Por Roberto Izurieta

Catedrático de la George Washington University

Donald Trump y el Senador Sanders son muy distintos políticamente pero ambos representan el triunfo de la insurgencia: cada uno en su esquina ideológica. La elección de New Hampshire es de las más interesantes en este proceso electoral de las elecciones internas de los partidos demócratas y Republicano porque permite votar a los ciudadanos independientes (no afiliados a ningún partido) y los independientes se manifestaron en números récords dando una enorme ventaja a Trump y Sanders: la insurgencia.

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Trump es un insurgente contestario y agresivo; Sanders es un insurgente idealista y pacificaste. Pero ambos son insurgentes en su propia arena política. Sanders es un Senador que ha estado en el Congreso de los EUA casi toda su vida pero, sin embargo, representa la reacción contra la política de Washington porque desde allí siempre fue un contestario de ese poder. Asimismo, Trump es un millonario que expresa el descontento de la influencia ilimitada del dinero en Washington (al igual que Sanders) de la cual Trump claramente dice que se ha beneficiado. Trump financia casi toda su campaña con sus propios recursos y la de Sanders gracias a más de tres millones de contribuyentes que han dado en promedio de alrededor de US$ 30.

Ambos representan el cambio en la política y en la forma de hacer política.

Sanders escandaliza a los ricos al proponer que el seguro médico universal y la educación universitaria gratuita deban ser financiada por Wall Street. De la misma manera Trump escandaliza a los progresistas al decir que no dejaría entrar a musulmanes, que construiría un muro en la frontera con México y que bombardearía ISIS hasta acabarlos. Ambos, en sus distintas formas y posiciones escandaliza a todos aquellos que hemos analizado y practicado la política toda nuestras vidas: y ese es su éxito.

Trump y Sanders dicen lo que piensan y hablan lo que sienten. Son transparentes y a veces nos escandalizan diciendo cosas que no se deben/pueden decir. En ambos casos sabemos exactamente lo que cada uno piensa y porque quieren ser presidentes. Y la confianza es el activo más grande de la comunicación política (y por lo tanto de las elecciones). La gente vota por emociones y la confianza y el miedo son las dos emociones más poderosas en una elección. Sanders utiliza una y Trump ambas.

Hillary Clinton es la candidata "perfecta": tiene una carrera política llena de experiencia, conoce los problemas de Estado a profundidad y tiene propuestas elaboradas por los mayores expertos en cada una de las áreas. Pero no inspira confianza. Casi nunca se sabe lo que Hillary Clinton realmente piensa y siente. Esta todo programado y muy bien calculado.

Cuando HC dio su discurso luego de haber ganado (con menos del 0.5%) en Iowa, nos dijo que era igual de progresista que Sanders. Olvidándose que la televisión no se escucha, sino que se ve. La imagen que Hillary Clinton proyectaba era una imagen de poder y es exactamente contra ese poder que los votantes están rechazando. Bill Clinton es muy popular dentro de los Demócratas, pero la imagen que proyectaba Hillary y Bill Clinton en su discurso de Iowa (el mas visto en este proceso electoral) era la imagen de una "pareja de poder". Hillary usaba un vestido que claramente parecía costar miles de dólares y usaba joyas ostentosas pero decía que era progresista. En televisión lo importante es lo que se ve y no lo que se escucha (para escuchar esta la radio). Trump usa sus trajes abiertos con una corbata que pasa su pantalón y Sanders utiliza camisas compradas claramente en Outlets. La imagen que proyectaba HC era de poder: la imagen de Sanders y la de Trump era de insurgentes.

Un hombre rico puede ser contestario cuando de muchas formas no se comporta formalmente como un hombre rico. Trump parece más bien un "nuevo rico" que esta ahí en Manhattan para cuestionarles a los ricos tradicionales y formales que son la expresión popular del abuso de poder. Trump es ese rico que las mayorías quisieran ser porque saben que no serian bienvenidos en sus cocteles y reuniones por no ser miembros oficiales y antiguos del club de los ricos. Trump tiene atrás de él una aura de triunfo que hará con los EUA lo que hizo con su dinero: crear fortuna y poder. Ofrece empleos porque que los ha creado. En tal sentido, al igual que Obama en su momento, ofrece esperanza.

Ahora vienen las asambleas partidarias (caucuses) de Nevada y las elecciones en Carolina del Sur, Estados ya de un tamaño mas grande y con un electorado mucho mas representativo del electorado nacional con más hispanos y afroamericanos. Pero con una gran ausente: los independientes no pueden votar en esas primarias. Por eso, seguramente, Trump y Sanders no lograran el triunfo que han logrado en Iowa y New Hampshire pero si las elecciones internas lo permitirían, lo más probable es los votantes independientes acudirían a votar ahora y en las elecciones generales de noviembre para expresar su rechazo al "poder constituido". Pero eso muy probablemente no sucederá.

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