Dos sociólogos analizan el escenario poselectoral de la oposición en Paraguay.

Catalogándolo como un actor que apuesta a la movilización permanente, para el soció­logo José Fernando Duarte el excandidato presidencial Paraguayo Cubas apunta al desconocimiento de las elecciones con el objetivo de posicionarse como el princi­pal referente de la oposición ante la debacle de la Concer­tación y el hundimiento del liderazgo de Efraín Alegre.

“Alegre no supo llevar ade­lante con éxito una coalición de diferentes partidos políti­cos. Este fue un proyecto muy ambicioso, que se enfrentó a una derrota electoral estre­pitosa. Ante ese vacío de liderazgo, Paraguayo Cubas busca ser el nuevo líder de la oposición y creo que estas denuncias de fraude tienen un objetivo político claro: intentar ocupar el lugar vacante que se deja con la derrota de la Concertación”, observó Duarte en el pro­grama “Fuego Cruzado”, por GEN/Nación Media.

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Por su parte, el sociólogo Este­ban Caballero manifestó que desde un principio las denun­cias de un presunto fraude electoral quedaron comple­tamente desvirtuadas no solo debido a la absoluta falta de fundamentaciones, sino tam­bién por el cumplimiento integral de cada uno de los procesos de la Justicia Elec­toral en términos de control, garantía y auditorías interna­cionales. Además, sentenció que luego de las elecciones ya resulta debatible que la opo­sición intente presentarse de nuevo en alianza.

“El comportamiento de los actores políticos de Cruzada Nacional fue realmente peli­groso, porque ellos consti­tuyeron un claro llamado a la violencia. Ha habido una especie de frustración muy grande mal canalizada entre los actores políticos y creo que el más criticable ha sido Efraín, porque ni siquiera ha sido acompañado por su pro­pio partido y ha ido solo en todo momento”, argumentó también por GEN/Nación Media.

ESCENARIO POSELECTORAL

La dinámica que tendrá el Partido Colorado en un esce­nario en el que cuenta con mayoría propia en ambas cámaras resulta crucial, destacó Duarte, observando si se apuntará a proyectos de gobierno diferenciados, dependiendo de cada ban­cada, o si solo habrá desacuer­dos coyunturales sin relacio­narse con aspectos políticos.

“Aparte, no subestimo la propuesta clara de cambio de régimen político que Payo Cubas ha formulado explíci­tamente en reiteradas ocasio­nes. Por eso creo que el gran desafío del Partido Colorado será conocer y profundizar sobre las bases sociales de los seguidores de Cubas, a modo de responder ante sus deman­das”, subrayó.

En cuanto a Caballero, este comentó que un factor que deberá trabajar Santiago Peña durante su gobierno es la base de casi tres millones de electo­res que no participaron en las elecciones, lo cual incluso ya fue reconocido por el propio presidente electo. En cuanto a la legitimidad o la debilidad en las formas de legitimación, el sociólogo manifestó que debe prestarse especial atención.

POLÍTICA DE PAYO CUBAS Y LA ADHERENCIA SOCIAL

“El último Latinobarómetro, a mi parecer, lanza cifras pre­ocupantes como que uno de cada cuatro paraguayos esta­ría a favor de un régimen dic­tatorial si las circunstancias lo ameritan. A estos sectores finalmente los interpela de manera eficaz el discurso de Payo Cubas y creo que este apoyo social debe entenderse para aplicar mejores políticas públicas que impidan la arti­culación populista de rup­tura”, señaló Duarte sobre la implicancia en torno a la adhe­rencia con la que cuenta Payo.

En cuanto al posicionamiento ideológico del excandidato presidencial, lo catalogó como alguien inclasificable y ecléc­tico, teniendo en cuenta que en ocasiones posee postu­ras libertarias y posterior­mente se muestra como un intervencionista a ultranza. “Creo que debemos leerlo no solo como una figura antisis­tema emergente, sino tam­bién a lo largo de la historia paraguaya, recordando a figu­ras que encarnaron al autori­tarismo”, relató.

Caballero coincidió con esa observación, agregando que las contradicciones ideológicas de Payo hacen a su eclecticismo, quien canalizó la insatisfacción social a través de su irracionali­dad. Esto ante un pueblo que no logra razonar los factores polí­ticos, articulando así su propio modelo político.

“Él nunca iba a llevar al Para­guay a ningún lado, lo cual era sumamente peligroso por su falta de coherencia. Ahí se da un problema, porque dentro del espacio no colorado tene­mos a un actor político que nos llena de incertidumbre. Payo no asume una actitud responsable, sino que trans­grede del político ordenador al desordenador, seduciendo con ese perfil”, tildó.

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