• Por Josías Enciso Romero

Si algo debemos destacar de Rafael Filizzola, ex ministro del Interior durante el gobierno de Fernando Lugo, es su buena memoria para tratar de no incurrir en contradicciones. La que le permite, al mismo tiempo, ser coherente con su terquedad. O su ignorancia. O, simplemente, con su mala fe. La muerte del líder del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), Osvaldo Villalba, en un enfrentamiento con la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), nos motivó a hojear diarios viejos de aquellas épocas en que este grupo criminal, con reivindicaciones ideológicas de extrema izquierda, empezaba a gestarse en el Norte.

El ataque, robo de armas y posterior quema del destacamento militar ubicado en Tacuatí, departamento de San Pedro, el 31 de diciembre del 2008, obligó a las autoridades de entonces a convocar a una conferencia de prensa el sábado 3 de enero del 2009. En todo momento, el secretario de Estado (es decir, Filizzola) trataba de minimizar los peligrosos avances de este grupo en la región, reduciéndolo a la categoría de “bandas de maleantes que roban y se unen para cometer delitos”. Argumentó que no “tenemos la situación que existen en otros países”, añadiendo que “acá no tenemos que caer en el error de darle a ellos la envergadura que no tienen, o sea, que ellos tienen (sic), han secuestrado, han robado armas y han atacado comisarías, pero son delincuentes comunes que están en la delincuencia y deben ser tratados como tales”. Tampoco quiso asegurar que “integrantes de la banda que secuestró a Cecilia Cubas, encabezada por Osvaldo Villalba y Magna Meza, pertenezcan al EPP, ya que no tiene ninguna certeza sobre ellos” (diario La Nación del domingo 4 de enero del 2009, todavía bajo la administración anterior).

Otro que por todos los medios intentó desmentir la creciente presencia de un grupo armado con identidad ideológica en San Pedro fue Fernando Lugo, en sus tiempos de obispo: “No creo sinceramente que San Pedro sea semillero de guerrilleros y terroristas como más de una vez, irresponsablemente, se ha inventado” (Abc Color, 17 de febrero del 2002). Aquí cabría la famosa cuarteta de la época del colegio. “¿Crees en brujas, Garay?, / le dije a mi viejo criado. / No señor, porque es pecado, / pero de que las hay, las hay”.

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Recluida en el Buen Pastor por el secuestro de la señora María Edith Bordón, la también autodeclarada integrante del EPP, Carmen Villalba, ese mismo día, 3 de enero del 2009 (impreso al día siguiente), contradecía al ministro del Interior: “La guerrilla se ha instalado desde hace mucho tiempo en nuestro país”, acotando que “da lástima este pequeño burgués (Rafael Filizzola) que se atribuye el mote de socialista. Estos pequeños burgueses, advenedizos, que ahora están bien acomodados en el poder, no tienen nada de socialista”.

Rafael Filizzola, quien fuera aliado de Fernando Lugo en el pasado y de Mario Abdo Benítez en la actualidad, después de la muerte de los tres integrantes del EPP, el día domingo 23 de octubre, se mostró confiado en que dicho grupo “desaparecerá en cuestión de tiempo”. Pero, al igual que en el 2009, repitió que “nunca lograron consolidarse como guerrilla”, haciendo una comparación con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin embargo, a lo largo de las investigaciones se han demostrado conexiones entre ambas organizaciones criminales. El martes 18 de octubre del 2011, ya con Carlos Filizzola en el cargo de ministro del Interior, Lugo afirmaba a los medios de comunicación que esperaba “desbaratar el EPP en sesenta días”. Sesenta días que jamás llegaron. Lo simpático viene cuando el marido de Desirée Masi cuestionó ayer lunes la eficacia de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), pues, con los recursos invertidos “ya debió tener más resultados mucho antes”. Y lo dice quien fue ministro del Interior y que el 25 de noviembre del 2011 afirmaba que no lograba ubicar el paradero de los integrantes del Ejército del Pueblo Paraguayo por falta de información (de la ciudadanía). Es el mismo Filizzola que, después de la masacre de Curuguaty, ya destituido como ministro del Interior, culpó como responsables de la matanza a Sixto Pereira y José “Pakova” Ledesma, quienes alientan, decía, “a grupos violentos por oportunismo político”. Su “condena” también alcanzó a Lugo, “por rodearse “de este tipo de personas” (Abc Color, domingo 17 de junio del 2012). ¡Tova ijajúrare!

La BBC News Mundo, Cono Sur, a través de su periodista Verónica Smink, sin embargo, se preguntaba el 17 de setiembre del 2020: “Por qué Paraguay no ha logrado derrotar al EPP, el grupo guerrillero que mantiene secuestrado a un ex vicepresidente”. Y tras el abatimiento de Osvaldo Villalba, el mismo medio lo califica como “líder guerrillero”. Aunque no decimos que tenga el monopolio de la verdad, suponemos que contará con periodistas especializados para identificar a la que llama “Una guerrilla del siglo XXI”. En algunos de los párrafos podemos leer que “es un grupo formado por una veintena de personas que se autodefinen como guerrilleros de izquierda. Surgió como un desprendimiento del Partido Patria Libre (PPL), una pequeña fuerza política que fue disuelta luego de ser acusada por el secuestro y muerte de Cecilia Cubas en el 2004″. Añade que, “según afirmaban las autoridades paraguayas hace ochos años, la agrupación recibió entrenamiento de las FARC y su peligro excedía su tamaño”. Nuestra misión es armar el contexto. Que el lector ate las puntas y saque sus conclusiones.

Existe una interesante “Investigación sobre gastos de la Fuerza de Tarea Conjunta”, publicada por el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), en julio del 2021. Prácticamente no se hace alusión directa al Ejército del Pueblo Paraguayo, aunque se insiste en la “criminalización de la lucha social”, que es una “estrategia represiva de los poderes fácticos, ampliamente extendida en América Latina y otros lugares en el siglo XXI, dada la incapacidad de los Estados de dar respuestas a las demandas sociales bajo el modelo neoliberal…”. Sobre este tema nos enfocaremos con mayores detalles en los próximos días. Porque, a pesar de que cada sector puede dibujar su propia versión de la realidad, hay un hecho innegable: el que ayer cayó abatido en un enfrentamiento armado, Osvaldo Villalba, reivindicaba la lucha armada como herramienta política de “liberación del pueblo”. Podemos interpretar los sucesos de varias formas, pero lo que no podemos alterar es el discurso de los propios protagonistas.

Aunque no decimos que tenga el monopolio de la verdad, suponemos que contará con periodistas especializados para identificar a la que llama “Una guerrilla del siglo XXI”.

Rafael Filizzola, quien fuera aliado de Fernando Lugo en el pasado y de Mario Abdo Benítez en la actualidad, después de la muerte de los tres integrantes del EPP, el día domingo 23 de octubre, se mostró confiado en que dicho grupo “desaparecerá en cuestión de tiempo”.

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