La Iglesia Católica y el Estado paraguayo acordaron ayer trabajar en forma coordinada en los programas de lucha contra la pobreza extrema. Para ello, decidieron mantener en forma permanente la mesa de diálogo que se había inaugurado en el marco de la preparación para la visita papal.

En ese sentido, el canciller nacional Eladio Loizaga informó de la iniciativa de instalación de una mesa de trabajo permanente orientada a abordar en forma conjunta la problemática social del país.

"Esto va a seguir, tendremos una mesa permanente para ir dialogando y cooperando en programas especialmente sociales. El presidente Cartes les señaló también que coincidía plenamente con sus expectativas respecto a la situación, a las áreas sociales, pero que lastimosamente una cosa es estar en el gobierno y tener las limitaciones que imponen desde el punto de vista legal y muchas veces las acciones del Gobierno no depende honestamente de sí mismo, sino de otros poderes del Estado", comentó el ministro.

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Tras el encuentro del mandatario con los jerarcas de la Iglesia Católica, la jornada de trabajo prosiguió con la presentación del ministro de la Secretaría Técnica de Planificación, José Molinas, quien planteó un mecanismo de acción conjunta para que las acciones del Estado en la lucha contra la pobreza lleguen a las poblaciones que realmente necesitan, mediante la colaboración de la Iglesia Católica en el proceso de identificación y distribución de servicios públicos a los más pobres.

Molinas destacó que la Iglesia Católica tiene un conocimiento local de las familias y puede validar el trabajo de identificación de las familias en situación de pobreza extrema que ya ha hecho el Gobierno y que cuando el Gobierno envíe el apoyo al consumo y la producción de las familias, la institución religiosa puede acompañar el proceso de tal manera a hacer la entrega con transparencia teniendo en cuenta el actual ambiente electoral que se mantendrá hasta fin de año.

Por su parte, el secretario general de la CEP, monseñor Adalberto Martínez, valoró el pedido del Gobierno por la participación de la Iglesia en este "desafío de reducir la brecha de pobres y pobres extremos".

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