Beirut, Líbano-AFP.

La organización Estado Islámico secuestró al menos a 400 civiles y mató a 135 personas en la ciudad siria de Deir Ezor, después de matar a más de un centenar de personas en esa localidad, la última atrocidad del grupo yihadista.

"Entre los secuestrados, todos ellos sunitas, hay mujeres, niños, familias y combatientes prorrégimen", dijo el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

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Las víctimas fueron secuestradas en Al Bgheliyeh, la periferia noroeste de Deir Ezor (este), y en las inmediaciones, para ser conducidas a regiones en poder del EI de la provincia del mismo nombre y de la vecina Raqa, según el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.

Este último teme que el EI "ejecute a civiles y convierta a las mujeres en esclavas sexuales, como ya hizo en el pasado".

El sábado, el EI lanzó una ofensiva de gran envergadura en varios sectores de Deir Ezor, conquistando en torno al 60% de la ciudad, aunque algunas partes y un aeropuerto militar cercano siguen bajo control del régimen.

Según el OSDH, las tropas gubernamentales y las del EI protagonizaron algunos combates intermitentes en el noroeste de la ciudad este domingo, mientras que Al Bgheliyeh fue bombardeada por la aviación rusa, aliada del régimen.

Antes del rapto masivo de civiles en esa localidad, los yihadistas habían matado al menos a 85 civiles y a 50 combatientes prorrégimen, la mayoría ejecutados, según la misma ONG.

La agencia oficial siria Sana denunció una "masacre" y evocó "300 civiles muertos".

De confirmarse este balance, se trataría de una de las peores masacres perpetradas en un solo día desde el inicio del conflicto en marzo del 2011.

Al EI, que aprovechando el caos en Siria se hizo con grandes territorios del país, se le atribuyen todo tipo de atrocidades - ejecuciones, secuestros, violaciones, limpieza étnica-, tanto en Siria como en Irak.

Acusado por la ONU de crímenes contra la Humanidad, el grupo ha perpetrado varias ejecuciones masivas en Siria en el pasado, entre ellas la de 900 miembros de la tribu de los Chaitat en Deir Ezor, que se opuso a los yihadistas en 2014.

Este nuevo baño de sangre se produce mientras las fuerzas prorrégimen de Bashar al Asad se enfrentan a los yihadistas en la provincia de Alepo (norte).

Los prorrégimen tratan de conquistar, con apoyo aéreo ruso, la ciudad de Al Bab, en manos del EI desde finales del 2013, tras haber retomado varias ciudades en los alrededores, y actualmente se encuentran a menos de 10 kilómetros.

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