Por Juan Carlos Zárate Lázaro
Doctor y máster en Administración de Empresas
La deuda externa de nuestro país al cierre del 2015 ascendía a más de US$ 3.900 millones, equivalente al 14% del PIB, la cual aparentemente continúa encuadrándose dentro de los límites no superiores al normal, pues según lo habían señalado organismos multilaterales que lo que habrá que cuidar es que no sea superior al 18%.
Por suerte hasta ahora al menos los costos financieros que llevan aparejado las transacciones que se han realizado ya sea vía préstamos de organismos multilaterales internaciones y/o vía emisión de bonos soberanos han sido razonables, pues como lo he leído en un artículo, si la FED llegare a decidir en los próximos meses un nuevo incremento en las tasas de interés se daría una amplia posibilidad de que un monto importante de dólares tengan que ir migrando de las economías emergentes hacia los EEUU, donde aparte de estar rindiendo mejores retornos por las inversiones estamos hablando de un país con una economía muchísimo más sólida, comparativamente con países de la región específicamente.
Aquí considero que uno de los aspectos más importantes que nuestras autoridades económicas deben tenerlo muy en cuenta es que estos préstamos tengan un uso eficiente, pues de nada vale que tengamos en caja de ahorros montos importantes aún no utilizados provenientes de emisiones anteriores de bonos soberanos y que probablemente nos estarían generando una tasa de interés negativa vs. los costos financieros que fueron pactados en su momento.
El hecho específico de que la cotización del dólar tenga una tendencia cada vez más alcista dentro de nuestro mercado de divisas, debido a factores exógenos y endógenos, quizás no estaría impactando tan negativamente en las arcas fiscales, dado que el gobierno no solo posee ingresos tributarios en guaraníes sino también en dólares, lo que hace como dicen los americanos se cuente con un razonable "hedge" en cobertura tanto del capital como de los intereses que van devengando estos préstamos.
Hoy día Paraguay es el único país de la región cuya calificación de riesgo tiene una tendencia positiva, lo cual es un punto a favor, pues de darse en los próximos meses el cumplimiento de los principales requisitos establecidos por las calificadoras de riesgos internacionales (incremento en obras de infraestructura, respeto al tope de la política fiscal, estabilidad macroeconómica e institucional), y que todo ello se vaya trasuntando en un nivel más sólido de nuestra microeconomía, de hecho nos estarían poniendo "a las puertas" de un potencial upgrade a nuestra calificación de solvencia, que nos permita alcanzar el anhelado grado de inversión, la que de concretarse en este 2016 independientemente de ser un espaldarazo para el país, nos permitirán poder seguir negociando con futuros potenciales inversionistas tasas de intereses competitivas para cuando volvamos a tener necesidad de una nueva eventual emisión de bonos soberanos.
Nada resulta fácil por supuesto, pero "la pelota está en nuestra cancha" y ya dependerá mucho de la "muñeca" con que tanto el sector público como privado puedan manejar en forma eficiente y eficaz lo que podría depararnos nuestro desarrollo económico en los próximos meses que hasta ahora al menos como lo ha señalado un periodista se lo ve bastante nublado.
En principio, y no es nada utópico las perspectivas preliminares de poder lograr este año un crecimiento económico a nivel regional no menor al 3%, aunque lo que ha señalado el ex ministro de hacienda de Chile Dr. Felipe Larraín de que no tenemos que seguir comparándonos con los demás países de la región en donde el crecimiento es casi negativo, sino con los de la alianza para el pacífico, para que realmente el mismo pueda ser sostenible y sustentable y que tenga "peso", pues aquí es como sucede en la escuela y en el colegio. No es muy complicado cuando uno es un alumno aplicado poder compararse con los que no estudian, sino para que los parámetros comparativos tengan sustento deberían serlo siempre con sus pares pues de lo contrario seria una comparación no aplicable entre aceite y vinagre.
El escenario económico a nivel tanto regional como de extrarregión en este 2016 no será nada fácil nuevamente, pues mientras nuestro país siga sustentando gran parte del peso de su economía en la exportación de materias primas siempre seguiremos expuestos a los efectos negativos de las volatilidades de precios en el mercado internacional.
Es por ello que definitivamente no podemos seguir hablando "in eternum" de la buena cosecha de soja en grano, ni de los buenos niveles de exportación de carne bovina, sino que tenemos que fortalecer nuestro lenguaje tradicional y empezar a hablar cada vez más y más de exportaciones de productos industrializados, con mercados diversificados y muy bien atomizados.
Ese será el verdadero día en que realmente podemos decir que hemos dado un muy buen paso al frente, pues no es la producción y exportación de materias primas las que fortalecen las economías de los países sino que es la palabra industrialización, la que realmente algún día nos estaría dando la verdadera membresía como país bendecido por Dios, en cuanto a la gran riqueza en recursos naturales que poseemos y que ya en pleno silo XXI todavía no hemos aprendido "a sacarle el jugo" como realmente corresponde y que se torna muy necesario dentro de este mundo globalizado, pero cada vez más complejo y competitivo.