Río de Janeiro, Brasil. AFP.

Brasil perdió este miércoles el grado de inversión a manos de una segunda agencia de calificación internacional, Fitch, un nuevo golpe para la presidenta Dilma Rousseff, amenazada de destitución. La decisión puede costar caro a la séptima economía del mundo, ya que muchos grandes fondos de capital no pueden invertir en países cuya deuda soberana es considerada especulativa por dos o más agencias calificadoras.

Siguiendo los pasos de Standard and Poor's, que a inicios de setiembre depojó a Brasil del título de buen pagador, Fitch argumentó que la decisión refleja "una recesión más profunda a la anticipada, continuos desarrollos fiscales adversos y una creciente incertidumbre política que puede socavar aún más la capacidad del gobierno de aplicar medidas fiscales para estabilizar la creciente carga de la deuda".

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La nota de la deuda soberana de Brasil fue rebajada de BBB- a BB+ y colocada en perspectiva negativa, indicando la posibilidad de un nuevo corte en el horizonte.

Malhumor para rato

"Buena parte de los fondos de inversión extranjeros ya salieron y deben haber tomado las medidas oportunas para protegerse de esta rebaja, que no ha sido ninguna sorpresa. Pero si hay algún fondo que continúa invirtiendo en Brasil puede que salga en las próximas semanas", dijo a la AFP André Perfeito, economista jefe de la consultora Gradual Investimentos en San Pablo.

Para Perfeito, el mayor impacto de la decisión de Fitch será "la continuidad del malhumor y del pesimismo en Brasil, lo que suma un ingrediente más a la tensa situación política".

Rousseff enfrenta un complejo cóctel que mezcla una contracción de la actividad, déficit fiscal, una inflación superior a dos dígitos y desempleo creciente.

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