Uno de los principales gestos diplomáticos que surgieron de la reunión entre Dilma Rousseff y Tabaré Vázquez en Brasilia fue la decisión de ambos países para acelerar el proceso de negociación entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que lleva 20 años, y no seguir esperando por Argentina.

La fórmula que tienen prevista para saltearse al gobierno kirchnerista es aplicar la negociación "a dos velocidades", como se le denomina en la jerga diplomática al mecanismo, para que algunos socios del bloque regional avancen más rápido que otros.

Desde la UE celebran el impulso que Uruguay y Brasil pretenden darle a la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos bloques, porque están de acuerdo con "acelerar" la discusión. Pero creen que la UE debe "escuchar" a todo el Mercosur y no solo a algunos socios.

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"Queremos escuchar lo que el Mercosur nos tenga que decir.

El objetivo es lograr un acuerdo entre la Unión Europea y todo el Mercosur. Si no fuera así estamos dispuestos a escuchar otras opciones", dijo a El Observador el embajador de la UE en Uruguay, Juan Fernández Trigo.

"Pensamos que le corresponde a los miembros del Mercosur definir, pero eso no quiere decir que no estemos felices por esta decisión de acelerar las negociaciones", agregó el diplomático.

Fernández Trigo se excusó de comentar el plan para negociar a diferentes velocidades, porque entiende que la primera opción es la negociación entre los bloques enteros.

En diciembre del 2013, cuando hubo otro intento por dinamizar la negociación y se habló por primera vez de la posibilidad de lograr un acuerdo a dos velocidades, otro representante de la UE en las negociaciones, ya había admitido a El Observador que una cosa es que el Mercosur haga una oferta conjunta y otra que Argentina quede por fuera de algunos grupos que son considerados "relevantes" por la UE, como los capítulos de bienes, servicios y compras públicas.

Por la importancia que tiene Argentina en el bloque no es lo mismo una negociación con ese país que sin él.

Según dijo el canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa ayer en declaraciones a varios medios, la última oferta de Argentina implicaba que la liberación arancelaria para ese país se aplicara recién a los ocho años.

En la UE entienden que el atractivo de la oferta que realicen ellos no sería el mismo si lo presenta todo el Mercosur a que lo celebren solo dos o tres socios. "Estamos en busca de un acuerdo ambicioso, no solo en los productos sino también en la cantidad de países", dijo Fernández Trigo.

"Para la Unión Europea, que sea un verdadero acuerdo de libre cambio, implica alcanzar al 90% de los productos. Esa es la negociación que buscamos", dijo. "Esta vez esperamos que el impulso sea definitivo", agregó.

Tiempo atrás, durante el anterior gobierno, el entonces canciller Luis Almagro cuestionó la propuesta que hizo Argentina a comienzos del 2014.

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