• Por Felipe Goroso

El término factoide significaba original­mente un “hecho” completamente falso, e inventado para crear o pro­longar la exposición pública o para manipular la opinión pública. Fue acuñado por Norman Mailer en la biogra­fía de 1973 de Marilyn Mon­roe. El propio Mailer descri­bía un factoide como “hechos que no existían antes de apa­recer en una revista o diario”. Mailer creó el término com­binando “facto” (del latín fac­tum, “hecho”) con “-oide” que significa “parecido a, pero no igual”.

El Washington Times definió el neologismo como “algo que parece un hecho, podría ser un hecho, pero en realidad no es un hecho”. Se genera por medio de pre­juicios cognitivos y da lugar a leyendas urbanas. Se trata de una mentira mezclada con verdades, una “media verdad” o incluso un “hecho” veraz porque está provisto de cierto fundamento verdadero, aun­que es dudoso, no verificado, incorrecto o directamente “fabricado” para parecer un hecho: por ejemplo, la afirma­ción de que “la Gran mura­lla china es la única obra del hombre que puede contem­plarse desde la luna” o la periodística declaración de la “maldición de los 27 años” que afecta a numerosos artis­tas de rock y les hace morir a esa edad (Jim Morrison, Janis Joplin, Amy Winehouse...).

La palabra también se puede utilizar para describir un hecho insignificante en par­ticular ausente de contexto muy relevante para su inter­pretación correcta, y en retó­rica es un tipo de desinforma­ción. El Diccionario de Inglés de Oxford lo define como “un elemento de información con­fiable, repetido tan a menudo, que se acepta como un hecho”.

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El calificar un hecho de fac­toide implica que la afirma­ción en cuestión podría no ser correcta. De esa manera nacen muchas fake news y leyendas urbanas. Tan leyenda como el fraude en las últimas elecciones generales.

Acabamos de hacer una des­cripción lo más grafica posi­ble y con lujo de detalles de cómo funcionó el factoide del fraude, instalado por Payo Cubas y su reducido grupo de asesores. Se presentó el supuesto hecho de fraude sin aportar una sola prueba con­creta. Nada. Por eso la esce­nografía siempre fueron las calles y no el local ni las exten­sas jornadas de juzgamiento en el TSJE, distribuidas en las diferentes etapas del pro­ceso electoral que se desarro­lló con la más pasmosa tran­quilidad. Por eso los voceros de Cruzada Nacional eran leones hambrientos y salva­jes, apenas se prendía una cámara y eran nobles y man­sas ovejas una vez que traspa­saban los portones del TSJE.

Eran dos mundos paralelos, en las calles el reclamo por el “fraude” y en el TSJE una paz que no servía ni para el rating ni para que Payo pueda conseguir su real y autén­tico objetivo: hacerse con el liderazgo de la oposición que quedó en sede vacante. La aplastante victoria de la Asociación Nacional Repu­blicana decapitó en un solo y emotivo acto a las dos cabezas con las que contaba la opo­sición: Efraín Alegre y Fer­nando Lugo.

De esta manera, Payo ganó miles de horas de publici­dad gratuita en los medios de comunicación y en redes sociales, 15 días exactos desde el día de las eleccio­nes hasta antes de ayer, que al parecer alguien por fin cayó en la cuenta de la estra­tegia y decidió el despegue de las calles. Por eso nos ponían, hábilmente, distin­tos elementos para que los discutamos y busquemos a los “expertos” que opinen al respecto. Un día fue el dvd, el otro fue la placa madre, al siguiente fue fueron las actas, luego el sobre cuatro y luego que los miembros de mesa se quedaron dormidos, y así.

Ni aunque se lo buscase no se encontraba un solo “experto” que valide las delirantes teo­rías conspiraticias de fraude, al menos uno relativamente serio. Por eso es que un día pedían apoyo a Nayib Bukele, otro a Estados Unidos y al día siguiente a China. Pero eso ya no importaba a los efec­tos de los objetivos, el trabajo estaba hecho. Terminábamos riéndonos o burlándonos del “planteamiento” de los acto­res de cuarta que decían que hubo fraude cuando en rea­lidad fue todo planeado para que esto se vuelva parte de la agenda. Todo el arco opo­sitor, salvo excepciones que olfatearon la jugada, colaboró amable y sumisamente a la operación.

Esto es lo que Umberto Eco en el Tratado de Semiótica General denomina estímulo programado y que busca generar reacción. Hoy no interesa que se burlen de él o lo feliciten a Payo. No importa que un día ama­nezca mesurado y pida el retiro de los manifestan­tes para que apenas horas después sus propios voce­ros desconozcan el video y digan que fue producto de la inteligencia artificial. Hoy lo único que interesa es que se destaque, incluso con una puesta en escena que parece arreglada para hacerse viral. Es preferible ser difamado o incluso agredido y puesto preso antes que ignorado.

Hoy, quince días después de las elecciones y con un PLRA sumido en el más profundo caos, de lo único que se habla en la oposición del papel que jugará Payo Cubas. Hay que decirlo, asumirlo con altura, ese era el único y real objetivo y lo logró.

Acabamos de hacer una descripción lo más grafica posible y con lujo de detalles de cómo funcionó el factoide del fraude, instalado por Payo Cubas y su reducido grupo de asesores.

La aplastante victoria de la Asociación Nacional Republicana decapitó en un solo y emotivo acto a las dos cabezas con las que contaba la oposición: Efraín Alegre y Fernando Lugo.

Etiquetas: #factoide#Payo

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