Susto, miedo e incertidumbre se vivieron el 2 y el 3 de febrero de 1989, cuando se realizó el golpe de Estado al entonces presidente de la República, Gral. Alfredo Stroessner, quien estuvo 35 años en el poder. Tanques, disparos y gente gritando era el escenario que se podía observar en ese momento, en el que se buscó terminar con un régimen dictatorial e iniciar una nueva era democrática.

Algunos de los trabajadores de prensa que tuvieron la tarea de cubrir ese episodio, Jorge Brítez, César Villalba y Luis Fernández, todos del desaparecido diario Noticias, compartieron con el diario La Nación su experiencia, qué le marcó del hecho y una evaluación de si valió o no la pena el golpe y el derramamiento de sangre.

Jorge Brítez, reportero gráfico, manifestó que se encontraba saliendo de la facultad e iba rumbo al medio de comunicación cuando se enteró de lo que sucedía. Al llegar al diario, Brítez fue designado para realizar la cobertura de los hechos. Una vez afuera, indicó que vieron un grupo de tanques y fueron tras ellos. Al momento en el que quiso tomar una fotografía, fue apuntado por uno de los militares que estaban a bordo del tanque con dirección a la Escolta Presidencial, donde se encontraba el Gral. Stroessner. "Me miraba de una manera como diciendo, sacas la foto y te disparo", recordó entre risas.

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Manifestó que uno de los hechos más sorprendentes fue cuando en un momento dado, estaban cubriéndose de la balacera bajo unos arbustos para posteriormente resguardarse en el predio de una clínica. "Llegaron al lugar unos militares con intenciones de usar el vehículo del diario. Lo que nosotros no sabíamos es que querían transportar a los heridos", señaló.

Brítez añadió que se arrestó a una cantidad importante de militares, provenientes del Liceo Militar Acosta Ñu, alzándolos a un camión tumba del que posteriormente "no se supo su paradero". Los mismos acudieron al lugar "para brindar ayuda a los amigos de Stroessner".

En cuanto al golpe, expresó que valió la pena, pero que todavía queda esa cultura de que "el propio paraguayo le quiere 'cagar' al compatriota, habría que hacer más y hablar menos, no se aprovechó el cambio en favor de la democracia".

Por su parte, César Villalba, también reportero gráfico, señaló que se encontraba en el diario, donde ya se sentía "un ambiente distinto". Una vez en la calle, durante el recorrido que realizaron, Villalba precisó que había muchos soldados "cubriéndose detrás de árboles de naranja" y otros "cuerpo a tierra".

Luego se produjo un apagón, por lo que rápidamente buscaron refugio en una de las casetas del Club Olimpia, sobre la avenida Mariscal López. "Se escuchaban disparos, se veían árboles caídos, gente que gritaba, en un momento dado, salimos con las manos arriba, gritando que éramos de la prensa para evitar que nos hagan daño. Mientras, al lado nuestro, soldados estaban rociando con balas el Escolta Presidencial", manifestó.

En cuanto a Luis Fernández, periodista, indicó que se encontraba en su casa, en compañía de su esposa, cuando escuchó los disparos y las sirenas de los tanques que estaban pasando. "No había un alma en la autopista, recibíamos llamados internacionales que querían saber qué es lo que estaba sucediendo", recordó.

Manifestó que pudieron observar a soldados en estados de shock, a una mujer muerta detrás del Batallón, entre otros hechos. Expresó que en la tarde del 3 de febrero, una vez culminado el golpe, regresó a su casa como "un hombre feliz, porque al fin habría un cambio de Gobierno en el país", luego de vivir prácticamente toda su vida bajo el régimen estronista.

FRASES

“Me miraba de una manera como diciendo, sacas la foto y te disparo” - Jorge Brítez “Salimos con las manos arriba, gritando que éramos de la prensa” - César Villalba “Recibíamos llamados internacionales que querían saber qué es lo que estaba sucediendo” - Luis Fernández

Juan Pastoriza, periodista

"Un coche estacionado explotó frente a nosotros"

"Muchos recuerdos vienen a mi memoria, sobre todo el hecho de haber sido partícipe de uno de los acontecimientos claves de la historia reciente de nuestro país, y como periodista haber tenido una suerte de bautismo de sangre, porque sin querer me convertí en una de las voces, creo que casi la única, de trasmitir, en vivo y en directo, los enfrentamientos que significaron el fin de la dictadura. Cumplí la misión desde mi puesto de locutor de turno, de radio Cáritas.

Entre los hechos que me marcaron, puedo citar que fuimos atrapados con nuestro chofer del móvil, en medio de fuego cruzado de ambos bandos, en la zona candente y en el momento crucial del combate. Un coche estacionado explotó como consecuencia de un proyectil, delante nuestro. Y lo más impresionante, toda la planta alta de una casa también estalló a pocos metros de nosotros. Y, cuando un avión Xavante, con las luces de guerra prendidas, estuvo a punto de bombardearnos, nos tiramos cuerpo a tierra. Nuestro móvil era el único con luces.

Durante el recorrido, observamos muchos cuerpos destrozados, sobre todo de soldaditos sin experiencia. Creo que cumplí con un deber que todo periodista de ley o código tiene, y si bien muchas cosas no han cambiado, aquello era como salir a exponer la propia vida por la libertad ciudadana. Lo haría de nuevo".

AÑO 1989

Jueves 2 de febrero

17:00 aprox.: El general Alfredo Stroessner se encontraba en la residencia de uno de sus colaboradores más leales, el coronel Feliciano "Manito" Duarte, presidente de Antelco en ese entonces.

19:30 a 20:00 aprox.: Stroessner se dirigía a la vivienda de Ñata Legal, su pareja y madre de dos de sus hijas. Hasta allí también se trasladaba la tropa del 1er. Cuerpo de Ejército, con el objetivo de detener a Stroessner y evitar muertes. El general se escabulló y fue a refugiarse en el Batallón Escolta Presidencial.

22:00 aprox.: Se escuchan los primeros disparos en la capital del país. El 1er. Cuerpo, al mando del general Andrés Rodríguez, consuegro de Stroessner, atacó el Batallón y el Cuartel General de la Policía.

22:30: Se interrumpieron las transmisiones televisivas y las emisoras de radio solo difundían música. Efectivos militares ocuparon los medios de comunicación.

Madrugada: El combate se centró en el Batallón Escolta Presidencial y duró 8 horas aproximadamente.

Viernes 3 de febrero

07:30 a 08:00 aprox.: Rodríguez anunció la rendición de Stroessner, que fue detenido y conducido al Primer Cuerpo de Ejército. Según cifras extraoficiales, el enfrentamiento dejó 200 a 250 muertos.

Tarde: Rodríguez juró como Presidente Provisional del Paraguay.

Domingo 5 de febrero

Tarde: Alfredo Stroessner y una reducida comitiva partieron rumbo a Brasil, donde le concedieron asilo político provisional.

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