• Ciudad del Vaticano, Santa Sede. AFP.

El papa Francisco afirma que pese a su estado de salud no tiene motivos para renunciar y recuerda sus primeros amo­res y la dictadura en Argen­tina, en una autobiografía que saldrá a la venta la próxima semana.

En “Vida. Mi historia en la Historia”, que será publicada el 19 de marzo en por Harper­Collins en varios países y len­guas, el pontífice argentino hace un relato a la vez político y personal de sus 87 años de vida. Francisco, aquejado por varios problemas de salud, afirma que no tiene “motivos serios” que para renunciar.

Es una “hipótesis lejana” que se justificaría única­mente en caso de un “grave impedimento físico”, sos­tiene el sucesor de Bene­dicto XVI, el primer pontí­fice en renunciar a su cargo desde la Edad Media. Aun­que ya se conocían muchos detalles de la vida de Jorge Mario Bergoglio, las 350 páginas de su libro, escrito bajo la forma de una conver­sación con un periodista ita­liano, aporta nuevos deta­lles, sobre todo sobre su vida personal.

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El primer papa sudame­ricano habla sobre su pri­mera “novia” cuando era un adolescente y cuenta un “pequeño desliz” que tuvo cuando, aún seminarista, quedó “deslumbrado” por una chica, que le hizo per­der la cabeza por lo “guapa e inteligente” que era, según sus declaraciones traducidas de la versión original del libro en italiano.

“Durante una semana tuve su imagen siempre en mi mente y ¡me resultaba difí­cil rezar! Luego, afortuna­damente, se me pasó y me dediqué en cuerpo y alma a mi vocación”, relata. El libro recorre también los años de dictadura militar argentina (1976-1983) y las acusacio­nes formuladas en su contra sobre su papel en esa época. Los detractores del papa habían estigmatizado su ges­tión de la desaparición de dos misioneros jesuitas encarce­lados y torturados en la época en que dirigía la orden jesuita en Argentina.

“Las acusaciones contra mí continuaron hasta hace poco. Fue la venganza de algunos izquierdistas que sabían cuánto me opuse a aque­llas atrocidades”, lamenta el exarzobispo de Buenos Aires. “Pero, al final no encontra­ron pruebas porque yo estaba limpio”, asegura. Un capí­tulo entero está consagrado al fútbol, una de las pasio­nes del papa, y a la “Mano de Dios” de Maradona en el Mundial-1986. “Cuando, hace unos años, lo recibí en el Vaticano, le hice esta broma: ‘Entonces, ¿cuál es la mano culpable?’”, cuenta Francisco sobre su encuentro con el astro argentino.

Tres meses después de haber provocado una polémica al autorizar la bendición de las parejas homosexuales, Fran­cisco resta importancia a las acusaciones de que está “des­truyendo el papado” refor­mando la Iglesia.

Hay “siempre quienes inten­tan frenar la reforma, quie­nes querrían permane­cer inmóviles en la época del Papa-Rey”, afirma. “Si tuviera que seguir todo lo que la gente dice sobre mí, ¡ten­dría que consultar a un psi­cólogo una vez a la semana!”, añade en tono de broma.

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