El diplomático Edmundo González Urrutia, designado sucesor de la líder opositora María Corina Machado, aceptó este domingo su nominación como candidato de la mayor plataforma opositora de Venezuela para enfrentar al presidente Nicolás Maduro en los comicios del 28 de julio. “Acepto el inmenso honor y la responsabilidad de ser el candidato de todos los que quieren un cambio por la vía electoral. Un abrazo al pueblo de Venezuela”, escribió González Urrutia en el primer mensaje público tras confirmar su candidatura.
“Próximamente me estaré dirigiendo a todos los venezolanos que apuestan a la recuperación del país”, señaló en una segunda publicación en su cuenta de la red X. Machado, favorita en las encuestas, pero inhabilitada para ejercer cargos públicos, expresó el sábado su respaldo al diplomático, quien lleva más de una década trabajando como estratega en la coalición opositora más importante del país.
“Estamos unidos y fuertes”, dijo Machado. “Ya tenemos tarjeta y ya tenemos un candidato que ha sido apoyado por todo el mundo, por todos los partidos políticos, por los ciudadanos de bien”, resaltó. La candidatura de González, de 74 años, fue decidida el viernes por la coalición Plataforma Unitaria Democrática (PUD) de manera unánime, tras extensas reuniones y días de fuertes intercambios. El apoyo de Machado, que participó en las discusiones, es fundamental: es hoy día la dirigente opositora más popular tras arrasar en las primarias opositoras con más del 90% de los votos.
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La dirigente de 56 años tiene una alta posibilidad de transferir la intención de voto al candidato que respalde, según analistas. El bloque opositor concentra fuerzas en torno a un solo candidato para enfrentar a Maduro, que buscará un tercer mandato consecutivo frente a 12 candidatos, en su mayoría tachados de colaboracionistas del gobierno. De conseguirlo, sumaría 18 años en el poder.
Hasta el viernes, cuando se decidió unirse en torno a González, la oposición tenía dos candidatos inscritos: el diplomático, de forma provisional mientras se definía un nombre para sustituirlo, y Manuel Rosales, gobernador del estado petrolero de Zulia y rival del difunto líder Hugo Chávez en 2006, pero ese último declinó el sábado en favor del elegido por Machado. Corina Yoris, primera opción de Machado, no logró registrar su candidatura en medio de denuncias de bloqueo de la plataforma del Consejo Nacional Electoral (CNE), que no ofreció explicaciones sobre su decisión.
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Fuente: AFP.
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El 27 de junio debatirán Biden y Trump
El presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, y su rival republicano Donald Trump celebrarán dos debates electorales en su carrera por la Casa Blanca, el primero de ellos el 27 de junio. Tras meses de incertidumbre sobre si los tradicionales debates se realizarían en esta ocasión, Biden, de 81 años, le propuso este miércoles a Trump (77) dos encuentros de cara a las elecciones de noviembre.
“Dame un gusto, amigo. Estoy listo para hacerlo incluso dos veces”, declaró el presidente en un video publicado en X. “Fijemos las fechas, Donald. He oído que tienes libre los miércoles”, añadió con un dejo de ironía, al hacer referencia a los días que toma una pausa el tribunal de Nueva York en el que el exmandatario es juzgado desde hace un mes.
De inmediato, Trump respondió al desafío. “Estoy listo y con ganas”, replicó en su red Truth Social. “Vamos, listos para la pelea”, añadió. La cadena televisiva CNN anunció que el primer debate se celebrará el 27 de junio en su sede de Atlanta, sin público presente en el estudio. El segundo debate será el 10 de septiembre y tendrá como sede el canal ABC.
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Al confirmar que acudirá al debate en ABC, Biden comentó en tono provocador: “Trump dice que él mismo se ocupará de su transporte. Yo también. Yo iré en mi avión. Pienso mantenerlo cuatro años más”. Además, Trump dijo haber aceptado una invitación del canal conservador Fox News para realizar un tercer debate, un cara a cara rechazado por la campaña de Biden
Biden evitó los tres encuentros propuestos por la comisión bipartidista de debates electorales de Estados Unidos y optó en cambio por ofrecer dos enfrentamientos, en junio y en septiembre, sin público presente y organizados por medios de comunicación. “Donald Trump perdió dos debates contra mí en 2020. Desde entonces, no se ha presentado a ningún otro. Ahora actúa como si quisiera debatir conmigo de nuevo”, había dicho Biden en el video publicado en X.
En Truth Social, el exmandatario describió a Biden como “el PEOR polemista” al que se ha “enfrentado” y tras confirmar su disposición a debatir en “los dos momentos propuestos”, pidió un “lugar muy grande, aunque supuestamente Biden tiene miedo de las multitudes”.
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Calendario
La campaña de Biden envió una carta a la comisión de debates electorales de Estados Unidos informando que rechazaba su calendario para tres debates entre septiembre y octubre. En ella, la jefa de campaña Jen O’Malley Dillon indicó que Biden planea participar en debates organizados por cadenas de televisión.
O’Malley añadió que el formato actual, igual desde hace muchos años, “no está en sintonía con los cambios en la estructura de nuestras elecciones y los intereses de los votantes”. “El debate debe ser de utilidad para los estadounidenses que lo sigan en la televisión, no debe convertirse en un entretenimiento para un público de partidarios y donantes agitados”, escribió O’Malley.
El equipo de Biden propuso el primer debate cara a cara a finales de junio “después de que probablemente termine el juicio penal de Donald Trump en Nueva York y luego de que el presidente Biden regrese de su reunión con los líderes mundiales en la Cumbre del G7″.
El segundo a principios de septiembre permitiría llegar a tiempo para influir en el voto anticipado, pero no mantendría a los candidatos fuera de la campaña electoral en el “período crítico de finales de septiembre y octubre”. En su carta, O’Malley criticó a la comisión por haber sido “incapaz” de hacer respetar en 2020 los lapsos para las intervenciones de cada candidato. Por ello, el equipo de Biden planteó reglas estrictas, como mantener los micrófonos apagados fuera del tiempo asignado, para evitar que hablen unos sobre otros.
Fuente: AFP.
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Democracia venezolana, al antojo de Nicolás Maduro
- Por Juan Carlos dos Santos
- juancarlos.dossantos@nacionmedia.com
Si ya para el 2018 cuando ganó su segunda elección, por cierto mucho más fraudulenta que la del 2013, Nicolás Maduro controlaba totalmente los poderes en Venezuela, incluido por supuesto al Consejo Nacional Electoral (CNE), para estas elecciones del próximo 28 de julio nadie en su sano juicio esperaría que fuera diferente.
Maduro logró mediante argucias y tecnicismos eliminar a su principal competidora, María Corina Machado, quien contaba, en algunas casos, hasta con el 95 por ciento de las preferencias del sufrido electorado venezolano, atrapado en una dictadura que utilizó a la democracia para permanecer por décadas y que nuevamente va a fingir un acto democrático para perpetuarse en el poder, asemejándose cada vez más al sistema cubano unipartidista que a una democracia como la que antes caracterizaba al país más rico y próspero de América Latina.
El boletín electoral para la jornada del 28 de julio fue presentado la semana pasada por el CNE. Aunque se concreten cambios, estos ya no se podrán apreciar en el boletín. El candidato principal, Nicolás Maduro, ocupa las principales ubicaciones en la papeleta apareciendo en trece lugares, y Edmundo González Urrutia, de 74 años, quien tomó el lugar dejado por la “sancionada” María Corina Machado como el principal candidato opositor, en tres lugares, mientras que en el resto de los lugares aparecen “opositores” que hacen el juego a Maduro. Esto no es del todo incorrecto porque cada lugar representa a un partido o movimiento que participa de las elecciones, pero es una de las tantas argucias que utilizan los chavistas, donde necesitan sin dudar obtener todo tipo de ventajas a sabiendas que en una situación normal, legal y legítima, ya no hubiera podido ganar desde el 2013, cuando venció a Henrique Capriles por solamente dos puntos porcentuales.
La tarjeta de votación es solo el reflejo de cómo la dictadura chavista utiliza a su antojo a todos los poderes, desde la manera de presentar a los candidatos como en la manera que fueron limpiando el camino para dejar a Maduro prácticamente sin oposición real.
En las anteriores elecciones de 2018, Henri Falcón se presentó como candidato opositor, dando un viso legal a aquellos comicios donde la oposición real estuvo ausente y llamó a no participar.
En esta ocasión, el chavismo ha conseguido más adeptos que se suman al perverso juego de ser opositores digitados y de esa manera legalizar aún más a estas elecciones. Quizás un fuerte control externo al CNE venezolano permita unas elecciones normales, algo que para la comunidad internacional parece cada vez más difícil de concretar.
Pero la dictadura de Maduro no da puntada sin hilo y todo está preparado para que el delfín que Hugo Chávez nombró antes de morir en La Habana a comienzos de 2013 concrete un tercer mandato presidencial que culminará recién en el 2030. Ahora bien, la pregunta que muchos se hacen es si, en un hipotético caso que los controles funcionen y los votos decidan por Edmundo González Urrutia, ¿estarán dispuestos Maduro y los chavistas a dejar el poder?
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¿Quién puede ser el vicepresidente de Trump?
¿A quién elegirá Donald Trump como compañero de fórmula para las elecciones presidenciales de noviembre? Imposible saberlo, pero algunos nombres suenan con fuerza. El expresidente republicano debe elegir con cuidado a su posible futuro vicepresidente si quiere ampliar su base electoral en su duelo contra el demócrata Joe Biden. Estos son algunos de los nombres que más circulan.
Tim Scott
A Donald Trump le gusta el perfil de Tim Scott, el senador afroestadounidense de Carolina del Sur. El expresidente republicano no para de elogiar la lealtad de este hombre de 50 años, antiguo aspirante a la Casa Blanca. “Eres mucho mejor candidato para mí de lo que has sido para ti”, dijo en un mitin reciente.
Con Tim Scott como mano derecha, Trump podría aspirar a ganarse a los votantes negros, que prefirieron mayoritariamente a Joe Biden en las elecciones de 2020. Sus detractores reprochan al senador su falta de magnetismo, sobre todo durante los debates.
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Elise Stefanik
Elise Stefanik, de 39 años, llegó al Congreso con posiciones moderadas, pero su ascenso meteórico entre los republicanos se debe al apoyo de Donald Trump. La congresista por Nueva York ha abrazado sin vacilar cada una de las cruzadas del millonario.
Si la elige como compañera de fórmula, Donald Trump podría ganarse a una parte del electorado femenino, entre el que su apoyo decae, según los sondeos. Pero esta incondicional del candidato republicano también podría ahuyentar a los votantes más moderados.
J.D Vance
J.D. Vance, de 39 años, no ha sido fan de Donald Trump desde sus inicios, algo que el expresidente republicano le reprocha. Pero no por ello hay que borrarlo de la lista. Este exmilitar y senador por Ohio, conocido por haber publicado un libro éxito de ventas sobre la clase trabajadora blanca de Estados Unidos, acaba de entrar en política, pero su perfil ya despierta interés en los círculos republicanos.
Llama la atención sobre todo su capacidad para recaudar grandes sumas de dinero para su partido. Y esto es importante en un país donde las victorias políticas se obtienen a base de miles de millones de dólares.
Marco Rubio
La relación entre Donald Trump y Marco Rubio ha sido tirante en el pasado. En las primarias republicanas de 2016 el senador de Florida se burló del magnate inmobiliario. Desde entonces ambos parecen haber enterrado el hacha de guerra.
Donald Trump sabe que podría sacar provecho del perfil de este senador de 52 años, muy implicado en temas geopolíticos y que podría darle un valioso apoyo entre los votantes hispanos. Pero un sector de la derecha dura nunca le ha perdonado su propuesta de reforma migratoria, presentada hace más de diez años.
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Nikki Haley
La elección de Nikki Haley, la última rival de Donald Trump en las primarias republicanas, sería sorprendente, pero no imposible. Esta mujer de 52 años aún no ha anunciado su apoyo público a la candidatura de Donald Trump. Durante muchos meses el republicano ha llamado a su exembajadora ante la ONU “cabeza hueca”.
Pero la exgobernadora de Carolina del Sur es muy popular entre los votantes republicanos moderados e independientes, votos que de otro modo podrían ir a parar a Joe Biden.
Otros posibles candidatos
También circulan los nombres del gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, y del senador Rick Scott, pero sus posibilidades parecen limitadas por el momento. También lo son las del empresario Vivek Ramaswamy, el congresista Byron Donalds y la expresentadora de televisión Kari Lake.
La gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, fue considerada durante mucho tiempo como una posible candidata, pero sus posibilidades se han desplomado desde que afirmó haber matado de un disparo a su perra porque era “indomable”.
Contactado por la AFP, el entorno de Donald Trump se negó a dar detalles sobre el perfil que busca. “Cualquiera que afirme saber quién o cuándo el presidente Trump elegirá a su vicepresidente miente”, dijo uno de sus asesores. “A no ser que esa persona se llame Donald Trump”.
Fuente: AFP.
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Detectar a votantes de Trump, un dolor de cabeza para encuestadoras
¿Por quién votará en noviembre? Los institutos de encuestas intentan detectar a los votantes que elegirán al republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos para evitar subestimarlos como hicieron en 2020 y cuatro años antes. La victoria del republicano frente a la demócrata Hillary Clinton en 2016 sorprendió al país, pero fueron sobre todo las últimas elecciones, que ganó Joe Biden, las que obligaron a los encuestadores a hacer revaluar sus métodos.
Según un informe de la Asociación Estadounidense para la Investigación de la Opinión Pública (AAPOR), se han producido errores de “magnitud inusual”, los peores en veinte o incluso cuarenta años. ¿Por qué hasta la víspera electoral las encuestas sobreestimaron el voto a Biden?
Don Levy, director del instituto de investigación de la universidad de Siena, que publica junto con el New York Times unas proyecciones muy seguidas, no cree que los partidarios del magnate republicano sean demasiado “tímidos” para expresar su preferencia. Pero son “más reacios a participar en una encuesta”, e incluso hostiles.
“Donald Trump ha pedido a sus partidarios que no respondan a las encuestas y, francamente, nunca habíamos tenido que lidiar con eso”, coincide Celinda Lake, cuya influyente empresa de sondeos trabaja para el Partido Demócrata. “En 2020 constatamos que los encuestados eran más reservados a la hora de revelar su intención de voto”, explica también a AFP Doug Schwartz, que dirige otro conocido instituto de la Universidad Quinnipiac. Pero “nuestros esfuerzos han contribuido a reducir el rechazo”, asegura sin entrar en detalles.
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Más difícil y caro
Todo el mundo está de acuerdo en que llegar a los votantes en la era de los teléfonos móviles con filtro de llamadas es cada vez más difícil y costoso. Para corregir la infrarrepresentación de votantes del candidato republicano, Don Levy plantea la pregunta sobre intención de voto “de entrada”. Aunque los partidarios del magnate de 77 años, una vez declarada su preferencia, cuelgan sin contestar a las otras preguntas, al menos consigue esta respuesta, explica a la AFP.
Además, apuesta por las entrevistas telefónicas, basadas en las listas electorales, y se asegura de que los potenciales simpatizantes de Trump (por ejemplo, los votantes blancos sin título universitario que viven en zonas rurales) estén sobrerrepresentados. Celinda Lake, por su parte, utiliza técnicas de modelización estadística, pero se niega a limitarse a las entrevistas telefónicas.
Por teléfono te encuentras con gente mayor que “trabaja en un horario regular”, y no tanto con jóvenes o personas con empleos precarios, señala. Ella aboga por un enfoque “mixto”. “Usamos internet, mandamos mensajes de texto, llamamos a móviles y a fijos”, prosigue. Sus encuestadores intentan contactar con la misma persona “varias veces”. Además “somos cada vez más cuidadosos con la forma en la que empezamos nuestros cuestionarios”, declaró Celinda Lake a la AFP, para no parecer “demasiado parciales” o “demasiado progresistas”.
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“Estados bisagra”
“Por ejemplo preguntamos a la gente qué le pareció el partido de fútbol americano del día anterior, u otra pregunta que les haga pensar ‘este es como yo’”. Las empresas de sondeos también se esmeran con los “estados bisagra”, que pueden inclinarse hacia uno u otro partido en función de los candidatos y otros factores.
En Estados Unidos los ciudadanos no eligen directamente al presidente, sino que designan a grandes electores de cada estado, que serán quienes voten por uno u otro candidato. Para ganar Joe Biden y Donald Trump no necesitan obtener la mayoría de los votos en todo el país, pero sí en una serie de estados indecisos, aunque sea por un margen muy estrecho.
En 2024 comentaristas e investigadores han identificado seis o incluso siete, entre ellos Arizona, Georgia, Nevada o Pensilvania. Paradójicamente, Don Levy (Siena) teme que el deseo de los institutos de sondeos de explorar estos estados, e incluso algunos distritos específicos, sea perjudicial. “Algunas personas (que viven en estados indecisos) podrían sentirse ‘demasiado sondeadas’. Y esto también podría influir” en la fiabilidad de las encuestas, advierte.
Fuente: AFP.