Luego de la autorización para que Carmen Villalba se despida de su hermano abatido en el penal del Buen Pastor, los familiares de quienes siguen secuestrados por el grupo criminal autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), emitieron diversos comunicados en repudio de lo acontecido. “Hoy murió la razón, el sentido común y el deseo de hacer bien las cosas”, sentenció Lilian Urbieta, hija de Félix Urbieta, quien se encuentra secuestrado desde el 2016.
Leyendo un mensaje para las autoridades y toda la población, Lilian manifestó que hace muchos años ya venía agonizando esa estabilidad por parte de las autoridades con la población y la seguridad del mantenimiento de la paz en la ciudadanía.
“Cuánto dolor me causás, mi querido Paraguay, en estos casos no vale la pena una verborragia para que nuestro mensaje llegue fuerte y claro a aquellos de mente abierta y empática que pueden sentir nuestro dolor y desazón. Pedimos que escuchen nuestro mensaje”, resaltó la mujer.
La afectada dijo además que con el inicio de los secuestros en el país se empezó a marcar una considerable grieta que sumió en la desesperanza y la inseguridad a toda la población paraguaya. Así citó a cada una de las víctimas que fueron secuestradas y otras que fallecieron en manos de la nucleación armada.
“La lista también sigue con las viudas e hijos, quienes aún siguen llorando su pérdida, lamentándose sobre una lápida oscura y fría, volviéndose en hijos del olvido. Esto no termina allí si pensamos en cuántas almas inocentes fueron arrebatadas por Osvaldo Villalba”, recalcó Urbieta, exponiendo con tristeza e impotencia que pese a todo eso, su féretro haya sido acercado hasta el Buen Pastor para que su hermana, criminal como él, lo despidiera.
También sentenció que, como familia, ya no sabían distinguir entre los valores que deberían adornar a toda la clase social del Paraguay cuando los propios niños también son utilizados por grupos criminales para formar parte de las filas de la mafia y el crimen organizado en el país. De este modo, enfatizó la absoluta dejadez estatal ante la cual está sometida toda la ciudadanía, teniendo en cuenta la inseguridad reinante en el país.
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