Buenos Aires. Argentina. Carolina Vanni. Enviada especial.

Comerciar productos en gran volumen no es una tarea fácil y menos fijar un precio que sea conveniente para ambas partes, es decir, para el comprador y el vendedor. Pero para los productores de granos, cereales, oleaginosas y sus derivados este tipo de transacciones ya resulta común, pues es parte de su negocio habitual.

Actualmente, para comerciar en nuestro país con este tipo de productos, se hace entre las partes, pero sin información pública de precios ni un lugar donde resolver diferencias, en caso de que los hubiere.

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Paraguay no es un formador de precios, es un tomador de los mismos. Al respecto, para cerrar los precios en Paraguay, los productores y, las comercializadoras, las industrias y las agroexportadoras parten de la información de los precios de Chicago y se hacen los ajustes (positivos o negativos) de acuerdo a los precios más regionales/locales. A esos últimos se los llaman basis o premio y estos precios los recogen las empresas privadas (brokers y/o consultoras) , consultando a las compradoras y vendedoras para después hacer un promedio y publicar.

Sin embargo, a pesar de ser una fuente de información transparente, se puede acceder a la misma a través de una suscripción ya que es un servicio pagado. Con la información del precio en Chicago y las basis, las partes buscan cerrar su negocio, explicaron desde la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas (Cappro).

“Los productores y las industrias, exportadores, comercializadoras tienen información de los precios de Chicago y otras bolsas, además de precios más regionales/locales. A esos se los llaman basis o premio y estos precios los recogen las empresas privadas, consultando a las compradoras y vendedoras para después hacer un promedio y publicar. Pero eso solo lo difunden a las personas que están suscritas a su servicio. Con la información del precio en Chicago y los basis, las partes buscan cerrar su negocio”, explicó Miguel Chaves, economista de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas (Cappro).

Los productores de la región, como el caso de la Argentina, tienen la garantía de realizar sus transacciones mediante las distintas bolsas que les ofrece seguridad, confianza y transparencia a la hora de hacer negocios.

Se tratan de acuerdos privados, que, al estar inscriptos en la bolsa, ofrecen la garantía de cumplimiento y en caso de algún desacuerdo, se puede acudir a la Cámara Arbitral en busca de una mediación o un arbitraje. Los procesos mencionados, tienen de ventaja que los mediadores y los árbitros son personas que representan en forma equilibrada a la oferta y a la demanda y son parte de los agronegocios, por ende, conocen sobre el tema a dirimir, a diferencia de los jueces de la Justicia ordinaria, además son procesos más rápidos, no se tarda mucho en dar a conocer un fallo que debe ser cumplido en el plazo establecido para no ser excluido del sistema.

Para conocer más sobre este tipo de negociaciones y cómo funcionan las bolsas de Buenos Aires y Rosario, de la mano de la Cappro, y junto a un grupo de periodistas, visitamos la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Ambas entidades tienen mucho más de 100 años de vigencia y manejan un importante volumen de compra-venta de granos, cereales, oleaginosas y sus derivados, generando un valor de referencia que sirve al mercado para las negociaciones posteriores de estos rubros y de todo lo que se negocia mediante la bolsa. Tanto en Buenos Aires como en Rosario, se saca un estimativo y se publica el precio que osciló el día anterior de los distintos productos y derivados, cuyos negocios fueron inscriptos en esas bolsas.

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La Bolsa de Cereales de Buenos Aires es una de las primeras en la Argentina. Foto: Carolina Vanni.

Bolsa de Cereales de Buenos Aires

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires es la entidad empresaria más antigua del vecino país, fundada el 15 de mayo de 1854. Sus actividades de inicios fueron en la Plaza de las Carretas, actual plaza Miserere. Se trata de una asociación civil sin fines de lucro, cuyas funciones principales son las de representar los intereses de sus asociados y la prestación de servicios.

Entre los objetivos, se encuentran el desarrollo de la actividad económica en el mercado local e internacional; generar y promover un marco de buenas prácticas, políticas y procesos en la producción y comercialización, entre otras. La actividad en la bolsa se realiza en un marco de amplia libertad de comercio y asociación.

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El edificio de la Bolsa de Comercio de Rosario, Santa Fé, Argentina. Foto: Carolina Vanni.

Bolsa de Comercio de Rosario

Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario es también una asociación civil sin fines de lucro fundada en 1884, con más de 1.200 socios en la actualidad y 300 colaboradores. Tiene 128 operadores autorizados, de los cuales 103 son corredores de granos, 3 cooperativas y 22 exportadores e industrias.

Entre los objetivos está promover e impulsar el desarrollo de mercados de productos, capitales y otros activos; proveer el ámbito más adecuado para los negocios en un marco de transparencia, seguridad y legalidad; procurar de las autoridades una adecuada legislación relativa al comercio, producción, finanzas y economía en general, respetando la propiedad privada y la libre iniciativa.

Se trata de un mercado no institucionalizado (over the counter), con oferentes (corredores y cooperativas) y demandantes (exportadores, fabricantes de aceite, molinos, etc.), que negocian en forma privada e individual las condiciones de los acuerdos. Según las estadísticas, en 2021, se registraron cerca de 57 Mt en 138.500 contratos (≈ 40% de la cosecha).

Julio Roldán, presidente de la Cámara Arbitral de Cereales, explicó que registrar una transacción tiene un costo ínfimo, por lo que resulta beneficioso para las partes hacerlo, pues en caso de conflicto pueden acudir, sin costo, a un mediador o al tribunal arbitral.

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Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario. Foto: Carolina Vanni.

Bolsa de Productos del Paraguay

A nivel local, desde el 2017 nuestro país cuenta con la Bolsa de Productos de Paraguay (BPP), un espacio que busca optimizar y dinamizar la comercialización de granos, cereales, oleaginosas y derivados. Entre las múltiples ventajas, ofrece la facilidad para acceder a instrumentos de gestión de riesgo, un mejor conocimiento de los precios de mercado, reducción en los costos de la transacción, entre otros.

Los registros de contratos y las operaciones mediante este sistema continúan siendo pocos, según explicó Sandra Noguera, gerente general de la Cappro, durante el encuentro mantenido en Rosario, Santa Fé, con representantes de la Cámara Arbitral de Cereales y de la Bolsa de Comercio de Rosario.

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