Por Óscar Gómez

Ni Steven Spielberg lo hubiese escrito mejor y con más dramatismo. Todos los condimentos que se pueden presentar en un partido de fútbol, aparecieron ayer para que Olimpia festeje su título número 40 en el fútbol paraguayo, tan esperado como festejado.

Las dos oportunidades desperdiciadas, el "quiebre" de la relación hinchada-plantel, el pedido de "que se vayan todos" tras el empate ante Santaní, la arremetida final de Cerro Porteño para dar alcance y el último toque: la lluvia torrencial caída en capital y alrededores, condimento especial que hizo de la tarde ayer, una épica jornada, que quedará guardada en la retina del hincha olimpista por mucho tiempo.

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En lo futbolístico no hay discusión. El equipo de Francisco Arce jugó el superclásico como lo que era: una final. Pese al mal estado del juego en el primer tiempo, donde algunos charcos de agua aún no habían drenado por completo, Olimpia no abandonó su estilo de juego y siempre quiso jugar con el balón.

Cuando perdían la pelota, la peleaban como si fuera la última, hasta recuperarla y a empezar de nuevo a buscar los espacios. Mientras estuvo Rodrigo Rojas en cancha, Cerro fue equilibrado en el medio, su salida le costó mucho, porque a espaldas de Alexis y Fidencio, William Mendieta se encargó de ser la brújula futbolística de Olimpia, poniendo pases de gol a varios de sus compañeros.

En la complementaria aparecieron los goles, primero Fredy, de gran trabajo, y segundo Lugano, en contra, tras un tiro libre de Vargas que intentó rechazar Mareco. A partir de ahí, comenzó el festín de toques olimpistas, hasta que llegó el descuento azulgrana por medio de Beltrán, ya con un hombre menos por la expulsión de Mareco, que puso en suspenso el final, por si faltara más.

Pero ni la tormenta "ciclónica" que arremetió previo y durante parte del partido, ni los negros nubarrones que encapotaron el cielo pudieron tapar el brillo de la estrella 40. Esa que esta vez sí estaba destinada a resplandecer en el amplio firmamento franjeado y que ahora ya forma parte de la gloriosa historia del cuadro de la avenida Mariscal López.

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