Marcelo Pedroza

Coach

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Dentro de los factores funcionales que edifican la percepción se encuentra la actitud. Las sensaciones están íntimamente relacionadas con ella. Al recibir un estímulo se produce un cambio y el mismo necesita de una respuesta que dependerá del componente actitudinal. Además, influyen la experiencia, el aprendizaje, la cultura y los motivos que están ahí. La vida siempre está expuesta a la compleja interrelación de los indicadores mencionados.

Una imagen se presenta a través de una impresión luminosa que desde la percepción visual el ser humano selecciona, organiza e interpreta al estímulo acaecido. El proceso mencionado puede desarrollarse en instantes y así permitir el andamiaje del mecanismo denominado estímulo-respuesta. Los factores situacionales son relevantes para conocer la relación estrecha que existe entre el receptor de un estímulo y su comportamiento posterior.

La proximidad y la semejanza son características que están presentes como factores estructurales de las percepciones y que pueden ser descubiertas por el ser humano. Es decisivo sentirse cercano a otro, semejante a otro, es que al percibirlo así es posible que la selección de impresiones habilite la presencia de sentimientos constructivos.

El proceso sensorial permite percibir a través de los sentidos. Así la percepción encuentra su amplio espectro desde lo auditivo, lo táctil, lo gustativo, lo olfativo, lo visual, lo espacial y lo temporal. La magnitud del ser humano es inconmensurable.

También se vive un proceso de simbolización al asociar lo percibido con una experiencia o un concepto cualquiera. La llegada de las emociones es inevitable y las mismas constituyen una manifestación de lo inicialmente percibido.

La percepción social ocupa un lugar destacado en la comunidad. Su impacto prioriza temas, lo que significa que se elige qué abordar de forma colectiva; lo que conlleva a la movilización de los actores involucrados para organizar la secuencia de su abordaje, que indefectiblemente estará impregnado de interpretaciones o quizás existan solo algunas, como también pueda suceder que haya un criterio unificado.

La capacidad de percibir yace en cada persona, al igual que en cada sociedad. Imágenes, impresiones y sensaciones acerca de lo que sucede se producen momento a momento. Todo comienza desde lo que se percibe. Y se percibe de acuerdo a lo que se vive, de ahí la relevancia de los valores, de los hábitos, de las creencias, de lo adquirido a través de la educación. No se puede ver lo que nunca se aprendió a ver, como tampoco degustar aquello que el paladar desconoce, como oír lo que no se escucha.

Todos los mensajes son estímulos que deberían percibirse. Pero para ello hay que querer percibirlos. En su esencia cada estímulo es un cambio que enseña que vivimos en movimiento. El mismo se produce más allá de si asumimos una respuesta, dado que la omisión igual acarrea un efecto; como también sucede aunque ignoremos o desconozcamos su presencia.

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