El presidente Joe Biden aseguró el jueves que Estados Unidos evitará un default aun cuando los legisladores iniciaron un receso de 10 días sin llegar a un acuerdo sobre el aumento del límite de endeudamiento de la nación. Falta una semana para el 1 de junio, fecha a partir de la cual el gobierno podría empezar a quedarse sin dinero para honrar sus deudas y eso podría desatar un terremoto que estremecería a los mercados mundiales.

Sin embargo, miembros del Congreso se fueron de vacaciones para aprovechar el largo feriado del Memorial Day y no se espera que vuelvan antes del día 4 del mes entrante. “No habrá un default”, aseguró Biden en la Casa Blanca y añadió que han sido “productivas” sus negociaciones con el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy.

Pero el líder de la minoría demócrata en esa cámara, Hakeem Jeffries, arremetió contra los republicanos. Los acusó de abandonar su trabajo en Washington y “arriesgarse a un peligroso impago en una crisis que ellos mismos crearon”. “Y estos republicanos dirán que Joe Biden se negó a sentarse con ellos” a negociar, añadió. “Esa es una narrativa falsa”.

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Los representantes republicanos exigen recortes de gasto público de hasta 130.000 millones de dólares a cambio de votar el aumento del tope de endeudamiento. También quieren requisitos más estrictos para los solicitantes de subsidios y recuperar los fondos de ayuda no gastados en la pandemia de covid. Los demócratas rechazan los recortes y quieren que los republicanos apoyen sin condiciones el incremento del tope de emisión de deuda, como han hecho docenas de veces antes.

Preparación militar

Desde hace meses economistas auguran desastres económicos si Estados Unidos incurre en default. Este jueves, quien habló fue un alto jefe militar del Pentágono y advirtió que un impago tendría “un impacto significativamente alto en las tropas”.

“La preparación sería claramente afectada. Así que nuestros ejercicios a gran escala se demorarían o se detendrían en muchos casos”, dijo Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto a periodistas. McCarthy indicó que los legisladores deberán volver de urgencia a Washington si en su ausencia se produce un acuerdo y hay que votarlo en la Cámara.

El legislador afirmó que no aceptaría la idea del gobierno de Biden de imponer alzas de impuestos a las empresas o a los ricos como alternativa a los recortes para reducir la carga de la deuda nacional, que supera los 31 billones de dólares.

McCarthy señaló una encuesta de la CNN publicada esta semana en la que el 60% de los interrogados dijo que un aumento del tope de la deuda debería estar acompañado de recortes, aunque 51% de los consultados en un sondeo de la universidad de Monmouth afirmó que quiere desvincular los dos temas. “Sabemos dónde están nuestras diferencias y seguiremos en la mesa para intentar resolver el problema”, dijo McCarthy.

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El presidente Joe Biden ofreció congelar algunos gastos públicos en sus niveles actuales, lo cual reduciría el déficit fiscal en un billón de dólares adicionales en 10 años. Foto: @POTUS

‘Crisis fabricada’

El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, sugirió que las protestas republicanas sobre el gasto gubernamental son poco sinceras. Zients señaló el plan republicano para extender los recortes de impuestos de la era de Donald Trump, que según los demócratas añadirían 3,5 billones de dólares a la deuda.

Aumentar el tope del endeudamiento no repercute en el gasto futuro. Sólo autoriza al gobierno a afrontar compromisos ya aprobados y ejecutados. El subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo, dijo a inversores en una conferencia en Washington que la amenaza de impago es una “crisis fabricada” que ya encarece los préstamos y cuesta dinero a los estadounidenses.

De no apurarse el proceso, cualquier acuerdo requeriría al menos 10 días para ser aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado y llegar a la mesa de Biden para su promulgación. Pagos a la seguridad social por unos 25.000 millones de dólares que están previstos para el 2 de junio podrían interrumpirse.

Entusiasmo por tecnológicas

La bolsa de Nueva York terminó dispar este jueves, en una jornada de gran entusiasmo por las tecnológicas tras positivas previsiones del gigante de los procesadores Nvidia, en tanto parte del mercado sigue preocupado la posibilidad de un default en Estados Unidos. El Dow Jones cerró así en baja de 0,11%, mientras el tecnológico Nasdaq ganó 1,71% y el índice ampliado S&P 500 escaló 0,88%. El Nasdaq fue jalonado por los resultados de Nvidia (+24,37%), cuyas previsiones ambiciosas para el segundo trimestre sacudieron a todo el mercado.

El grupo de Santa Clara, especialista en tarjetas gráficas, procesadores indispensables en la carrera por el dominio de la Inteligencia Artificial (IA), espera que las inversiones en los centros de datos (data centers) alcancen el billón de dólares para responder a las nuevas exigencias de la IA.

“Nvidia se volvió sinónimo de IA”, resumió el analista Rob Enderle, de Enderle Group. “Son la única empresa que ofrece una solución integral para la IA. Están en el buen lugar, en el buen momento”. La empresa, que acaba de celebrar sus 30 años, se acerca ahora a una capitalización bursátil de un billón de dólares, un umbral que solo alcanzan cinco empresas en el mundo.

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Empujados por Nvidia, también subieron los fabricantes de semiconductores AMD (+11,16%), Broadcaom (+7,25%) o el taiwanés basado en Wall Street TSMC (+12,00%), así como Microsoft (+3,85%) y Alphabet (+2,23%). Pero la euforia del sector tecnológico no se trasladó al resto de Wall Street, aún preocupada por la crisis de la deuda, con negociaciones que siguen sin registrar avances a una semana de la fecha en la que Estados Unidos comienza a rozar el default.

Los indicadores confirmaron además el vigor de la economía estadounidense, lejos del enfriamiento que espera la Reserva Federal. El crecimiento fue revisado al alza para el primer trimestre, a 1,3% contra 1,1% inicial, en proyección anual, la medida utilizada en Estados Unidos, que proyecta el crecimiento a 12 meses en base a las condiciones prevalentes al momento de la medición. “Las presiones inflacionarias persisten, lo que fuerza a los bancos centrales a interrogarse sobre nuevas posibles alzas de tasas” de interés, estima Angelo Kourkafas.

Fuente: AFP.

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