Winslet. La que le acompaña, le alienta, le admira y le agradece hasta cuando es ella la que gana los premios. Kate, la que no le salvó de morir en las heladas aguas que rodeaban al Titanic -película con la que ambos conocieron el calor de las masas-, la que fue su esposa en Revolutionary Road; sostuvo su mano, le guiñó el ojo, lo abrazó y lloró cuando a él le entregaron esa presea que le había sido tan esquiva.

Todos querían tomarles fotos. Todos querían capturar en imágenes esa complicidad infinita de dos artistas que se conocieron en el plató y cuyo vínculo -más poderoso que los muchos affairs que colman a la frívola Hollywood- trasciende la ficción para hacerse una muy real y fraterna conexión humana.

Todas las cámaras sobre ellos y su abrazo. Foto: Kevin Winter/Getty Images/AFP[/caption]

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