Donald Trump fue imputado este jueves por la Fiscalía neoyorquina por un supuesto pago en negro para comprar el silencio de una actriz porno en 2016, convirtiéndose en el primer expresidente de Estados Unidos que tendrá que sentarse en el banquillo de la justicia. Después de que un gran jurado establecido por la Fiscalía de Manhattan votó a favor de acusar penalmente al expresidente, la oficina del fiscal Alvin Bragg se puso en contacto con su abogado “para coordinar su entrega” en una fecha por determinar.

Los cargos de la acusación permanecen por el momento “sellados”, aseguró la Fiscalía en un comunicado. Según la cadena CNN, podría enfrentar hasta 30 cargos relacionados con fraude empresarial. El magnate está acusado de un supuesto pago de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels, en la recta final de la campaña presidencial de 2016, para comprar su silencio por una relación extramarital mantenida diez años antes y que el magnate siempre ha negado.

Sin duda, esta imputación incidirá en las aspiraciones del republicano de llegar de nuevo a la Casa Blanca en los comicios de 2024. Falta por ver si positiva o negativamente. Tras el anuncio de su inculpación, la movilización de sus seguidores en Nueva York era escasa. Apenas un puñado de personas se presentó ante la Fiscalía del Distrito de Nueva York y ante la Trump Tower de la 5ª Avenida, bajo fuertes medidas policiales en previsión de disturbios como los del 6 de enero de 2021 en el Capitolio en Washington.

Su abogada Susan Necheles confirmó a la AFP que Trump comparecerá probablemente ante la justicia el martes. “Esperamos que la lectura de cargos se lleve a cabo el martes”, dijo Necheles en un correo electrónico, sin dar más detalles.

“Persecución política”

El republicano de 76 años tildó la decisión de la Fiscalía de “persecución política y una interferencia al mayor nivel de la historia en una elección”, y acusó a los “demócratas radicales de izquierda” de emprender una “caza de brujas para destruir el movimiento Make America Great Again” (MAGA), que él representa.

En un comunicado, califica al fiscal Bragg, un demócrata que ganó su puesto de fiscal en una elección, de “desgracia” y de hacer “el trabajo sucio” del presidente Joe Biden, cuya victoria en las elecciones de 2020 nunca reconoció. En su plataforma Truth Social, tras tildar de “falsa, corrupta y vergonzosa” la acusación, aseguró: “saben que no puedo tener un juicio justo en Nueva York”, un estado y una ciudad tradicionalmente demócratas.

En el mismo sentido se manifestó su hijo Eric Trump, que considera la imputación de su padre como “una mala praxis procesal del tercer mundo” y un “objetivo oportunista contra un oponente político en un año de campaña”. La justicia neoyorquina trata de esclarecer si Trump es culpable de falsa declaración, una infracción, o de infringir la ley sobre financiamiento electoral, un delito penal.

El entonces abogado de Trump y ahora enemigo, Michael Cohen, que declaró ante el gran jurado de Manhattan, aseguró que fue el encargado de hacer el pago a Stormy Daniels en nombre de su entonces jefe y que después se lo reembolsó. Si el pago no hubiese sido debidamente acreditado, podría resultar en un delito menor por falsificación contable, aunque al mismo tiempo podría haber violado la ley de financiamiento de la campaña electoral, que puede acarrear cuatro años de cárcel.

“Nadie está por encima de la ley”

“Nadie está por encima de la ley”, dijo Clark Brewster, abogado de Stormy Daniels, quien asegura haber mantenido una relación extramatrimonial con Donald Trump en 2006, que él siempre ha negado. Las reacciones desde el campo republicano no tardaron. El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, aseguró que el fiscal de Manhattan ha “dañado irreparablemente la imagen” del país en un intento de interferir en la elección presidencial, lo que a su juicio es un “abuso de poder sin precedentes”.

El probable rival de Trump en las primarias republicanas, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, también criticó el intento de “instrumentalizar el sistema jurídico” para promover, según él, la agenda política de los demócratas. En el campo demócrata, el exfiscal Adam Schiff aseguró que la imputación de Trump es “aleccionador y sin precedentes”.

Según la prensa, el expresidente, que podría ser esposado brevemente, será fotografiado de frente y de perfil y sus huellas dactilares serán tomadas. A continuación, Trump tendría que comparecer ante un juez para declararse culpable o no culpable de los cargos que se le imputan.

Varias investigaciones

La prensa hervía de rumores en las últimas semanas sobre su posible imputación, pero el pasado 18 de marzo el multimillonario logró acaparar toda la atención al asegurar en su plataforma Truth Social que sería “detenido” el martes pasado y que tres días después tendría que comparecer ante un tribunal. Pero entonces no ocurrió como dijo.

Según expertos legales, no será fácil demostrar esas acusaciones en un tribunal, por lo que resulta incierto que el expresidente pueda ser condenado a cárcel. Una eventual condena por la justicia del estado de Nueva York no le impediría presentarse legalmente a la presidencia de Estados Unidos, según el profesor de derecho John Coffee, aunque, asegura, “tendría un efecto “estigmatizante”.

El magnate es objeto de varias investigaciones penales tanto a nivel estatal como federal por presuntas irregularidades que podrían amenazar su nueva carrera a la Casa Blanca, entre ellas los intentos de revertir su derrota en la elección de 2020 en el estado de Georgia.

¿Qué sigue tras la acusación?

La justicia de Nueva York abrió una investigación en 2018 alrededor de un supuesto pago de 130.000 dólares a la estrella porno Stormy Daniels, justo antes de las elecciones presidenciales de 2016, para ocultar una supuesta relación extramatrimonial con Trump.

El monto no había sido declarado en las cuentas de la campaña del candidato republicano, con lo que violaría las leyes electorales estatales, y quedó registrado como “honorarios legales” en los libros de su empresa con sede en Nueva York. En enero de este año, el fiscal demócrata de Manhattan, Alvin Bragg, puso el caso en manos de un gran jurado. En Estados Unidos, el gran jurado lo componen ciudadanos elegidos por sorteo que tienen la responsabilidad de investigar con total confidencialidad con el objetivo de determinar si existen pruebas suficientes para presentar cargos formales contra un sospechoso.

Tras escuchar a varios testigos, a mediados de marzo el gran jurado invitó a declarar a Trump, un indicio de que estaba por completar su trabajo. El expresidente se negó y convocó a sus seguidores a manifestarse contra un futuro “arresto”. El jueves, el gran jurado se reunió a las 14:00 (18:00 GMT) con la presencia de tres fiscales encargados del caso, según The New York Times. Después de tres horas de deliberación a puerta cerrada, el jurado se mostró a favor de una acusación, cuyos cargos todavía no son públicos.

¿Qué pasará en los próximos días?

Este jueves en la noche, los fiscales contactaron a los abogados de Trump para fijar la fecha en la que comparecerá ante el tribunal de Nueva York, donde será notificado formalmente de la acusación. Si se negara a comparecer, podría ser arrestado y entonces habría que “extraditarlo” desde Florida, donde reside, hacia Nueva York, dado que cada estado tiene su propio sistema judicial.

Sobre ese escenario, el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, dijo en Twitter que no cooperaría demasiado, pese a que la Constitución le prohíbe oponerse al traslado. Sin embargo, según medios estadounidenses, Donald Trump debería acceder a presentarse ante la justicia de Nueva York, probablemente a principios de la próxima semana.

“Será fotografiado, se reseñarán sus huellas dactilares y se presentará a Trump ante un juez que le preguntará cómo pretende declararse: es seguro que dirá ‘no culpable’”, explica Carl Tobias, profesor de derecho en la la Universidad de Richmond, Virginia.

¿Y luego?

Es probable que los abogados del expresidente libren una batalla legal para tratar de invalidar la acusación, tal vez argumentando que la investigación fue incriminatoria o alegando un defecto de forma.

Si eso no sucede, el curso normal de la justicia prevé tres escenarios:

- Que se retiren los cargos, algo relativamente frecuente y que podría darse con la llegada de un nuevo fiscal. Sin embargo, es poco probable que pase en el caso de Trump dado su impacto.

- Que el acusado llegue a un acuerdo con los fiscales y acepte declararse culpable para evitar ir a juicio y así obtener una sentencia más leve. Esto es aún menos probable dado que Trump repite con vehemencia que no ha hecho nada malo.

- Que llegue a juicio. Sin embargo, primero debe respetar varios procedimientos y deben darse varias audiencias previas. Una vez más, es probable que los abogados de Trump usen todas las estrategias posibles para retrasar los términos.

¿Le impide para un segundo mandato?

Absolutamente no. En Estados Unidos, una persona acusada o incluso condenada penalmente puede postularse para cualquier cargo y ser elegida. Para ejercer como funcionario, la Constitución solo establece una excepción: haber participado en una “insurrección” o en una “rebelión” contra Estados Unidos.

Trump, quien lanzó en noviembre su candidatura presidencial para 2024, también es objeto de una investigación a cargo de la justicia federal por su papel en el asalto al Capitolio de Estados Unidos, el 6 de enero de 2021, pero en esta etapa no se le ha imputado ningún cargo.

¿Arruinará la campaña de Trump?

¿Es el principio del fin? La inculpación de Donald Trump, la primera de un candidato presidencial estadounidense, sume su campaña para 2024 en la incertidumbre. El principal riesgo para Trump es ponerse en contra a los republicanos moderados y a los independientes, que podrían ver la acusación formal por parte de un tribunal de Nueva York como una línea roja.

A Trump le acusan de haber pagado 130.000 dólares, justo antes de su victoria presidencial en noviembre de 2016, a la actriz de películas porno Stormy Daniels, que afirma haber mantenido relaciones sexuales con el magnate, quien lo niega.

Influencia

Esta primera acusación podría abrir la puerta a otras: Trump también es objeto de una investigación por la forma en la que gestionó los archivos en la Casa Blanca y por presuntamente haber ejercido presión electoral sobre el estado de Georgia. En este último caso, la fiscal prometió una decisión “inminente”.

Pero la inculpación también podría beneficiar al candidato en un momento en el que le falta la dinámica de campaña de hace años. Julian Zelizer, profesor de la Universidad de Princeton, reconoce que cualquier otro candidato a las presidenciales se sentiría “aterrado” con este tipo de acusaciones, pero “uno de los mayores talentos de Trump es sacar partido de los ataques contra él”.

Trump llegó al poder en noviembre de 2016 en un escenario político sin precedentes que casi nadie había pronosticado y puede sentirse tentado de posicionarse de nuevo como un candidato rebelde. El multimillonario neoyorquino no pierde una oportunidad para repetir su conocido guión de líder cercano a los estadounidenses -en su mayoría blancos y de cierta edad- que luchan contra la “corrupción masiva” en Washington.

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Y ya envió los primeros correos electrónicos de recaudación de fondos, pidiendo a sus seguidores que donen entre 24 y 250 dólares para “apoyar al presidente Trump en este momento crucial”. “El fiscal de Nueva York hizo más para ayudar a Donald Trump a ser elegido presidente que nadie en Estados Unidos hoy”, declaró el sábado el influyente senador republicano Lindsey Graham, quien calificó las acusaciones en Nueva York de “selectivas”.

La derecha conservadora le abandonó después del ataque al Congreso estadounidense de enero de 2021 por parte de simpatizantes suyos, pero, en pocos meses, el exdirigente consiguió recuperar el control casi total del partido. Mil veces se anunció que caía, pero ha sobrevivido hasta ahora a todos los escándalos. Como si, a fuerza de acumulación, ya no tuvieran ningún efecto.

La mayoría de las encuestas, que hay que tomar con cautela, todavía dan al expresidente como claro ganador en unas primarias republicanas. La mayoría de sus rivales por la nominación republicana han evitado criticar a Trump por sus casos judiciales para no provocar la ira del jefe del partido y de su base electoral, a la que necesitan para conquistar la Casa Blanca. Ellos “están atrapados”, asegura el profesor Zelizer. “Algunos quieren ser más críticos, pero tienen miedo de desafiarlo”.

La estrella porno y el presidente

En julio de 2006, los caminos de Donald Trump, entonces estrella de la telerrealidad, y de una diva de películas porno se cruzaron durante un torneo de golf cerca del lago Tahoe, en el oeste de Estados Unidos. Con 60 años, el futuro presidente estadounidense, que venía de tener un hijo con su esposa Melania, posó en polo amarillo y gorra roja al lado de la despampanante Stormy Daniels, cuyo nombre real es Stephanie Clifford y que entonces tenía 27 años.

Lo que siguió al encuentro es motivo de debate. La enérgica rubia asegura que pasaron la noche juntos, mientras que Trump niega haber tenido relaciones sexuales con la actriz a la que acusa de ser una “estafadora”. Sea lo que sea lo que sucedió en Nevada, la exbailarina erótica recibió luego 130.000 dólares para mantenerse callada, a pocos días de las elecciones presidenciales de 2016.

Y este pago hizo que Trump fuera inculpado penalmente, algo nunca visto con un expresidente. La justicia de Nueva York sospecha que violó las leyes sobre el financiamiento de las campañas electorales. Hace unos días, cuando la decisión parecía inminente, Stormy Daniels recurrió a la ironía y volvió a usar el apodo de “diminuto” con el que se refiere a Trump, luego de que el republicano le pusiera en las redes sociales el mote de “cara de caballo”.

“Pitbull”

El tono entre ambos, según la actriz, no siempre fue así de agrio. Para seducirla, en 2006, Trump le dijo que era “especial” y le ofreció una aparición en su programa “El aprendiz”, que no llegó a materializarse pese a que, según ella, siguieron en contacto. En 2011, Stormy Daniels trató por primera vez hacer públicos los detalles del encuentro al intentar vender su testimonio a la revista de farándula In Touch por 15.000 dólares.

La revista, sin embargo, renunció a publicar la entrevista tras ser amenazada con una demanda por uno de los abogados más cercanos a Trump, Michael Cohen. Según la actriz, un desconocido la abordó poco tiempo después en un estacionamiento de Las Vegas para intimidarla y ordenarle “olvidarse de Trump”.

Daniels calló, pero solo hasta que el magnate del sector inmobiliario ganó las primarias republicanas de 2016, momento en que ella retomó el contacto con medios para tratar de monetizar su historia. Michael Cohen, apodado el “pitbull” de Trump, volvió a intentar comprar su silencio, como ya lo había hecho con la playmate Karen McDougal en un asunto similar.

Tras las negociaciones, el abogado pagó de su bolsillo 130.000 dólares a Stormy Daniels en el marco de un contrato de confidencialidad firmado el 28 de octubre, bajo los seudónimos de “Peggy Peterson” y “David Dennison”.

Excitar al país

Trump resultó elegido y los meses pasaron sin que nada sucediera, hasta que el Wall Street Journal reveló la transacción en enero de 2018. En un primer momento, Cohen cubrió al presidente y aseguró que jamás fue reembolsado. En tanto Stormy Daniels apareció en televisión limitándose a sonreír.

Sin embargo, la estrella porno solicitó desde marzo a la justicia anular el acuerdo de confidencialidad y comenzó a acudir a medios y clubes nudistas en una gira llamada “Make America Horny Again” (“Hagamos que Estados Unidos vuelva a excitarse”), en alusión al propio lema de campaña de Trump: “Make America Great Again” (“Hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande”).

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En octubre, Daniels publicó una autobiografía titulada “Full disclosure”, en la que asegura que su noche con Trump fue “la menos impresionante” de su vida y describe su sexo de forma poco elogiosa. Más allá de los daños a su imagen, y de la frialdad que parece manifestarle Melania, la situación se agravó en el plano judicial para Trump.

Investigado por fraude en diferentes casos, el abogado Cohen aceptó cooperar con las autoridades. En agosto de 2018 admitió haber efectuado el pago a la actriz porno “por solicitud” de Trump. Entre tanto, el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, quien se unió al equipo de abogados del magnate republicano, habló de más al admitir en directo en la cadena Fox que la organización Trump sí le reembolsó el dinero a Cohen.

Trump se vio obligado a reconocerlo, pero sostuvo en Twitter que no utilizó “dinero de la campaña”. En cuatro años de proceso, el expresidente no ha aceptado testificar ante los fiscales neoyorquinos y les acusó de haber “inculpado a una persona completamente inocente”.

“Abuso de poder”

Los principales aliados y rivales republicanos de Donald Trump denunciaron el jueves la acusación penal contra el expresidente de Estados Unidos como un intento de descarrilar su nueva candidatura a la Casa Blanca para 2024. Kevin McCarthy, el líder republicano en la Cámara de Representantes y segundo en la línea de sucesión de la presidencia, así como otros correligionarios, arremetieron contra el fiscal de distrito de Manhattan Alvin Bragg, un demócrata, quien impulsó la investigación penal contra Trump.

“Bragg ha dañado irreparablemente a nuestro país en un intento de interferir en nuestra elección presidencial”, dijo McCarthy. “Utilizó nuestro sagrado sistema de justicia como arma contra (...) Trump. El pueblo estadounidense no tolerará esta injusticia, y la Cámara de Representantes hará rendir cuentas a Alvin Bragg y su abuso de poder sin precedentes”, apuntó.

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, visto como el principal rival potencial de Trump para la nominación presidencial republicana de 2024, calificó la acusación como “antiestadounidense”. “La militarización del sistema legal para promover una agenda política altera el estado de derecho”, afirmó DeSantis. “Es antiestadounidense”.

DeSantis acusó a Bragg de “forzar la ley para apuntar contra un oponente político”. Un gran jurado de Nueva York acusó a Trump el jueves por pagarle a la actriz porno Stormy Daniels, justo antes de las elecciones presidenciales de 2016, para que no hablara públicamente de una supuesta relación extramarital con ella.

La inculpación convierte a Trump en el primer expresidente de la historia de Estados Unidos en ser inculpado penalmente. Donald Trump Jr, el hijo mayor del exmandatario de 76 años, describió al fiscal detrás de la acusación como un “izquierdista corrupto”.

Esta inculpación es “digna del tercer mundo”, agregó su hermano Eric Trump en un tuit, denunciando “un acto oportunista dirigido a un oponente político en medio de una campaña electoral”. La congresista Elise Stefanik, la republicana de tercer rango en la Cámara de Representantes, denunció la acusación como una “interferencia electoral sin precedentes” y una “cacería de brujas política”.

“La extrema izquierda radical no se detendrá ante nada para perseguir al principal oponente político de Joe Biden antes de las elecciones presidenciales de 2024 para suprimir la voluntad y la voz del pueblo estadounidense”, dijo Stefanik. Otro congresista, Jim Jordan, presidente republicano del Comité Judicial de la Cámara baja y aliado de Trump desde hace mucho tiempo, tuvo una reacción de una sola palabra. “Indignante”, tuiteó.

“¡¡Estoy con Trump!!!”, tuiteó otra aliada de Trump, la congresista de Georgia Marjorie Taylor Greene. Ronna McDaniel, la presidenta del Partido Republicano, también salió a apoyar al expresidente. “Cuando nuestro sistema de justicia se utiliza como herramienta política, nos pone a todos en peligro”, dijo McDaniel, quien acusó a Bragg de “abuso descarado de poder” y alegó que buscaba una “venganza política”.

Stormy Daniels

Stormy Daniels, la actriz porno que coqueteó con la idea de entrar en política, libra una batalla legal y mediática contra Donald Trump, que le ha valido al exmandatario una inculpación sin precedentes en la historia de Estados Unidos. Ambiciosa y con una fuerte personalidad, esta mujer de 44 años también ha pagado el precio de la fama, con un sinfín de comentarios despectivos en las redes sociales contra ella. El más notorio fue el que Trump, entonces jefe de Estado, le dedicó en 2018: “Cara de caballo”.

Stephanie Clifford, su verdadero nombre, nació en 1979 en Baton Rouge, en el sureño estado de Luisiana. Criada por su madre después de que sus padres se divorciaran, cuenta en un libro que su familia la descuidó y que cuando tenía nueve años un hombre mayor abusó sexualmente de ella.

Buena estudiante a pesar de todo y apasionada por los caballos, se dedicó al striptease desde muy joven para luego dar el salto al cine porno. La actriz, directora y guionista de larga melena rubia es una figura conocida en el mundo del porno, que le otorgó varios premios. Pero es su relación con Trump hace 17 años lo que la hizo conocida en todo Estados Unidos.

Resort de lujo

En el verano boreal de 2006, los caminos de la actriz y el magnate inmobiliario se cruzaron en el idílico escenario de un resort de lujo en el estado de Nevada, durante un torneo de golf a orillas de un lago rodeado de pinos. Daniels acababa de aparecer en la comedia “Virgen a los 40″ y Trump acababa de tener un hijo con su esposa Melania.

Según el relato de la actriz, Trump la invitó a cenar a su suite, donde la recibió en pijama en el sofá. Ella asegura que luego tuvieron una relación sexual, él lo niega. Lo que está probado es que Daniels recibió 130.000 dólares, justo antes de las elecciones presidenciales de 2016, presuntamente para no hablar públicamente del tema.

Y es este pago el que llevó a un gran jurado del estado de Nueva York a inculparlo, un hecho sin precedentes para un expresidente. Una vez que se reveló la transacción en 2018, la actriz comenzó a recorrer los estudios de televisión y pidió a los tribunales que cancelaran el acuerdo de confidencialidad que había firmado.

Cultura popular

Hace cinco años, en el programa “60 minutos” de la cadena CBS, Daniels dijo que quería dejar las cosas claras. En primer lugar, subrayó que ella no era una “víctima”, que, aunque no se sintió atraída por Trump esa noche en Nevada, su relación fue consentida. La actriz también se refirió a las promesas que Trump le habría hecho sobre una aparición en “El aprendiz”, el “reality show” que el multimillonario conducía antes de llegar en 2017 a la Casa Blanca. Ella piensa que Trump lo hacía para que no perdiera interés en él.

En el forcejeo público con el entonces presidente, Daniels no dudó en responder, con un ingenio mordaz, a cada uno de los golpes que él le propinaba en Twitter. Y desde que Trump aseguró días atrás que iba a ser “arrestado” por el pago a Daniels, la actriz ha redoblado sus afiladas estocadas. Volvió a usar el apodo que puso a Trump: “Tiny” (diminuto), en alusión a su miembro viril.

Y aunque el caso la haya convertido en persona non grata entre muchos partidarios de Trump, la notoriedad no parece disgustarle. La estrella porno, que en 2010 se declaró republicana y evaluó postularse al Senado estadounidense, no tuvo reparos en hacer de sí misma en una escena del programa de televisión “Saturday Night Live”, junto a Alec Baldwin, interpretando a Trump. Daniels tiene una hija y se casó por cuarta vez el año pasado con Barrett Blade, un actor porno.

Fuente: AFP.

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