Por Alex Noguera

Editor / Periodista

Richard Matheson fue un escritor y guionista norteamericano que sobresalió en los géneros de fantasía, ciencia ficción y terror. Hacia los años 50, ofreció a la literatura una angustiante historia llamada "Soy leyenda", en la que un hombre trata de sobrevivir en un mundo donde la humanidad se transforma en vampiros a causa de un virus. Una versión de la cinta original fue la que pudimos ver en el año 2007, protagonizada por Will Smith.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La primera versión de Hollywood se estrenó en 1971 con el nombre de "El hombre omega" (última letra del alfabeto griego), protagonizada por otro grande del celuloide, Charlton Heston, el mismo que vimos en más de 80 películas, como Ben Hur (1959) o Los diez Mandamientos (1956) y en tres episodios de otro tipo de humanidad devastada llamada "El planeta de los simios" (1968, 1969 y 2001).

Otro colosal guionista, el paraguayo Robin Wood, entre sus múltiples personajes de comics, cuenta con Mark, el humano que lucha en un mundo dominado por Mutantes y Destructores. Producto de la sicosis de la guerra fría y los vientos nucleares, Wood dio nacimiento a Mark, a quien siendo niño sus padres lo protegen dentro de un ataúd para que una letal nube de contaminación no lo afecte. Le inyectan un soporífero y tapan la caja, con oxígeno para tres días. Cuando Mark sale de debajo de la tierra se encuentra con que no todos murieron, sino que los humanos se transforman en seres horrorosos. Para la generación actual, una visión bastante parecida es la serie "The walking dead", que también está basada en un cómic, el de Robert Kirkman, solo que aquí el planeta está infestado de zombies o caminantes asesinos.

Resulta curioso notar que siempre los cataclismos mundiales ocurren en el gran país del norte y nunca en Sudamérica, quizá porque allá está la capital del cine.

Sin embargo, en este mismo instante se desarrolla un silencioso cataclismo bajo nuestros pies y nadie se alarma. Es real y no fantasía como las de Matheson o Wood, ya que un estudio científico (realizado por norteamericanos) informa que el Acuífero Guaraní, el tercero en tamaño de reserva de agua dulce del planeta, se está acabando. Pero no solo este, sino que 13 de los 37 acuíferos más grandes se están agotando. Los detalles son aterradores. Según el informe, se estima que el Acuífero Guaraní, que abarca desde Brasil hasta Argentina, "tiene un volumen de 30.000 km³, en tanto que las reservas explotables son de unos 2.000 km³/año, pero la recarga en los lugares en que aflora es de solo 5 km³/año".

Ni el mejor de los guionistas pudo imaginar semejante escenario: mientras que el agua potable se termina debajo de nuestros pies, en la superficie miles de humanos deben peregrinar y pasar la Navidad en refugios a causa de la inundación provocada por el desborde de los ríos.

Es que el clima ha enloquecido y protagoniza las mejores películas de desastres naturales en vivo y en directo. Y los gobernantes saben que con una camisa de fuerza no basta, por eso la reciente Cumbre de París y el compromiso de reducir las causas del efecto invernadero.

En uno de los capítulos de Mark aparece un payaso llamado Koko, que dice: "Prefiero estar loco. Es menos locura que estar cuerdo y mirar alrededor y ver esto que llamamos realidad. No. Yo quiero estar loco".

¿Que diría Koko si supiera que en el mundo real la humanidad llegó ya al extremo de vender aire puro embotellado? En China se produce este fenómeno a causa del alto nivel de contaminación de algunas ciudades, incluso recientemente Pekín emitió su primera alerta roja por contaminación del aire. Por eso, la compañía canadiense Vitality Air embotella aire de las montañas y lo vende a 23,99 o 27,99 dólares, según el origen y la calidad del producto. Y si eso pareciera poco, también informan que un restaurante de una ciudad llamada Zhangjiagang cobra US$ 0,15 a sus clientes como tarifa de aire limpio.

Déjanos tus comentarios en Voiz