Jerusalén. AFP.

El partido del ex pri­mer ministro israelí Benjamin Netanyahu y sus aliados religiosos y de ultraderecha se impusieron en las elecciones legislati­vas de ayer, según encues­tas a boca de urna, pero nada garantiza que consigan una mayoría para formar gobierno. De acuerdo con esos sondeos (hasta ayer), el Likud de Netanyahu obtuvo entre 30 y 31 escaños, de los 120 que cuenta la Kneset (Parla­mento).

Con el aporte de sus aliados –el partido de extrema dere­cha Sionismo Religioso y dos formaciones judías ultraor­todoxas– podría lograr una mayoría absoluta de 61 o 62 escaños. Estas proyecciones pueden sin embargo modi­ficarse a medida que avanza el escrutinio oficial y alte­rar drásticamente el resul­tado final, como ya sucedió en otras ocasiones en Israel.

El partido Yesh Atid, del jefe de gobierno saliente Yair Lapid, obtuvo de 22 a 24 esca­ños, siempre de acuerdo con los sondeos a boca de urna. Pero la ventaja de la alianza de Netanyahu sobre el blo­que de partidos que apoyan a Lapid es muy corta.En el sis­tema proporcional de Israel, las listas electorales deben obtener al menos el 3,25% de los votos para acceder al Par­lamento con un mínimo de cuatro escaños. Por debajo de este umbral, los partidos se quedan sin representa­ción. La división de los parti­dos árabes los pone en riesgo de no alcanzar ese mínimo y favorecer así la victoria de Netanyahu y sus aliados.

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