El Servicio de Emergencias del Hospital de Clínicas ha registrado en el año 2015 alrededor de 170 pacientes con diagnóstico de Accidente Cerebro Vascular (ACV) o ictus o como es conocido comúnmente, derrame cerebral.

El Dr. Alan Flores, neurólogo del Servicio, indicó que existen dos tipos: el ACV isquémico, que es el que se da por la obstrucción de un vaso; es una arteria que lleva sangre en el cerebro, entonces al ocluir el vaso se produce el infarto de un área o territorio cerebral y muere esa zona cerebral. La otra forma es el ACV hemorrágico, que es la rotura de una arteria, generalmente es una vena pequeña dentro de la cabeza que produce un sangrado en el cerebro. Del total de pacientes que acuden al Servicio, un 30% corresponde al tipo hemorrágico, que es un número preocupante para nuestro país.

Existen varias causas que provocan esta enfermedad, pero la más principal del ACV hemorrágico es la hipertensión arterial alta o mal controlada y sucede cuando hay un aumento importante de la presión en forma crónica, en algún momento se rompen algunos vasos a nivel cerebral y produce el sangrado.

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En el ACV isquémico o infarto cerebral los vasos se cierran por arteriosclerosis o por coágulos que se desprenden desde el corazón, viajan por la circulación y se colocan en alguna parte del territorio vascular cerebral: "En el caso isquémico se tiene una oportunidad brillante de tratamiento, si el paciente cumple algunos requisitos y si llega dentro de un periodo determinado, dentro de las cuatro horas y media de iniciado los síntomas y si es un ACV isquémico, cumple cierto requisito, se le administra Trombolisis con RTPA, que es un fármaco bastante costoso que aquí en el Hospital lo ofrecemos de manera gratuita al paciente; este medicamento puede restablecer la circulación, romper el coagulo que está obstruyendo el paso y puede hacer retroceder el ACV o que el paciente quede con secuelas mínimas, en lugar de quedar con una debilidad completa de la mitad del cuerpo izquierdo, podría tener descaecimiento del brazo o no quedar con secuelas, esto dependería a cómo responde el paciente el método", agregó.

Sobre el tratamiento, el galeno señaló que solo un 8 a 10% de los pacientes que llegan hasta el nosocomio son candidatos para recibir el procedimiento, ya que depende del tiempo o periodo de ventana, que comprende las cuatro horas y media, una vez iniciado los síntomas del derrame.

"Son muy escasos los tratamientos en el Hospital, puesto que los pacientes no llegan dentro del horario que nosotros llamamos período de ventana, que son cuatro horas y media luego de sucedido el ataque. Por lo tanto instamos a la gente a que reconozca los síntomas del derrame y venga con la mayor rapidez a consultar, para dar un tratamiento específico para mejorar su condición", expresó el Dr. Flores.

Entre los síntomas, el profesional mencionó la pérdida de fuerza en el brazo o la pierna, parálisis en la cara, dificultad para expresarse y caminar, pérdida de equilibrio, mareos, pérdida de la visión en uno o ambos ojos, entre otros.

Es importante resaltar que el accidente cerebrovascular se puede evitar con un buen control de la presión arterial, del colesterol y los triglicéridos; el tabaquismo también es un factor influyente que con el correr del tiempo colabora con la formación de la arteriosclerosis.

Llevar una vida saludable, que incluyan rutinas deportivas, buena alimentación y controles estrictos, más aún las personas adultas mayores de 45 años en adelante o pacientes con patologías cardiovasculares, es la mejor manera de evitar un ACV.

El Servicio de Emergencias del Hospital de Clínicas de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA cuenta con el tratamiento para los casos de Accidentes Cardiovasculares, en la Unidad de ICTUS, con médicos especialistas en neurología, quienes realizan la evaluación y tratamiento de estos tipos de pacientes.

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