A la cantante británica de éxitos como “New Rules” o “Levitating” le llegó nuevamente el amor y lo hizo público en el Festival de Cannes, afamada fiesta del cine que se realiza actualmente en Francia. Dua Lipa pasó por la Croisette agarrada de la mano del director francés Romain Gavras y, aunque se la vio muy feliz, sus fans no se contuvieron a expresar críticas.
Después de varios meses de rumores y especulaciones, Dua Lipa, de 27 años, finalmente hizo pública su relación con Romain Gravras, de 41 años. Desde que terminó su noviazgo con Anwar Hadid, el hermano menor de las supermodelos Bella y Gigi Hadid, -con quien salió entre el 2019 y el 2021- se la vinculó con diferentes figuras del espectáculo, desde el el actor español Aron Piper, el comediante Trevor Noah y, el más reciente, el músico Jack Harlow.
Poco después se la empezó a vincular con el director francés, pero no habían confirmaciones. Ambos fueron vistos en algunos eventos sociales y en el desfile de Yves Saint Laurent en la Paris Fashion Week, en la capital francesa. Ahora, la última aparición en público fue la confirmación de que se formó la pareja. Durante la gala de Cannes se pasearon de la mano, hubo abrazos, miradas cómplices y la cantante se mostró más que contenta, pero sus seguidores expresaron su desaprobación.
Lee más sobre: Cannes: DiCaprio y otras estrellas marcan la fiesta del cine en Francia
¿Muy feo?
“Se me hace muy feo el nuevo novio de Dua Lipa, pero se ven súper power couple”; “A íi lo de Dua Lipa con su novio nuevo me hizo mal, perdón”; “Qué feo que es el nuevo novio de Dua Lipa, si él pudo, yo también”; “Con el nuevo novio de Dua Lipa confirmo que tenemos los mismos gustos en hombres”, fueron algunos de los comentarios en Twitter.
Hijo del aclamado cineasta franco-griego Costa-Gavras, autor de clásicos del thriller político como “Z”, “Desaparecido” o “Amén”; Romain, de 41 años, es también un director de cine francés y entre sus trabajos se encuentra “Notre Jour Viendra” (2010) o “Athena” (2022), pero es reconocido por haber dirigido videos musicales de Jay-Z, Kanye West, M.I.A., Jamie XX, Justice, The Last Shadow Puppets, Simian Mobile Disco y más.
Te puede interesar: Courtney Love compartió letras inéditas de “Smells like Teen Spirit” de Nirvana
Dejanos tu comentario
Cannes ofrece taller de coproducción para cineastas paraguayos
Está abierta hasta el 26 de enero la convocatoria para el Taller de Coproducción Cannes 2024, que se realizará durante la 77º edición del Festival de Cannes, del 14 al 25 de mayo en Francia, que abarca a realizadores de Argentina, Chile, Francia, Paraguay y Uruguay. La iniciativa cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Audiovisual Paraguayo (INAP).
Esta convocatoria está abierta únicamente para productores que quieran producir trabajos de ficción para estreno cinematográfico en salas. La convocatoria se dirige a proyectos en idioma oficial o de uso coloquial en el país de origen del director o en el país de rodaje. Los proyectos deben estar en etapa de guion y con un director asignado en el momento de completar el formulario.
Lea más: Investigan a actor de “Anatomía de una caída” por violación
Esta iniciativa apunta a productores en la búsqueda de socios para coproducciones y no está abierta para proyectos que ya cuentan con coproductores asociados en Francia. Los directores deberán haber estrenado al menos un cortometraje en la selección de algún festival de cine internacional.
Se seleccionarán hasta ocho proyectos y los candidatos seleccionados deberán estar disponibles para participar en el taller a celebrarse en el marco del 77º Festival de Cannes (los gastos de avión, hotel y acreditaciones correrán a cargo de los seleccionados). Los postulantes deberán completar este formulario y enviarlo a serviceaudiovisuel.argentine@gmail.com.
Lea también: “Oppenheimer” lidera nominaciones a premios del sindicato de actores
Dejanos tu comentario
Bad Bunny fue nominado en el Festival de Cannes por “El Apagón”
El 2023 inició como un año sabático para el Conejo Malo, pero los éxitos continúan. En setiembre del 2022 el artista estrenó el videoclip oficial de “El Apagón” que estuvo acompañado de un documental que explica el contexto de la canción. Dicho documental llamó la atención de los expertos en cine y ahora está nominado en el Festival de Creatividad Cannes Lions.
En el 2017 Puerto Rico, país de origen de Bad Bunny, fue golpeado por el huracán María y el impacto fue tan grande que el país se quedó sin electricidad por varios periodos. En el 2021 anunciaron la privatización del servicio, pero esto no evitó que los apagones continuaran. El documental del cantante justamente está enfocado en esta problemática.
Titulado “El Apagón - Aquí Vive Gente” y con una duración de casi 23 minutos, muestra a la población de Puerto Rico, su día a día enfrentándose a diversas carencias e injusticias, y también la riqueza cultural que habita en dicho país. Al final, incluso revela la lista de nombres de los entrevistados que evitaron aparecer en el audiovisual.
Lee más sobre: Twenty One Pilots recordó cómo se quedó “a oscuras” en escenario paraguayo
A nueve meses de su estreno, “El Apagón” fue nominado a la Excelencia en Video Musical en el Festival Internacional de Creatividad de Cannes Lions. Se trata de un evento muy relevante para los expertos en diseño, marketing, publicidad, relaciones públicas y audiovisual, y la gala se festeja de forma anual en el Palacio de Festivales y Congresos de Cannes, en Francia.
El video fue dirigido por Kacho López Mari y fue él quien dio a conocer la nominación a través de su cuenta personal de Instagram. “El Apagón logra el shortlist en Cannes Lions 2023 en la categoría de Excellence in Music Video, Entertainment Lions for Music. Bad Bunny gracias por tu visión, tus ideas y por contar con nosotros para ayudarte a poner estas ideas frente al mundo”, expresó López Mari.
El Festival Internacional de la Creatividad Cannes Lions 2023 comenzó el pasado 18 de junio y está previsto que finalice el próximo 23. De momento no se reportó que el cantante puertorriqueño haya viajado a Cannes para participar en el evento.
Te puede interesar: ¿Con el mismo nombre del hijo de JLO? Marc bautizó a su hijo con Nadia
Dejanos tu comentario
Cannes consagró a la tercera directora en 76 años
La directora francesa Justine Triet ganó este sábado pasado la Palma de Oro del 76º festival de Cannes por “Anatomie d’une chute”, un drama judicial, convirtiéndose en la tercera directora consagrada en la historia del prestigioso certamen de cine. La cineasta, de 44 años, sucede así a Jane Campion, que ganó el galardón en 1993 con “La lección de piano”, y a la francesa Julia Ducournau (“Titane” 2021).
Por un lado, es una progresión del cine hecho por mujeres, y al mismo tiempo, una nueva consagración para el cine francés, que ya conquistó galardones en los pasados festivales de Venecia (Gran Premio del Jurado) y Berlín (Oso de Oro). El jurado de Cannes otorgó el Gran Premio, el segundo en importancia, a un escalofriante retrato de la vida diaria del comandante del campo de exterminio nazi de Auschwitz, “The Zone of Interest”, del británico Jonathan Glazer.
El premio al mejor director se lo llevó el francés de origen vietnamita Tran Anh Hung por “La passion de Dodin Bouffant”, una fábula sobre una pareja de chefs del siglo XIX. El premio del Jurado fue para “Fallen Leaves”, del finlandés Aki Kaurismaki, una original comedia romántica. El guión lleno de suspense de la película “Monster” del japonés Hirokazu Kore-eda también se llevó un galardón.
El jurado consagró como mejor actriz a la joven turca de 36 años Merve Dizdar, por “About dry grasses”, ambientada en Anatolia, y como mejor actor al japonés Koji Yakusho por su papel de un limpiador de baños públicos, en el filme “Perfect Days”, del director alemán Wim Wenders.
Una muerte sospechosa
“Anatomie d’une chute” (“Anatomía de una caída”) narra a lo largo de 2h30 el juicio de una escritora alemana (Sandra Hüller) tras la sospechosa muerte de su marido en su chalet en los Alpes franceses. No hay ningún testigo del incidente y el hijo de la pareja es deficiente visual. La justicia deberá examinar las circunstancias del hecho, una reconstrucción de la crisis de la pareja diseccionada con eficacia.
Triet ha realizado cuatro películas, todas ellas retratos de mujeres, oscilando entre el drama y la comedia. Glazer, por su parte, se centra en la vida del comandante nazi Rudolf Hoss, y de su familia, en una confortable casa con un gran jardín al lado de Auschwitz. En la película no hay ni un solo plano de violencia. Todo es indirecto, sugerido, pero no por ello menos terrorífico.
Cine latinoamericano
Cannes fue a lo largo de casi dos semanas una ventana privilegiada al cine mundial, con 21 películas en competición para la Palma de Oro. El cine iberoamericano no estaba esta vez en la competición oficial, con excepción del brasileño Karim Ainouz, que presentaba su primera película en inglés, “Firebrand”, sobre la sexta y última mujer de Enrique VIII. Sin embargo, sí estuvo presente en las secciones paralelas.
El filme chileno “Los colonos” de Felipe Gálvez --una crónica descarnada de las masacres de indígenas que acompañaron la conquista de Tierra de Fuego-- y el brasileño “Levante” de Lillah Halla --que aborda el espinoso asunto del aborto-- fueron reconocidos con el premio de la crítica internacional en sus respectivas secciones (Una Cierta Mirada y la Semana de la Crítica, respectivamente).
Lea más: Las 24 Horas de Le Mans fascinan a Hollywood
También tuvo un reconocimiento la brasileña “Crowra”, de João Salaviza y Renée Nader Messora, premiada en la sección Una Cierta Mirada por su reparto coral que evoca la vida del pueblo kraho del Cerrado brasileño. Y la película española “Creatura”, de Elena Martín, una exploración sin tabúes de la sexualidad femenina, ganó el premio a la mejor cinta europea dentro de la Quincena de Cineastas, otra de las secciones paralelas.
Por esta edición de Cannes, también desfiló toda una generación de estrellas que va entonando el adiós, como Kean Loach (86 años), Marco Bellocchio (83) o Martin Scorsese (80), que presentó fuera de concurso “Killers of the Flower Moon”. El galán estadounidense Harrison Ford (80 años) presentó también la que será probablemente su última interpretación de Indiana Jones. Y el director español Víctor Erice, también pasados los 80 años, creó polémica al criticar que su elogiada película “Cerrar los ojos” no fuera admitida a tiempo en alguna sección en competición.
Palmarés de la 76º edición
Estos son los premiados de la 76ª edición del Festival de cine de Cannes:
- Palma de Oro: “Anatomie d’une chute”, de la francesa Justine Triet.
- Gran Premio: “The Zone of Interest”, del británico Jonathan Glazer.
- Mejor dirección: al francés Tran Anh Hung por “La passion de Dodin Bouffant”.
- Premio del Jurado: al finlandés Aki Kaurismäki por “Fallen leaves”.
- Mejor Guión: al japonés Yuji Sakamoto por “Monster”.
- Mejor Actriz: a la turca Merve Dizdar por “About Dry Grasses”.
- Mejor Actor: al japonés Koji Yakusho por “Perfect Days”.
- Cámara de Oro (mejor primera película): al vietnamita Thien An Pham por “Inside the Yellow Cocoon Shell”.
- Palma de Oro del cortometraje: “27″ de la húngara Flóra Anna Buda.
- Palmas de Oro honoríficas: Michael Douglas y Harrison Ford.
Primera actriz turca en ganar
Merve Dizdar se convirtió a los 36 años en la primera actriz turca en ganar el premio a la mejor interpretación femenina en el festival de Cannes por “About dry grasses”, una evocación de la Turquía rural de Nuri Bilge Ceylan. El director turco, Palma de Oro en Cannes en 2014 con “Winter Sleep”, le confió el papel de Nuray, una profesora y militante que intenta reconstruirse tras un atentado que le dejó sin una pierna.
La película transcurre en una zona remota de Anatolia, donde Nuray conocerá a Samet (interpretado por Deniz Celiloglu), un maestro de escuela que oscila entre la desesperación y la misantropía. A través de la historia de Samet, un personaje que lleva tiempo esperando un traslado a Estambul, el director aborda las repercusiones psicológicas de la distancia y los sentimientos de aislamiento, alienación y exclusión.
El filme también retrata la lucha diaria de los habitantes de esta región y su contexto geográfico y social. Merve Dizdar, que estudió arte dramático y comenzó en el teatro, rodó su primera película, “Bir Ses Böler Geceyi” (“Un ruido en la noche”), en 2011 y luego trabajó en varias series de televisión. En 2020, destacó por su personaje en la comedia “War of the Eltis”, uno de los mayores éxitos de taquilla en Turquía.
Antes de ella, dos actores turcos habían recibido el premio a la interpretación masculina en Cannes en 2003, Muzaffer Özdemir y Mehmet Emin Toprak, por sus papeles en “Uzak”, también de Nuri Bilge Ceylan. El personaje que interpreta en “About dry grasses” (“Sobre las hierbas secas”) “está luchando por su existencia y ha superado muchas dificultades”, dijo la actriz tras recibir el galardón.
Lea también: “Descansar en paz”, la película de Netflix en que Asunción es un destino de fuga
Rodar con Ceylan, “fue una experiencia sublime, mi personaje no estaba muy detallado en el guion, era necesario interpretarlo”, explicó la actriz a la prensa tras la proyección de la película el pasado viernes. Trabajar con él “es algo muy gratificante”, añadió la joven, que solo descubrió la película terminada el día antes de su proyección.
“Estábamos como en un laboratorio al comienzo del rodaje, sobre los sentimientos, las personas. Este director es excepcional, rodar con él fue como un baile donde se mezclan sentimientos”, afirmó. Nuri Bilge Ceylan, conocido por la meticulosidad de su puesta en escena, la omnipresencia del paisaje y sus largas películas (más de tres horas en algunos casos), es uno de los cineastas más reconocidos de su país y del cine de autor internacional.
Éxito y polémica
El cine latinoamericano pasó discretamente por el 76º Festival de Cannes que terminó este sábado, mientras que la presencia de España, invitada de honor en el mercado audiovisual paralelo, se vio empañada por la ausencia del director Víctor Erice. Ninguna producción de América Latina participó en la selección oficial. Solo fue convocado el brasileño Karim Ainouz, que presentaba su primera película en inglés, “Firebrand”.
Las cintas presentadas en secciones paralelas tuvieron recompensas menores, que dejan quizás presagiar el ascenso de una nueva generación, más interesada en temas como los indígenas o la sexualidad femenina.
El filme chileno “Los colonos” de Felipe Gálvez, sobre las matanzas de indígenas en Tierra de Fuego-- y el brasileño “Levante” de Lillah Halla, sobre el aborto, fueron reconocidos con el premio de la crítica internacional en sus respectivas secciones (Una Cierta Mirada y la Semana de la Crítica).
También tuvo un reconocimiento la brasileña “Crowra”, de João Salaviza y Renée Nader Messora, premiada en la sección Una Cierta Mirada por su reparto coral que evoca la vida del pueblo kraho del Cerrado brasileño.
Y la película española “Creatura”, de Elena Martín, una exploración sin tabúes de la sexualidad femenina, ganó el premio a la mejor cinta europea dentro de la Quincena de Cineastas.
Larga gestación
En la mayoría de películas latinoamericanas, el tiempo entre la concepción del proyecto y su realización fue largo, durante años.
Unos nueve años en el caso de “Los colonos”.
“La verdad, el tiempo tiene más que ver con buscar financiamiento que con otra cosa. Hacer cine en Chile es muy difícil. Recibimos muy poco apoyo, muy poco dinero”, declaró a la AFP Felipe Gálvez, que filmaba un largometraje por vez primera.
En el caso de “Levante”, otra ópera prima, Lillah Halla necesitó siete años. El covid-19 también fue un obstáculo para su gestación, como en tantos otros proyectos.
Ainouz, por su parte, reconoció que “Firebrand”, una lujosa producción con Alicia Vikander y Jude Law, fue un encargo, después de quedarse sin su propio proyecto en Brasil en el año 2020.
“Hacer una película en inglés es también entrar en el mundo del cine comercial”, reconocía a la AFP.
El caso Erice
Cannes empezó este año por todo lo alto para España: invitada de honor en el mercado del cine paralelo al festival, con récord de inscritos y decenas de actos oficiales.
Pedro Almodóvar presentaba además su esperado cortometraje “Extraña forma de vida”, un wéstern gay que fue bien acogido.
El festival esperaba otro invitado de honor, el veterano Víctor Erice, que deslumbró precisamente hace medio siglo a la Croisette con “El espíritu de la colmena”.
Este año presentaba “Cerrar los ojos” en la denominada Cannes Première, una sección con películas importantes que por alguna causa no entraron en ninguna sección competidora.
Fue en esta sección donde se estrenó el año pasado “As Bestas” de Rodrigo Sorogoyen, luego todo un éxito de crítica y taquilla.
Erice no acudió al estreno, en protesta por lo que considera una mala comunicación con el Festival.
El veterano director de 82 años, que volvía a presentar un largometraje de ficción después de más de tres décadas, aseguró en una carta abierta en el diario “El País” que su película estaba lista para ser incluida en la selección oficial desde el 24 de marzo.
La selección oficial se cerraba en abril.
“Puede que más de uno se pregunte: si la película estaba lista para ser proyectada en Cannes Première, ¿por qué no lo estaba para ser presentada a Competición?” explicaba Erice en su carta abierta.
Presentar una película a una u otra sección es una decisión importante para un cineasta que acude a Cannes: los calendarios son diferentes, y hay que calibrar las expectativas propias y las señales que recibe de los comités de selección.
“La selección de la película ‘Cerrar los ojos’ se desarrolló en las condiciones habituales del proceso”, aseguró un comunicado del festival.
“El Festival de Cannes es el primer sorprendido” por la polémica, añadió el texto.
El esperado regreso de Pixar
“Elemental”, la película que clausura el 76º Festival de Cannes, marca el regreso de Pixar a la Croisette y a los cines, según el director del estudio de animación, esta vez con una historia de amor “a lo Romeo y Julieta” donde conviven los cuatro elementos.
Estar en Cannes, “después del período de eclipse del covid, ¡significa para nosotros volver a los cines!”, celebró Pete Docter, cuya película se estrenará en junio, en conversación con la AFP.
El director del estudio fundado en 1986 y comprado por Disney en 2006 insiste: “Queremos que el público vea nuestras películas en la pantalla grande, con otros espectadores alrededor, es un placer”.
Tras el cierre de salas provocado por la pandemia, Disney optó por poner algunos de sus largometrajes en la plataforma Disney+, como “Soul”.
“En Pixar, estamos siguiendo la misma estrategia de Toy Story, es decir, encontrar ideas con un mensaje universal y mostrar nuestras películas a tantas personas como sea posible” en salas de cine, subraya Docter.
La nueva película comienza con una historia de amistad entre Flam, una joven intrépida e ingeniosa, y Flack, un chico sentimental y divertido, guiado por su corazón, en una ciudad donde conviven los cuatro elementos.
Sin embargo, la química quita toda esperanza de coqueteo o de amor entre los “Flamboyants”, fuegos que se alimentan de troncos y llevan a sus bebés en barbacoas rodantes, y los “Aquatiques”, personajes que, como el héroe Flack Lamare, corren el riesgo de evaporarse con altas temperaturas.
Inspirado en su propia experiencia, el director surcoreano Peter Sohn (“Un Gran Dinosaurio”) se basó en su relación amorosa con una estadounidense de origen italiano para transmitir un mensaje sobre “las dificultades y los malentendidos entre culturas”, dijo Docter a la AFP.
Como siempre sucede con Pixar, el largometraje está dirigido tanto a adultos como a niños.
Esta película animada también utiliza efectos especiales en “casi todas las tomas” por la forma de los personajes, como el de una llama al viento en constante movimiento. “Cuando Peter Sohn me dijo: ‘Quiero personajes hechos de fuego y agua’, dije ‘fantástico’. Pero no tenía idea de cómo lograrlo”, recuerda Docter.
Una pareja en crisis
“Anatomie d’une chute”, que ganó la Palma de Oro de Cannes el sábado, es un drama judicial dirigido por la francesa Justine Triet, que disecciona meticulosamente la crisis de una pareja que desemboca en la muerte sospechosa del marido.
Llevada magistralmente por la actriz alemana Sandra Hüller, la película dura 2h30 y su estreno está previsto en agosto en Francia.
“Es más grande que una película judicial”, dijo a la AFP la directora de 44 años, que ha rodado cuatro películas hasta ahora, siempre en torno a personajes de mujeres.
La película “explora una vez más la familia y la pareja: ¿cómo estamos juntos? ¿Qué nos damos a nosotros mismos? ¿Qué nos debemos a nosotros mismos?”.
Hüller es “un personaje que asume su libertad, su sexualidad, sus elecciones de vida. Es fuerte y eso provoca sospechas”, explicó la directora.
“Siempre he hecho películas sobre mujeres. Esta vez, es alguien que no es fácil de entender”, añadió.
La película fue coescrita por Triet y su pareja, el actor y director Arthur Harari.
El protagonista de “Anatomie d’une chute” es depresivo y conduce a la familia (su esposa y un hijo deficiente visual) a un callejón sin salida en ese chalet aislado en plena montaña.
¿El esposo se suicidó o ella lo mató? No hay ningún testigo, así que el juicio lo protagonizan tanto la viuda como su abogado y el fiscal.
Hasta que una declaración del hijo, interpretado con gran convicción por un joven actor (Milo Machado), provoca el desenlace.
Justine Triet construyó como “un rompecabezas” la cinta. El espectador se proyecta desde la primera escena, cuyo significado entiende solo tardíamente.
“Esta película es como meterse en el cerebro de esta mujer tratando de entender quién es como mujer, como madre, como artista”, dice Triet.
Las escenas del juicio son centrales, llevadas por el enfrentamiento entre el fiscal general, interpretado por Antoine Reinartz, y el abogado del acusado (Swann Arlaud).
La directora dice que estaba muy interesada en la justicia cinematográfica: “El juicio es un lugar donde deliramos sobre la vida de las personas, donde el discurso está distorsionado. Es el lugar donde comienza la ficción”, dice.
Visión pesimista
El director británico Ken Loach, dos veces coronado en Cannes, presentó este viernes su visión más pesimista del futuro de su país con “The Old Oak”, mientras que la joven realizadora Alice Rohrwacher le ponía poesía al pasado italiano con “La chimera”.
Ambas películas cerraron el maratón de 21 películas que compiten por la Palma de Oro, cuyo jurado anunciará los premios el sábado por la noche.
Durante décadas de cine militante, Loach ha mostrado una visión combativa de la clase obrera de su país, siempre bajo una óptica de izquierdas.
Ganó su primera Palma de Oro en 2006 con “El viento que acaricia el prado” (sobre la independencia de Irlanda), y la segunda en 2016 con “Yo, Daniel Blake” (sobre las vicisitudes de un carpintero desempleado).
Los trabajadores del veterano director (86 años) luchan y sufren, viven historias de amor y hasta se permiten ramalazos de humor típicamente británico. El final de sus películas acostumbra a dejar espacio para la esperanza.
“The Old Oak” narra la llegada de refugiados sirios a una pequeña ciudad del norte de Inglaterra, esa región que se fue hundiendo en la miseria tras el fin del carbón y la industria, y que votó masivamente por el Brexit en 2016.
Especialista en reclutar a vecinos locales para sus películas, y en dejar libre curso al debate político, la cámara de Loach recoge sin filtros los comentarios racistas de algunos de sus personajes en esta película sombría, en lo que no hay un resquicio de historia de amor.
Son las reacciones de los protagonistas, básicamente el dueño de un pub que decide acoger a los refugiados, las que muestran la desesperanza de la situación.
Heredero de toda una lucha sindical, este hombre se ve desbordado por la rabia y el odio de sus compatriotas. Y decide trazar una raya y tomar partido por los que llegan y se unen al combate que él asumió toda su vida.
El futuro del Reino Unido se ve reflejado en una enorme pancarta con un lema sindical, en inglés y en árabe.
Salteadores de tumbas italianos
La italiana Alice Rohrwacher, de 41 años, compite por tercera vez en Cannes con “La Chimera”. La película narra la rocambolesca historia de un joven arqueólogo británico, Arthur (Josh O’Connor), que se dedica a desvalijar tumbas milenarias en la Italia de los años 1980 junto a un equipo de desharrapados, los “tombaroli”.
Rohrwacher compite para la Palma con dos compatriotas suyos, los veteranos Marco Bellocchio (83 años) y Nanni Moretti (69 años), ambos con miradas severas sobre el pasado histórico de su país.
Rohrwacher mira en cambio hacia atrás de manera tierna y emotiva, para explicar una actividad misteriosa e ilegal, que explicaría la procedencia de muchos tesoros arqueológicos en museos del mundo entero.
Tramposos pero enternecedores, ese grupo de salteadores de tumbas se fía en particular de los poderes casi sobrenaturales de Arthur.
Poco a poco, con un estilo que bebe en películas vanguardistas de los años 1970, Rohrwacher arrastra al espectador por los meandros de esta película luminosa y llena de poesía.
Rohrwacher recibió el Gran Premio del festival en 2014 con “El país de las maravillas”, y en 2018 el premio al mejor guión ‘ex-aequo’ para “Lazzaro feliz”.
El 76º Festival de Cannes ha sido a lo largo de casi dos semanas una ventana al cine mundial, con directores veteranos y voces nuevas, y siete mujeres realizadoras a concurso, un récord.
De los 21 aspirantes a la Palma de Oro, trece repitieron en Cannes, y cinco ya la ganaron.
El jurado, presidido por el director sueco Ruben Ostlund, se encerrará el sábado en una villa para dirimir la lista de premios.
Escucha a las mujeres
En apenas cuatro películas y otros tantos retratos de mujeres, la directora francesa Justine Triet se ha labrado un nombre en el cine de su país, y este sábado fue consagrada con la Palma de Oro del Festival de Cannes por “Anatomie d’une chute”.
A sus 44 años, la francesa es la tercera directora en ganar el máximo galardón en la historia del festival, con esta “Anatomía de una caída”, una sobria autopsia de una pareja disfuncional de escritores.
Su película narra el juicio de una escritora alemana (Sandra Hüller) tras la sospechosa muerte de su marido en su chalet en los Alpes franceses.
Nacida el 17 de julio de 1978 en Fécamp, Justine Triet creció en París.
“Mi madre tuvo una vida bastante compleja, trabajando y criando a tres hijos, dos de los cuales no eran suyos. Mi padre estaba muy ausente”, dijo a la AFP.
En 2007 realizó su primer documental, “Sur place”, sobre unas manifestaciones estudiantiles en Francia.
Pero fue “La batalla de Solférino” la que causó sensación en Cannes en 2013 cuando se programó en una selección paralela del festival.
Un año después, esta película rodada en medio de la multitud el día de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, fue nominada a los Premios César del cine francés en 2014 en la categoría de mejor película.
En el filme Triet retrata con mucho humor la crisis de una pareja y, al mismo tiempo, una sociedad ansiosa e histérica.
Adicta a las series de televisión, la directora ve consagrada su reputación con el filme “Los casos de Victoria” (2016), que vieron en Francia cerca de 700.000 espectadores.
La cinta habla del desorden sentimental y la desilusión con lo absurdo de la existencia, todo ello con diálogos hilarantes.
Virginie Efira interpreta a la protagonista, una madre soltera y abogada penalista al borde de un ataque de nervios.
Fue nominada cinco veces para los César de 2017, también en las categorías de mejor película y mejor actriz.
Fiel a sus intérpretes, se reencuentra con Efira en 2019 en “El reflejo de Sibyl”, donde la actriz interpreta a una novelista convertida en psicoanalista.
También aparecen estrellas del cine francés como Adèle Exarchopoulos, Gaspard Ulliel y Niels Schneider. La película estuvo en la selección oficial de Cannes.
Para “Anatomie d’une chute”, Triet coescribe el guión con su pareja, el director y actor Arthur Harari, otra figura del cine de autor.
Si bien dice ser “instintiva”, su cine, que no deja nada al azar, es muy reflexivo, “cuestionando mucho las relaciones entre hombres y mujeres, que están en el centro de nuestras vidas”.
El cine debe contribuir “a la revolución social” feminista, asegura.
“Durante mucho tiempo, cuando veía películas, pensaba que era el niño, me identificaba con el papel masculino”, por falta de papeles femeninos fuertes.
“Necesitamos historias hechas por mujeres, dirigidas por mujeres, juzgadas por mujeres. Todavía estamos muy lejos de la paridad”, afirma.
El director que estremeció
Jonathan Glazer ha dirigido solo un puñado de películas en 20 años, pero cada una ha sido única, hasta la consagración este sábado con el Gran Premio del Festival de Cannes por “The Zone of Interest”. Una década después de su última película, “Under the Skin”, una extraña cinta con Scarlett Johansson como extraterrestre, el enigmático cineasta aterrizó en Cannes con una escalofriante mirada al Holocausto, que narra la vida familiar, banal, del comandante que dirigía el campo de exterminio de Auschwitz, Rudolf Höss.
Nacido en Londres hace 58 años, Glazer comenzó en el teatro antes de pasar a los anuncios y videos musicales.
En la década de los años 1990 hizo publicidades para marcas como Guinness, Stella Artois y Levi’s y varios videos musicales para Radiohead, así como “Virtual Insanity” del artista Jamiroquai, que ganó el premio MTV video del año en 1997.
Glazer causó sensación con su primera película, “Sexy Beast” (2000) protagonizada por Ray Winstone y Ben Kingsley.
Con esta cinta le dio un vuelco al cansado género de gángsters británicos, con imágenes abrasadoras, como en sus videos, y un personaje loco, Don Logan, interpretado por Kingsley.
Cambiando radicalmente de género, Glazer abordó con “Reencarnación” (2004) una misteriosa historia ambientada en Nueva York.
Una viuda (Nicole Kidman) conoce a un niño de 10 años que dice ser su marido muerto reencarnado.
La película confundió y escandalizó a los críticos en ese momento y fue abucheada en su estreno en el Festival de Venecia, donde perturbó por los matices sexuales de la relación central.
Sin embargo, su reputación ha crecido a lo largo de los años y se ha ganado comparaciones con el legendario director Stanley Kubrick.
“Under the Skin”, realizada en 2013, es una película de ciencia ficción ambientada en una remota ciudad costera escocesa.
Scarlett Johansson es una alienígena en forma humana que deambula por las playas y calles, recogiendo hombres al azar y atrayéndolos a una casa abandonada.
Mezclando escenas abstractas altamente estilizadas con el crudo realismo de Glasgow, la película de Glazer es a la vez desconcertante y fascinante, pero esta vez conquistó a los críticos y la película encabezando múltiples listas de las mejores del año.
A pesar de ese éxito, pasó una década haciendo tan solo un par de cortometrajes, antes de emprender el rodaje de “The Zone of Interest”.
“Medito mucho. Reflexiono un montón sobre lo que voy a hacer, ya sea bueno o malo. Hay mucho ruido ahí afuera, no me interesa contribuir a eso”, explica.
Actor célebre en Japón
Koji Yakusho, de 67 años, ya era uno de los actores más famosos de Japón, tanto en películas populares como de autor, pero la consagración le ha llegado en Cannes con el premio al mejor actor por su papel en “Perfect days”, de Wim Wenders. “Trabajar con Wim Wenders ha sido una experiencia increíble”, dijo a la AFP durante una entrevista en el certamen.
En esta película del director de “Paris, Texas” (Palma de Oro en 1984) interpreta a Hirayama, un empleado de los baños públicos de Tokio, silencioso y solitario, coleccionista de casetes de audio de clásicos del rock.
“Wim me había dado muy poca información sobre el personaje (...) Había mucho misterio. Incluso hoy, es un personaje del que lo ignoro casi todo”, aseguró.
“Era la primera vez que rodaba así, en una duración muy corta, sin ensayos”, dice.
En el filme Wim Wenders usa una puesta en escena limpia, con pocos diálogos, para contar con poesía el despertar al mundo de un hombre que se había aislado tras “un evento traumático”.
Nacido en 1956 en Isahaya (prefectura de Nagasaki), Koji Yakusho es uno de los actores más populares y prolíficos del cine japonés contemporáneo.
Comenzó su vida profesional como empleado de ayuntamiento antes de lanzarse a su carrera de actor en 1979 tras pasar por una escuela de teatro.
“De ochocientos solicitantes, entraron cuatro y hoy soy el único que es actor”, recordó en una entrevista al periódico francés L’Humanité en 2003.
Su primer papel importante fue en “Tampopo” de Juzo Itami, la historia de una cocinera que intenta encontrar la receta perfecta para la sopa de fideos.
La película fue un éxito en su país y ayudó a lanzar su carrera.
Desde entonces, el actor no ha parado de trabajar, tanto en películas populares como “Shall we Dance?” de Masayuki Suo (1996) como en obras de autor como “Sleeping Man”, de Kohei Oguri (premio del Jurado en Cannes en 1990 por “The Sting of Death”) o “La anguila”, Palma de oro en Cannes en 1997 en la que interpretaba el papel principal.
“Ya he venido [a Cannes] cinco veces y cada vez, es un honor”, dijo a la AFP.
En los últimos años trabajó con el director Hirokazu Kore-eda (Palma de oro en 2018 por “Un asunto de familia”) en una película llamada “El tercer asesinato” (2017), donde interpreta a un hombre que mata a su jefe que le ha despedido.
“Principalmente hago cine, aunque también he rodado algunas series. Mi preferencia sigue siendo el cine”, asegura.
Federación de críticos
La película “Los colonos” del director chileno Felipe Gálvez, y “Levante”, de la brasileña Lillah Halla, fueron premiadas este sábado por la Federación Internacional de Críticos de Cine (Fipresci) en Cannes, informó la entidad mediante un tuit.
Los críticos premiaron también “The Zone of Interest”, del británico Jonathan Glazer, que concursa a su vez para la Palma de Oro del 76º Festival de Cannes, cuya gala de clausura se celebra este mismo sábado.
Cada año el jurado de críticos de la Fipresci selecciona una película de las grandes secciones del festival: la competición oficial, Una Cierta Mirada, Semana de la Crítica y la Quincena de Cineastas.
“Los colonos”, una película que aborda las masacres de indígenas durante la colonización de Tierra del Fuego, fue premiada por “la fuerza y precisión de su puesta en escena”, explicó el jurado.
La película concursaba en la sección Una Cierta Mirada.
“Levante”, que participaba en la Semana de la Crítica, narra por su parte el dilema de Sofía, una adolescente brasileña dotada para el voléibol, que se queda embarazada y que decide abortar en el vecino Uruguay.
“La suerte de Sofía es que, más allá de su determinación, no está sola”, explicó el jurado.
“The Zone of Interest” muestra por su parte la banalidad diaria del responsable del campo de exterminio de Auschwitz, el comandante Rudolf Höss, y su familia.
“Al presentar el horror como algo usual, con diálogos banales, la película es una reflexión sobre la ignorancia como una enfermedad que conecta el pasado con el presente”, explicó la Fipresci.
Jane Fonda cautiva
La legendaria actriz Jane Fonda, de 85 años, luciendo traje y pelo gris, cautivó este viernes al público en el festival de Cannes, en una charla donde habló de los besos de Alain Delon, pero también de lucha por el planeta. “Alain Delon era el ser vivo más hermoso. Y le encantaban los besos. Tenía muchas escenas de amor geniales... pero se fue con la otra, [Lola] Albright”, una actriz, dijo la estadounidense entre risas.
Fonda apareció por primera vez en la pantalla en 1960 y obtuvo dos óscar a la mejor actriz, por “Klute” (1971) y “El regreso” (1978).
Conocida por su activismo durante la guerra entre Estados Unidos y Vietnam, Fonda también es una activista climática.
“En 1970, me convertí en activista. Estaba viviendo en París con [Roger] Vadim y los soldados estadounidenses que habían salido de Vietnam comenzaron a hablarme sobre lo que estaba sucediendo allí”, recordó la actriz, citando al director francés con el que estuvo casada.
“No les creí (...) Y luego un soldado me dio el libro de Jonathan Schell sobre el pueblo de Ben Suc en Vietnam. Cuando cerré el libro, era otra persona”, recordó.
En los últimos años Fonda ha hecho múltiples apariciones en instancias internacionales en su lucha contra el cambio climático.
“Todavía tenemos una razón para tener esperanza (...) tenemos entre siete y ocho años para reducir a la mitad nuestro consumo de energía de combustibles fósiles. Y no bostecen cuando digo eso”, dijo ante una sala llena en Cannes.
Galardonan a “Crowra”
La película brasileña “Crowra” fue galardonada este viernes con el Premio Conjunto de la sección Una Cierta Mirada en el Festival de Cannes.
La británica “How To Have Sex”, de la realizadora Molly Manning Walker, obtuvo el premio principal de esta sección, la segunda del festival, que premia a los nuevos talentos.
“Crowra”, del portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora, documenta el pasado, el presente y los desafíos actuales de la tribu krahô en el Cerrado de Brasil, una vasta región de sabana tropical.
“Lo que buscamos es traducir la sensibilidad, la poesía, la belleza de los krahô y ponerla en imágenes, en sonido, en montaje”, dijo Salaviza en una entrevista con la AFP durante el festival.
“How to make sex”, por su lado, sigue a tres adolescentes británicas que se van de vacaciones a la isla griega de Creta. Una de ellas quiere perder su virginidad, pero las cosas no suceden como esperaba.
“Fue la película más mágica de la vida”, declaró al ser recompensada la directora, que dedicó el galardón “a todos quienes han sido agredidos sexualmente”.
La película no muestra la violencia sexual, sino las emociones que atraviesan las chicas.
“Creo que como mujeres conocemos demasiado bien la experiencia. No necesitamos sentirnos traumatizadas de nuevo”, declaró la londinense, de 29 años, a la AFP durante el festival. El jurado de la sección Una Cierta Mirada estuvo presidido por el actor estadounidense John C. Reilly.
De las transparencias al ‘vintage’
Año tras año, actores, modelos y estrellas de las redes sociales de todo el mundo se dan cita en la alfombra roja del festival de Cine de Cannes.
Estas son las tendencias que marcaron la 76ª edición. Unas semanas después de la Met gala, considerada la principal cita anual del mundo del espectáculo y la moda en Nueva York, donde se vieron vestidos icónicos de las pasarelas de los años 1990, la Croisette también adquirió un ligero tono ‘vintage’.
La intérprete de la sulfurosa serie “The Idol”, Lily-Rose Depp (23 años), lució un minivestido Chanel de las colecciones de la casa de moda.
En cuanto a la influente francesa Léna Mahfouf (más conocida como Léna Situations), optó por una especie de body con una larga cola que dejaba al descubierto sus piernas, inspirado en un vestido antiguo de la marca británica Vivienne Westwood que llevó Naomi Campbell en 1994.
Un vestido que le valió una avalancha de comentarios groseros.
“Espero que el futuro y la distancia no nos traigan más que amor”, reaccionó en su cuenta de Instagram.
Por su parte, la actriz Natalie Portman, que presentaba la película “May December” junto a Julianne Moore, retrocedió aún más en el tiempo con un vaporoso vestido inspirado del mítico vestido Junon, creado por Christian Dior en 1949.
Vestidos transparentes
El “naked dress”, o vestido transparente, no es una invención reciente.
Fue probablemente la modelo británica Kate Moss la primera en lucirlo en 1993, en Londres.
A sus 19 años apareció sin maquillaje con un vestido largo sin espalda, con tirantes, de color plateado y totalmente transparente.
Desde entonces, el atuendo ha sido emulado.
Desde Rihanna hasta Kendall Jenner, el vestido transparente siempre regresa.
En Cannes, la modelo Irina Shayk apareció, varias veces, con diferentes versiones de vestidos transparentes.
La actriz y modelo Julia Fox causó sensación durante la presentación de la serie “The Idol” con un vestido que dejaba al descubierto casi por completo sus pechos. La modelo Iris Law también optó por un vestido-lencería transparente.
Black is beautiful
El vestido negro, insustituible, símbolo eterno de elegancia, conquistó Cannes, como el que llevaba la estrella del pop Dua Lipa, que ha lanzado una pequeña colección de moda junto a Donatella Versace.
Por su parte, Phoebe Waller-Bridge, que vino a presentar el último “Indiana Jones” (fuera de concurso), apostó por un impresionante vestido negro con volantes de Schiaparelli.
Los hombres también apostaron por el ‘look’ negro total, como la superestrella del rap estadounidense, Travis Scott, que estaba en la alfombra roja para la presentación de la serie “The Idol”, co-creada por el cantante canadiense Abel “The Weeknd” Tesfaye.
También vistieron de negro los actores del cortometraje del español Pedro Almodóvar, “Strange Way of Life”, presentado fuera de concurso, aunque Pedro Pascal no vino a Cannes.
Experimentos capilares
La modelo Gigi Hadid volvió a causar sensación en la alfombra roja por su rubio “Barbie” muy elogiado por la prensa femenina. El otro “shock” capilar lo protagonizó Helen Mirren.
La actriz británica de 77 años apareció en la alfombra roja con el cabello azul.
La otra tendencia que se abrió camino en la alfombra roja es el” cabello mojado”, peinado con efecto húmedo, utilizado por las modelos Grace Elizabeth o Irina Shayk.
En lo que concierne a los hombres, el bigote hizo un tímido regreso.
El actor Bryan Cranston, que presentaba “Asteroid City”, de Wes Anderson, no dudó en jugar con el suyo durante la tradicional sesión de fotos.
Y el británico Jude Law, que vino a presentar “Firebrand” del brasileño Karim Aïnouz, se hizo notar en la alfombra roja con su elegante esmoquin y su bigote perfectamente recortado.
La bondad humana
El alemán Wim Wenders ganó en Cannes en 1984 con una reflexión sobre la reconciliación con el pasado y ese tema no lo ha abandonado cuatro décadas después, como demuestra con “Perfect Days”, en tanto que la francesa Catherine Breillat se regodea en la debilidad de la carne con “L’été dernier”.
A sus 77 años, Wenders es una de las leyendas cinematográficas que dominan la 76ª edición del Festival de la Costa Azul francesa.
Scorsese (80 años) hurga en la historia de Estados Unidos con “Killers of the flower moon”, el italiano Marco Bellocchio (83 años) en la de su país con “Rapito” y su compatriota Nanni Moretti (69 años) lo mezcla todo y lanza una diatriba con “El sol del futuro”.
“Perfect Days” cuenta en cambio una historia sencilla: la de un trabajador japonés, Hirayama, que limpia baños públicos cada día, que se sienta en un parque al mediodía para almorzar y tomar fotos de los árboles y que parece reconciliado con la vida.
Como el desasosegante personaje que interpretó el actor Harry Dean Stanton en la multipremiada “Paris Texas” (1984), detrás se esconde un episodio terrible de su pasado, que el espectador descubre a medias, a mitad de la película.
A Wenders le interesa la bondad humana y la filma de manera lenta y tenaz.
“La verdad es que, si aprendes a vivir totalmente en el aquí y ahora, ya no hay rutina, solo una cadena inacabable de momentos únicos”, explica en las notas de producción de “Perfect Days”.
El director alemán ganó en 1976 el Premio de la crítica internacional con “En el curso del tiempo”.
“Paris Texas” fue su consagración, con el premio de la crítica internacional y el Premio del Jurado, además de la Palma de Oro.
En 1987 se llevó el premio a la mejor dirección por “Las alas del deseo” y en 1993 el Gran Premio del Jurado por “¡Tan lejos, tan cerca!”.
El chico es guapo y hace calor
Para la directora y escritora Catherine Breillat, que regresó a Cannes después de una década, el ser humano en cambio es débil ante la tentación y la cámara está para contarlo.
“L’été dernier” narra la vida acomodada de una abogada (Léa Drucker) que acepta acoger en casa al hijo adolescente y problemático (Samuel Kircher) del primer matrimonio de su marido.
El joven es guapo, hace calor en esa casa enorme y con piscina y el marido trabaja mucho.
Breillat retoma un tema explorado en otra película en competición: “May December” de Todd Haynes.
El filme de Haynes arranca años después de una relación entre una mujer madura que se había enamorado de un chico de 13 años. Las aguas se calmaron, aunque no totalmente.
Breillat filma en cambio el inicio de esa tempestad emocional, bajo la sombra terrible del incesto.
La carne es débil, pero las apariencias burguesas pesan lo suyo y al espectador solo le queda asistir, entre la congoja y el chismorreo, a esa batalla de voluntades.
Breillat sufrió en 2005 una hemorragia cerebral que la dejó hemipléjica. Tras un proceso de rehabilitación, consiguió volver a ponerse detrás de una cámara y presentar en Cannes “Una vieja amante”, en 2007, con Asia Argento.
En 2009 reveló que fue engañada por un estafador y rodó una película interpretada por Isabelle Huppert sobre el trauma, “Abus de faiblesse”.
Después de Wenders y Breillat, solo quedarán dos obras por estrenar en esta 76ª edición de Cannes: “La Chimera” de Alice Rohrwacher, y “The old oak”, de Ken Loach, ambas el viernes.
La gala de premios del Festival se celebrará el sábado.
Una sección paralela, la Quincena de Cineastas, ya anunció sus galardones; la española “Creatura”, de Elena Martín, se llevó uno de ellos, el Europa Cinemas Label.
Premio para “Creatura”
La película española “Creatura”, de Elena Martín, ganó el premio Europa Cinemas Label que recompensa una de las obras presentadas en la Quincena de Cineastas, una de las secciones paralelas del festival de Cannes, indicó este jueves uno de sus coproductores.
“#CREATURA se lleva el Premio @EuropaCinemas a la mejor película de la @Quinzaine ! No podíamos imaginar un estreno mejor”, dijo en Twitter la productora española Elastica Filmes.
El premio Europa Cinemas Label tiene el objetivo de favorecer la promoción, la circulación y la exhibición de la película ganadora, según los organizadores, una red mundial de cines con programación predominantemente europea.
El filme, el segundo de la realizadora, explora la sexualidad femenina siguiendo al personaje de Mila en varias etapas de su vida, enfrentada a los tabús de su familia o de su entorno.
“En la película ponemos el foco en todos esos comportamientos que están absolutamente normalizados”, con el objetivo de “desnormalizarlos”, dijo Martín en una entrevista con AFP.
Cine sobre indígenas
Los krahô de Brasil, los osage de Estados Unidos o los selknam de Chile. Ellos son los protagonistas de algunas de las películas de temática indígena proyectadas en el Festival de Cannes, que los pueblos autóctonos ven como un nuevo altavoz para su causa.
Hasta cuatro filmes se centran en cuestiones indígenas en esta edición del certamen de cine más importante del mundo.
Pero como señalan algunas voces críticas, hay dos tipos de películas con temática indígena: unas hechas por los propios pueblos autóctonos y otras con ellos.
En todos estos filmes de la muestra francesa se trata de cineastas no nativos que han querido contar la realidad de estas comunidades y los atroces hechos históricos que las marcaron.
De ellos, el más sonado fue el estreno de “Killers of the Flower Moon”, de Martin Scorsese, sobre la misteriosa serie de asesinatos que sacudió a la comunidad de los osage en Oklahoma en los años 1920, tras descubrirse petróleo en sus tierras.
El legendario cineasta contó con sus actores fetiche, Robert de Niro y Leonardo DiCaprio, y con la intérprete nativa americana Lily Gladstone.
“Los colonos”, ópera prima del chileno Felipe Gálvez, cuenta también un episodio oscuro del país latinoamericano, el exterminio de indígenas con la colonización de la remota Tierra del Fuego.
Y en “Crowra”, el portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora muestran la vida de los krahô en el centro de Brasil y revelan la matanza que sufrieron en los años 1940.
Mucho más metafórico es el argentino Lisandro Alonso y su “Eureka”, que narra una historia en torno a los lakota de Estados Unidos y a una tribu brasileña, en un filme sin fronteras.
Los guionistas de la película de Scorsese modificaron su trabajo en función de las recomendaciones de los osage.
Y el argentino Alonso renunció a filmar ritos de los lakota a partir de las sugerencias de una de sus actrices en “Eureka”, la joven siux Sadie LaPointe.
“Puede que este sea el momento de poner arriba del escritorio el tema” declaró a la AFP el director argentino.
Factor medioambiental
Varios factores han podido desencadenar esta fascinación por los temas indígenas, entre ellos el medioambiental, según Nelly Kuiru, del pueblo Murui Muina de la Amazonía colombiana, al frente de la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI).
“En las agendas internacionales (...) se habla bastante del cambio climático, de crisis ecológica. Esto lleva a visibilizar más el tema indígena porque hay que tener en cuenta que los pueblos indígenas han gestionado territorios inmensos (...) Los indígenas han gestionado sin deteriorar la selva”, dice la responsable de CLACPI, que agrupa un centenar de entidades de la región.
“Esto abre puertas, no sólo en temas de cine y audiovisuales, sino también en otros escenarios donde se habla un poco más del tema indígena”, agrega.
También hay una tendencia general de memoria histórica para arrojar luz sobre aquellas barbaries que marcaron a estos pueblos, como la masacre de los selknam, en Tierra del Fuego.
Para Gálvez, nacido en 1983, se trata efectivamente de hacer hincapié en este crimen atroz, y dejar de considerar a la comunidad selkman sólo como algo folclórico, como un “souvenir del país”, dice.
Con cuatro filmes en las secciones más destacadas del certamen, esta tendencia podría reforzar los reclamos indígenas en los principales festivales del mundo, especialmente con películas creadas por cineastas autóctonos, que siguen siendo los grandes ausentes.
“Nosotros no venimos a competir con nadie, venimos a mostrar nuestras realidades”, asegura Kuiru, también fundadora de una escuela en Colombia para formar a jóvenes indígenas en el lenguaje audiovisual.
La comunicación sirve para “visibilizar de una manera sana, de una manera no discriminatoria, y poder contar a las otras personas que también somos parte de esta sociedad y que nuestros conocimientos pueden ser soluciones”, afirma.
El cine fantástico
El cine fantástico aunó fuerzas este año en el Mercado de Cannes, el evento paralelo al festival que reúne a los profesionales del sector, para reivindicar su papel, una iniciativa del productor mexicano Pablo Guisa “para que no nos vuelvan a tratar mal”.
Guisa es responsable de Mórbido, un conglomerado considerado como el más importante en la difusión y promoción de cine fantástico y de terror de habla hispana, y que ahora aspira también a producir películas.
“Lo que hace falta es organizarnos de manera profesional y transformarnos en una comunidad de negocio”, dijo Guisa en una entrevista con AFP esta semana. “Le aportamos a la industria del cine suficiente como para poder tener derechos”.
El productor reunió este año por primera vez en un único lugar del Mercado (llamado Fantastic Pavilion) a toda la industria especializada, hispana o no, para “visibilizar a una comunidad que siempre ha existido y dándole un lugar donde puedan estar juntos y a gusto para hacer mejores negocios”.
Tradicionalmente relegado a un segundo plano en los grandes festivales de cine como Cannes (donde suele proyectarse en las “sesiones de medianoche”), el llamado cine de género es sin embargo uno de los que más negocio aporta a la industria del cine en su conjunto.
Es el caso reciente de la saga de terror “Eso” (2017, con una segunda parte en 2019), convertida en un inmenso éxito de taquilla y dirigida por el argentino Andrés Muschietti, o de las películas de Guillermo del Toro, el “faro que ilumina el género”, según Guisa.
El mexicano reivindica también el papel que tuvo el género fantástico después de la pandemia (“los fans del cine de terror sabíamos exactamente lo que iba a pasar”, dice con una sonrisa).
“¿Quién regresó el negocio de las salas de cine, lo revivió, lo trajo de la tumba, como a Frankenstein? El cine de género. Todo el cine nos debería estar agradecidos”, asegura.
Guisa es también muy crítico con ciertos tópicos que según él siguen apegados al cine fantástico, como el exceso de violencia.
“Si alguien se aprovecha de una manera ventajosa de las situaciones complicadas de las naciones latinoamericanas, es el cine de arte y el cine de autor”, asegura, y denuncia la “pornomiseria” de algunas de las películas premiadas en los grandes festivales.
También asegura que el cine fantástico en América Latina vive un “gran momento” con “dos polos muy grandes de producción”, Argentina y México, con directoras como la argentina Laura Casabé o la mexicana Michelle Garza Cervera. Entre sus proyectos está justamente participar en la producción de la próxima película de Garza Cervera, la directora de “Huesera”, considerada uno de los hitos del terror latinoamericano reciente.
Protesta
El equipo de la película “Crowra”, que documenta la vida del pueblo krahô en Brasil, desplegó este jueves una gran pancarta en el Festival de Cannes para apoyar la causa de los indígenas que defienden sus tierras en el país latinoamericano.
“El futuro de las tierras indígenas en Brasil está amenazado” rezaba un mensaje en inglés, que pedía especificamente el fin del “Marco Temporal”.
La pancarta fue desplegada por los directores de “Crowra” --presentada en una de las secciones paralelas del festival -- el portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora, así como por algunos krahô que también participan en la película.
La llamada tesis del Marco Temporal, apoyada por grupos políticos relacionados con el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro y por sectores del agronegocio, sostienenque los indígenas solo tienen derecho a tierras que ocupaban hasta 1988, cuando fue promulgada la Constitución brasileña.
La demarcación de las tierras indígenas es una de las principales reivindicaciones de los pueblos autóctonos y de los defensores del medioambiente en Brasil.
La protesta tuvo lugar durante la tradicional subida de las escaleras del Palacio de la Croisette antes de una sesión de gala, en este caso para la película francesa en competición “La passion de Dodin Bouffant”, un evento que suele ser retransimtido en directo por televisiones de todo el mundo.
Semana de la Crítica
El Gran Premio de la 62ª Semana de la Crítica de Cannes fue otorgado este miércoles a la malaya Amanda Nell Eu por “Tiger stripes”, una película sobre la pubertad que mezcla comedia adolescente y terror. La película narra las vicisitudes de Zaffan, de 12 años, que vive en una pequeña comunidad rural en Malasia y ve cómo su cuerpo se transforma a un ritmo alarmante.
El premio “French Touch” fue otorgado a “Il pleut dans la maison” de la belga Paloma Sermon-Daï, sobre las aventuras de dos adolescentes durante un verano asfixiante de calor.
El jurado, presidido por la francesa Audrey Diwan, entregó el premio a la revelación de la Fundación Louis Roederer a Jovan Ginić, actor en “Lost Country”, del serbio Vladimir Perišić.
Finalmente, el premio SACD fue a parar a la francesa Iris Kaltenbäck, por su papel en “Le Ravissement”, una película sobre la soledad urbana.
Se cuestiona y cuestiona
El director italiano Nanni Moretti se dio baño de melancolía este miércoles con la película “El sol del futuro”, en competición por la Palma de Oro del 76º Festival de Cannes. A sus 69 años, Moretti es un cineasta habitual del festival francés, donde consiguió en 2001 la palma con “La habitación del hijo”, una cinta con un tono mucho más sombrío.
Moretti ha hecho una especialidad de interpretarse a sí mismo, y en esta nueva oportunidad no solamente se cuestiona como artista, como padre y como esposo, sino que dispara sus dardos contra la política italiana, las plataformas de cine en línea y hasta el cine de los demás.
Un autor algo maniático prepara una película sobre un dirigente comunista local en la Italia de los años 1950, pero sus obsesiones le impiden culminar el rodaje.
De nuevo en Cannes este año, una “película dentro de una película”, en la que se mezcla realidad con fantasía.
“No hay tristeza” en la película, asegura en declaraciones a AFP este veterano director, que algunos definen como un Woody Allen europeo. “Hay alegría de crear cosas, de imaginarlas, y humor”, añade.
“¡Espero que no sea un testamento!” exclama en alusión a esta película.
Cannes ha acogido este año a varios creadores en el otoño de sus respectivas carreras, como el también italiano Marco Bellocchio, o el británico Ken Loach.
“El sol del futuro” cuestiona en particular el rol del Partido Comunista italiano ante la represión soviética de Hungría en 1956, aunque la actitud de Moretti ante el ideal comunista en sí es ambivalente a lo largo de la cinta.
Hombre de la tercera edad en crisis, Moretti irrumpe en rodajes de otros cineastas para dar lecciones, exasperando a su mujer, que planea abandonarlo, mientras que la hija se presenta ante sus padres con un novio de lo más peculiar.
El aborto en Brasil
Para su primer largometraje, “Levante”, presentado en Cannes, la directora brasileña Lillah Halla decidió encarar el espinoso asunto del aborto en su país y la opción de muchas jóvenes de realizarlo en Uruguay.
Sofía, una adolescente brasileña dotada para el voléibol, se queda embarazada. Sus planes de continuar una carrera en el extranjero están amenazados, y decide abortar, para lo cual debe viajar a Uruguay, donde es legal desde 2012.
Una decisión íntima, que deberá aprender a compartir con sus amigas del equipo para poder salir adelante.
Lillah Halla necesitó siete años para escribir el guión y sobre todo para reunir los fondos para rodar la película, lo que consiguió hacer hace un año.
Preguntada por AFP sobre ese largo proceso, Halla enumera: “porque es una película latinoamericana. Por ser una primera película. Y porque es el primer ‘viaje’ de una productora”.
Enfrentar el conservadurismo
“Levante” fue presentada el martes en la noche en la Semana de la Crítica del 76º Festival de Cannes, donde Halla ya concursó en 2019 con su cortometraje “Menarca”. La interrupción voluntaria del embarazo en Brasil es ilegal excepto en el caso de riesgo para la vida de la mujer, o si es producto de una violación.
No solamente está prohibido, sino que además hay toda una campaña religiosa activa, incluso con falsas clínicas, para intentar disuadir a las mujeres que desean abortar, explica Halla.
“Las trampas existen. Aunque intencionalmente no uso nunca en la película la palabra evangélico o religioso, porque es una violencia moral que está incorporada en fanatismos distintos” añade.
Sofía juega en un equipo de voleibol junto a otras jóvenes mujeres y transexuales (“chiques”, dice Halla en español, utilizando la terminología del lenguaje inclusivo), su verdadera familia más allá de su padre, que acaba también por darle su apoyo.
“Lo que la entrenadora ha creado ahí es un espacio seguro que de alguna manera un reflejo de la película también. Y así como el equipo de Sofía se enfrenta a una avalancha de conservadurismo, también la enfrentaremos todos”, explica con resolución.
Halla está convencida de que el cine es una herramienta política.
“Es una posibilidad de, por un lado, retratar, documentar un momento histórico, y por otro, de generar espacio e imaginarios de futuro” explica.
“Levante” es una película de acentos realistas, con un repertorio de jóvenes actores no profesionales.
Rodar una película es un proceso totalmente colectivo, asegura sin dudar su directora.
“Aunque no sea fácil huir de un modelo muy centrado en la figura de dirección, en certezas y no en procesos, no concibo hacerlo de otra manera, mientras pueda. No es fácil encontrar las personas con quien trabajas muy bien de manera colectiva”, indica.
Como el aborto, que normalmente es presentado por los movimientos feministas como una decisión íntima de la mujer. “Es como durante un partido []de voleibol]: hay estrategias colectivas que pensar como equipo. Y un acoso que combatir”, explica.
Negocio para fiestas y proyecciones
En Cannes, el mercado negro de invitaciones está en pleno apogeo, con la venta de entradas a más de 2.000 dólares para pisar la alfombra roja y ver el último “Indiana Jones” o más de 20.000 para pasar una velada en la que participa Leonardo DiCaprio.
Los profesionales acreditados y los periodistas tienen acceso gratuito a las proyecciones reservando sus entradas por internet, pero hay decenas de personas, algunas ya con esmoquin o vestido de gala, apostadas cada noche frente al Palacio de Festivales de esta ciudad de la Costa Azul francesa.
Todos esperan conseguir una entrada que les permita subir las escaleras como las estrellas y descubrir los largometrajes seleccionados.
“Ya he visto tres películas sin pagar nada. A cada ocasión gente amable me ha dado una entrada” dice Sienna, una treintañera italiana residente en Berlín que sostiene un pequeño cartel de cartón donde escribió: “Busco entradas”.
Por su parte un finlandés de 25 años, que desea permanecer en el anonimato, asegura estar dispuesto a hacer “un esfuerzo” para ver “una de Almodóvar o la última de Scorsese” a pesar de tener “poco dinero”.
Esa noche buscaba desesperadamente un lugar para ver “Firebrand”, de Karim Ainouz, cuando un joven de Cannes que dijo ser “empleado municipal” le ofreció una entrada.
Grupo de WhatsApp
Otros intentan sacar provecho de sus entradas: a un periodista de la AFP le ofrecieron el jueves una entrada para “Black Flies” por 50 euros. No muy lejos de allí, Jenny, una joven estadounidense de Miami, explica que es miembro de un grupo de WhatsApp que reúne a “unas 600 personas, vendedores y compradores de entradas e invitaciones”.
En varias capturas de pantalla se ven conversaciones en las que se ofrecen invitaciones de pago, como una entrada para la proyección de la quinta entrega de “Indiana Jones” por 2.000 euros.
“Tengo entrada para la fiesta de Campari. Puedo darla”, escribe un miembro del grupo en inglés.
Un tal Alex responde: “¿Podría darme la entrada para Campari?” Y el vendedor dice: “Hola, sí, 300 euros. ¿Puede pagar con criptomoneda?”.
Otro vendedor ofrece una invitación a una fiesta con Leonardo DiCaprio a “20.000 euros por persona” u otras invitaciones a fiestas a precios que oscilan entre los 9.500 y los 16.500 euros (entre 10.000 y 17.000 dólares).
Natalia “busca dos entradas para la alfombra roja del 25 de mayo” y a Joe le gustaría tener acceso a la fiesta privada de la marca de lujo Chopard en el Hotel Martínez.
Según Jenny, los compradores de las entradas más caras son “influentes con millones de seguidores que solo quieren ser vistos”.
“Para ellos o para las marcas que promocionan, 2.000 euros no son nada”, asegura.
Un habitual del festival que no quiso identificarse explica que las invitaciones “las ofrecen las marcas a los profesionales, no se pagan”.
“Si estas invitaciones, generalmente en forma de código QR, acaban en el mercado negro, es porque las revenden profesionales sin escrúpulos que ganan dinero de esta manera”, apunta. Por su parte los organizadores indicaron que “en cuanto el Festival de Cannes tiene noticia de una reventa de entradas probada, tomamos medidas, en concertación con las autoridades policiales y judiciales”.
Fuente: AFP.
Dejanos tu comentario
Cannes: Wes Anderson despliega una lluvia de estrellas con “Asteroid City”
El Festival de Cannes vivió este martes otra lluvia de estrellas con “Asteroid City”, la nueva película del director estadounidense Wes Anderson, un realizador que tiene una rara habilidad para convocar a los actores más rutilantes de Hollywood. Tom Hanks, Scarlett Johansson, Matt Dillon, Adrien Brody, Bryan Cranston, Maya Hawke... En la alfombra roja de Cannes apenas había espacio para la veintena de estrellas que desfilaron bajo los flashes.
La lista es casi interminable para esta comedia con la que Anderson compite por tercera vez por la Palma de Oro. Como en otras películas de este director, “Asteroid City” se basa en una puesta en escena kitsch y detallista, que parece tener tanta o más importancia que la historia en sí.
“Asteroid City” es una obra de teatro sobre una ciudad ficticia en el desierto, lugar de encuentro de aficionados al espacio que compiten para demostrar sus conocimientos e inventos. El espectador pasa de las explicaciones (en blanco y negro) de un presentador a la explosión de colores flash de la película en sí, en un ejercicio de “película dentro de una obra teatral”.
Anderson tiene afición a los niños algo sabiondos, que no pueden impedir desparramar sus conocimientos sobre los demás, mientras sus padres se miran mutuamente de reojo. Es un director que siempre mira hacia atrás, en este caso a una América de los años 1950 llena de optimismo y de música country, pero también atemorizada por la posibilidad de que desembarquen... los extraterrestres.
Wes Anderson desembarcó por vez primera en Cannes en 2012 con “Moonrise Kingdom” y volvió en 2021 con “La crónica francesa”. En 2014 se llevó el Gran Premio del Jurado en el festival de Berlín por “El gran hotel Budapest” y en 2018 el Oso de Plata al mejor realizador por “Isla de perros”, también en Berlín.
Una conversión forzada
El otro candidato que presenta película es el italiano Marco Bellocchio, de 83 años, con “Rapito”, basada en la historia real de Edgardo Mortara, un niño judío de seis años secuestrado y convertido a la fuerza al catolicismo en el siglo XIX. Bellocchio recibió una Palma de Oro de honor en 2021 y es autor de obras como “El traidor” o “El sueño de la mariposa”.
El italiano tiene en su haber dos premios en Venecia (premio del jurado de crítica internacional en 1967 y al mejor guión en 2003), y un Oso de Plata en Berlín por “La condena”, en 1991. Más allá del tono simpático de Anderson o la denuncia social de Bellocchio, en Cannes siempre hay espacio para el escándalo.
En este caso, la serie televisiva “The Idol”, con desnudos y masturbaciones explícitas de la actriz Lily-Rose Depp (hija de Johnny Depp), en una una supuesta denuncia del mundo del espectáculo. La serie será estrenada en junio en la plataforma HBO.
El festival ya ha cruzado su rubicón. El sábado entrega la Palma de Oro, a la que concurren 21 películas, siete de ellas dirigidas por mujeres, un récord. Y en secciones paralelas, la jornada se declinó en portugués: por un lado, “Crowra”, del portugués Joao Salaviza y la brasileña Renée Nader, centrada en la vida de la tribu kraho y en su lucha por la supervivencia, en el corazón de la selva brasileña (sección Una Cierta Mirada.
En la Semana de la Crítica, la ítalobrasileña Lillah Halla presentó su ópera prima “Levante”, sobre una adolescente cuyo prometedor futuro en el voleibol puede quedar truncado cuando descubre que está embarazada. Y “Légua”, de los portugueses Filipa Reis y João Miller Guerra, sobre una vieja mansión en el norte de Portugal habitada por tres mujeres, se presentó en la Quincena de Cineastas.
Cuestionan a la iglesia
Steven Spielberg se había interesado por el caso, pero fue finalmente el italiano Marco Bellocchio quien rodó la película. “Rapito” es la crónica de un caso verídico, el secuestro de un niño judío para educarlo como católico, por orden papal. El cineasta italiano de 83 años reabre una página oscura del antisemitismo de la Iglesia con una película que compite por la Palma de Oro y que fue presentada en la noche del martes. “El secuestro” narra el caso de Edgardo Mortara, nacido a mediados en 1851 en una familia de la comunidad judía de Bolonia.
Fue supuestamente bautizado en secreto por una sirvienta y por ello, por orden papal, arrebatado a sus padres en 1858, a los siete años, para educarlo en la fe católica. El papa Pío IX era por entonces soberano de Bolonia, antes de que estallara el movimiento nacionalista que reunificó Italia. Bellocchio es uno de los nombres importantes del cine italiano, y a lo largo de décadas de carrera ha abordado otros episodios negros de la historia de su país, como la reciente miniserie “Exterior noche”, sobre el terrorismo de extrema izquierda de las Brigadas Rojas, o la lucha antimafia con “El traidor”.
Secuestro en nombre de la Iglesia
“Este es un episodio importante en la historia italiana porque es uno de los últimos secuestros llevados a cabo en nombre de la Iglesia”, dice Bellocchio, cuya película denuncia tanto la infalibilidad del dogma como el proselitismo. “Las fuerzas liberales y progresistas denunciaron la barbaridad del caso, que causó un gran escándalo en todo el mundo”, añade el cineasta, seleccionado más de una docena de veces en Cannes y que fue miembro del jurado en 2007.
A modo de fresco histórico, la película retrata la lucha de la familia Mortara contra la Iglesia para recuperar al pequeño Edgardo. Con la revolución nacionalista, las autoridades seculares del país llegaron a denunciar al antiguo inquisidor de la ciudad, organizador del secuestro.
Además del aspecto político, hay un drama íntimo que desgarra en esta familia que sufre los vaivenes del Risorgimento, el proceso de unificación del país. El propio Edgardo vivirá luego traumatizado entre la fidelidad a su familia y al catolicismo. Se convertirá en sacerdote, nunca abandonará las órdenes e intentará hasta el final convertir a su madre.
Similitudes con la guerra en Ucrania
El caso, que también muestra el antisemitismo del Papa Pío IX, interesó a Steven Spielberg, el director de “La lista de Schindler”, que pensaba en Mark Rylance para el papel del Papa. Bellocchio ha denunciado incansablemente a las instituciones y a la Iglesia, pilar de la sociedad italiana, especialmente en 2002 con “La sonrisa de mi madre”, presentada en Cannes.
Cuando la AFP le preguntó sobre las resonancias entre el secuestro contado en la película y los de los niños ucranianos en Rusia desde la invasión, Bellocchio dijo que estaba “muy impresionado”, si bien “Rapito” fue pensado como proyecto mucho antes de esta guerra. “Es política o religión, pero en ambos casos hay violencia objetiva”, razona.
Pueblos autóctonos de Brasil
El festival de Cannes acogió este martes el estreno de “Crowra”, una crónica filmada de la vida de los krahô y una reivindicación del papel de los pueblos autóctonos de Brasil. Los dos realizadores, el portugués João Salaviza y la brasileña Renée Nader Messora, documentan el pasado, el presente y los desafíos de futuro de este pueblo, ubicado en el Cerrado de Brasil, una vasta región de sabana tropical.
“Lo que buscamos es traducir la sensibilidad, la poesía, la belleza de los krahô y ponerla en imágenes, en sonido, en montaje” dijo Salaviza en una entrevista con AFP. “No es un cine activista pero sí un cine profundamente político”, asegura el correalizador de esta película, a medio camino entre documental y ficción y en la que los krahô recrean su propia vida.
Su supervivencia se juega en el Cerrado, una zona de una gran biodiversidad bajo la presión del agronegocio y de un gobierno hostil durante la presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), en el poder cuando se rodó el filme. “Crowra”, una coproducción entre Brasil y Portugal, es el resultado de quince meses de rodaje y convivencia de los realizadores en cuatro aldeas diferentes de esta tierra indígena, una región que ambos conocen a fondo y donde viven desde hace años.
Toma de conciencia
“Sabíamos más o menos lo que queríamos contar, pero no teníamos idea de cómo lo íbamos a lograr y esto se fue construyendo con ellos”, apunta Nader Messora, que reivindica un cine “muy abierto” en colaboración con sus protagonistas. La cinta, presentada en la sección paralela Una Cierta Mirada, evoca también el alejamiento de los krahô de sus tradiciones, desde un padre que cambia la caza por el supermercado hasta la renuncia de los hombres a ir desnudos en las celebraciones tradicionales.
“No es que haya exactamente una pérdida [cultural], yo creo que hay una reconfiguración (...) Aprovechan lo que les sirve y echan mucho de lo que no le sirve de las novedades que traen los no indígenas”, llamados ‘cûpe’ en su lengua, apunta Renée Nader Messora. “Crowra” muestra también la toma de conciencia política de los krahô, cuando algunos de ellos deciden viajar a Brasilia para una gran movilización de los pueblos autóctonos contra el gobierno de Bolsonaro.
“Entendieron que hay muchos frentes de batalla y uno de ellos es aprender a ocupar los espacios de poder”, apunta Salaviza, que describe la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil este año como “un cambio de mundo”.
La película sigue a varios personajes, como Jotàt, una niña habitada por los fantasmas de sus antepasados que le recuerdan una masacre ocurrida en los años 1940. Mientras tanto Hyjnõ, el guardián de la aldea, lucha por evitar las incursiones ilegales de los ‘cûpe’ que roban loros en sus tierras para luego venderlos en la ciudad.
El filme también cuenta con la participación de Sonia Guajajara, responsable del nuevo ministerio de Pueblos Originarios, “un foco de esperanza” según Salaviza, que no duda en calificar de “régimen” los años de la presidencia de Bolsonaro. Los dos realizadores presentaron en 2018 en Cannes su primera película “Los muertos y los otros”, que ya trataba de la comunidad krahô y se llevó el premio de la sección Una Cierta Mirada de Cannes.
Homenaje a Carlos Saura
El festival de Cannes rindió este martes un homenaje al fallecido cineasta español Carlos Saura con la proyección en una pantalla gigante en la playa de su película “Carmen” (1983) y en presencia de su hijo Antonio. “Francia le dio a mi padre la posibilidad de ser libre, de contar la verdad sobre la cultura española”, dijo Saura hijo, recordando al director fallecido el pasado 10 de febrero a los 91 años que dirigió unas 50 películas a lo largo de una carrera de más de medio siglo.
Antonio Saura, también productor y distribuidor de cine, recordó como Cannes y Francia acogieron siempre las obras de su padre con “generosidad”, en momentos en que la censura de la dictadura del general Franco seguía vigente. “Carmen” (nominada al Óscar a mejor película extranjera) forma parte de la “trilogía flamenca” del director aragonés.
Narra la historia del director de una compañía de baile (interpretado por el bailarín y coreógrafo Antonio Gades) que está trabajando en el montaje de la “Carmen” de Bizet y cuya relación con la protagonista se confunde poco a poco con el argumento de la ópera. La hija de Gades, María Esteve, que también estuvo en el homenaje en Cannes en una playa llena a rebosar de espectadores, destacó “esa unión tan hermosa entre la danza y el cine” y que llevó al bailarín y al cineasta a colaborar en otras dos películas, “Bodas de sangre (1981) y “El amor brujo” (1986).
Saura está considerado uno de los grandes del cine español y es conocido sobre todo por sus películas que retrataron los males de la sociedad española en pleno franquismo, con títulos emblemáticos como “El jardín de las delicias” (1970) o “Cría Cuervos” (1975). Su relación con el festival de Cannes fue determinante en la proyección internacional de su obra, con la presencia constante de sus películas a lo largo de los años y premios especiales del jurado para “La prima Angélica” (1973) y “Cría cuervos”.
“The Idol” cumple promesa
Con un cóctel de sexo, drogas y música pop, la serie televisiva “The Idol” cumplió con la promesa de crear escándalo en el Festival de Cannes, donde se estrenó mundialmente. “Sabemos que estamos presentando un show provocativo. No se nos escapa”, dijo este martes su director y cocreador, Sam Levison (“Euphoria”) en rueda de prensa, al día siguiente de la proyección de los dos primeros episodios.
En total son seis episodios que incluyen desnudos, una foto íntima que se vuelve viral y masturbaciones explícitas. Y entre telones, un rodaje tumultuoso, con portazos sonados. El público tendrá que esperar hasta principios de junio para descubrir en la plataforma HBO la historia de Jocelyn alias “Joss” (Lily-Rose Depp), estrella del pop que intenta volver a la cima después del bajón que supuso la muerte de su madre.
Aparece Tedros (Abel Tesfaye, el cantante The Weeknd), una especie de gurú que conoció en una discoteca y drogadicto, que trastornará sus planes. La serie se burla de todo tipo de clichés del mundo del espectáculo, por ejemplo, de la figura del “coordinador de intimidad” que intenta conciliar las exigencias del contrato de imagen de la cantante y el deseo de ésta de disponer como quiera de su propio cuerpo.
O el formato de la industria musical, que puede imponer una canción a un artista con el pretexto de que es un éxito potencial. “Cuando eres famosa, todos te mienten”: Jocelyn, que tiene dudas sobre la canción que se supone que impulsará su regreso, rápidamente se encuentra atrapada en la telaraña personal y artística que Tedros teje a su alrededor, a pesar de las advertencias de su amigo y asistente más cercano.
“No estamos tratando de contar la historia de una estrella del pop en particular, sino más bien la visión del mundo de las estrellas del pop y la forma en que se ejerce presión sobre ellas. (...) Es una vida muy solitaria. Todos buscan defender sus intereses, pero la fama corrompe a muchas personas. Es muy fácil rodearse de personas que te mienten”, dijo Levinson.
En cuanto a su personaje, Lily-Rose Depp, hija de Vanessa Paradis y de Johnny Depp, insistió en que su “desnudez física refleja su desnudez emocional”. Según la revista Rolling Stone, la producción sufrió muchos retrasos y reescrituras, a causa de Sam Levinson, que asumió la dirección a mediados del rodaje.
“Los colonos”
El director chileno Felipe Gálvez hurga en las heridas de la historia de su país “Los colonos”, una crónica descarnada de las masacres de indígenas que acompañó la conquista de Tierra de Fuego, presentada en Cannes. Es el primer largometraje de Gálvez, que requirió nueve años de gestación, la mitad de ellos buscando financiamiento dentro y fuera del país.
“Hacer cine en Chile es muy difícil, y esta era una película muy ambiciosa y muy grande, así que tuvimos que salir por todo el mundo”, explicó este martes en entrevista con AFP. La película se rodó en el extremo sur del país, en la Isla Dawson en el Estrecho de Magallanes, donde vivían los indígenas Selknam hasta la llegada de los colonos.
Con aires de wéstern, Gálvez expone la persecución de un grupo de selknam (Onas, para los colonos) que han matado y devorado unas ovejas del todopoderoso terrateniente José Menéndez (Alfredo Castro). “Prácticamente toda la Tierra del Fuego es de los Ménendez hasta el día de hoy. Y lo que no es de ellos, se lo regalaron a alguna comunidad católica para hacer un colegio”, explicó el realizador.
“Pudimos filmar donde nos abrieron las puertas”, añade. La película, que concursa en la sección Una Cierta Mirada, debería estrenarse a finales de año en Chile. “Yo creo que la reacción va a ser muy buena (...) porque mi generación, los chilenos menores de 50 años, están muy interesados en lo pasó, en esta historia oculta”, enfatiza.
Vivir de la caza
Gálvez asegura que antes de la llegada de los colonos los indígenas vivían en paz en Isla Dawson y en buena parte de la inmensidad de Tierra de Fuego. “Vivían de la caza, de comer guanaco. Con eso se podían vestir, construían sus casas. Con la construcción de cercos, el guanaco se alejó”, explica.
“Las ovejas son los otros colonos” de la historia trágica de esas tierras batidas por el viento y la lluvia buena parte del año, explica el realizador. Los nativos “empiezan a cazar ovejas sin entender el concepto de la propiedad privada, sin entender la idea de un cerco, sin entender que algo que da la tierra no les pertenezca”, añade.
Todos los protagonistas de la compleja historia chilena aparecen convocados para exorcizar el pasado: el guía mestizo y despreciado (Camilo Arancibia), un capataz del terraniente que colabora en los excesos (Benjamin Westfall) y el mercenario que los protagoniza, un exmilitar escocés (Mark Stanley).
Todos reciben su dosis de humillación, y nadie sale victorioso de este viaje al corazón de las tinieblas. Destaca también una actriz chilenoecuatoriana, Mishell Guaña, impasible testigo. Los Selknam forman parte de un peculiar folclore en Chile, asegura Gálvez.
“Hay muñecos [Selknam] para poner en la cuna de tu hijo, helados, chocolate, vino... Los transforman como un souvenir del país, sin asumir el genocidio, sin contar la historia”, denuncia. Al mismo tiempo, en Chile hubo indemnizaciones “para muchos pueblos indígenas, que se las merecen”, acepta Gálvez. Falta reconocer a los Selknam como un pueblo, como ya sucede en Argentina, asegura.
“Chile es un país que desprecia totalmente su historia. Ni siquiera le interesa reflexionar sobre la dictadura” de Augusto Pinochet, denuncia Gálvez. La Isla Dawson fue lugar de detención durante la dictadura pinochetista, recuerda este joven cineasta afincado actualmente en París tras terminar el montaje de “Los colonos”.
“Eureka” de Lisandro Alonso
El director argentino Lisandro Alonso volvió al festival de Cannes para presentar “Eureka”, su manera personal de descubrir el mundo indígena, en Estados Unidos y en América Latina, con una película que no respeta fronteras de tiempo ni de espacio.
Estrenada el viernes por la noche fuera de concurso, “Eureka” propone tres historias distintas y entrelazadas. La película se abre con corto western en blanco y negro, interpretado por el actor fetiche de Alonso, Viggo Mortensen, y Chiara Mastroianni, con la que el director coincidió hace años en un jurado de Cannes.
Con una elipsis totalmente sorprendente, el espectador pasa a una reserva de la tribu de los Oglalas Lakota, uno de los lugares más pobres de Estados Unidos, en Dakota del Sur, donde una agente de policía local se ve desbordada por la miseria y los problemas de sus congéneres. Y de ahí, en otro salto inesperado, a una tribu en la selva brasileña cuyos integrantes se cuentan sus sueños al arrancar el día, y donde la amenaza proviene de los buscadores de oro.
Tomar riesgos
“Yo sabía que no iba a ser una película común, compleja de diagramar y estructurar, y que no es una película fácil para la audiencia” confiesa Alonso en entrevista con la AFP, tras el estreno. Rodada en inglés, en portugués y en lenguas indígenas, de 2h30 de duración, “Eureka” exige la atención del espectador.
“Bueno, para mí esa es la idea: hacer cosas que me exijan un poquito más y tratar de tomar algunos riesgos y probar, aunque sea mucho más cansador”, añade. Nueve años le tomó al director nacido en Buenos Aires (1975) concretar un guión que se gestó al terminar el rodaje de “Jauja”, un western que llamó la atención en Cannes, donde Alonso ha presentado en una u otra sección todos sus largometrajes.
El covid complicó la carrera de Lisandro Alonso, como la de tantos otros cineastas. El rodaje más arduo, explica, fue en Dakota del Sur, en pleno invierno, donde todo el equipo se vio bloqueado por una tempestad de nieve. La comunidad lakota de Pine Ridge ha sido arrasada por los problemas de drogas y alcohol. Según datos oficiales, el 90% de sus habitantes no tiene empleo fijo.
“La gente está medio a la deriva, viendo lo que va a hacer al día siguiente, pero sin mucha dirección ni objetivos. Están bastante descuidados”, explica el director argentino, que conoció la comunidad a través de Viggo Mortensen. Destaca la interpretación de una joven sioux, Sadie LaPointe, que pasea una mirada serena en torno a la desolación que la rodea, y que es un personaje clave para la transición a la selva brasileña.
“Eureka” coincide en Cannes con otras películas de temática indígena, empezando por “Killers of the Flower Moon”, de Martin Scorsese, sobre una serie de asesinatos en una reserva indígena en Oklahoma, o “Los colonos”, del chileno Felipe Gálvez, sobre las matanzas de pueblos autóctonos tras la independencia. “Puede que este sea el momento de poner arriba del escritorio el tema: ya no se puede mandar más abajo la alfombra porque están muriendo muchos” declara Alonso.
“Como un teatro”
El actor británico Jude Law, que destacó en el Festival de Cannes con una interpretación escabrosa del rey Enrique VIII en la película “Firebrand”, declaró este lunes que veía a la monarquía de su país “como un teatro”. “Veo todo esto como un teatro, aunque el teatro me obsesiona un poco más”, declaró en rueda de prensa, tras la gala de estreno la víspera de “Firebrand”, dirigida por el brasileño Karim Ainouz y centrada en la última esposa del rey, Catalina Parr.
“No sigo todo esto realmente, lo veo como un capítulo intrigante de la historia”, añadió. “No me interesan particularmente los cotilleos”, añadió, en alusión a las tensiones en la actual familia real británica. Al mismo tiempo, “hay algo realmente admirable en esas imágenes como de ceremonia medieval, cómo se conecta con la actualidad”, añadió en alusión a la coronación de Carlos III.
“Firebrand” es la primera película en lengua inglesa del realizador brasileño de origen argelino Karim Ainouz. La interpretación del legendario rey inglés ha sido unánimemente elogiada en el festival. Jude Law aparece como un ogro obeso, paranoico y voraz sexualmente, con una gangrena en la pierna que lo atormenta.
En la rueda de prensa Law reveló que para “recrear” esa herida utilizó los servicios de un perfumista, que mezcló “olor a pus, sangre, material fecal y sudor”. “Al principio lo utilicé discretamente”, explicó, pero Karim Ainouz se entusiasmó con la idea y utilizó la mezcla todo el rato. “Cuando llegaba al rodaje era simplemente horrible”, bromeó Alicia Vikander, que interpreta a Catalina Parr, la única esposa que sobrevivió al rey.
Reencuentro con Víctor Erice
El Festival de Cannes volvió a reencontrarse este lunes con el cine del español Víctor Erice con el estreno de “Cerrar los ojos”, un largometraje fuera de concurso que recogió fuertes aplausos, medio siglo después de la histórica “El espíritu de la colmena”. Erice, con 82 años, no pudo acudir al estreno, explicó el delegado general del Festival, Thierry Frémaux, que sí saludó en cambio a los principales actores de la cinta, entre ellos José Coronado, Ana Torrent y María León.
“Cerrar los ojos” narra a lo largo de casi 3 horas el misterio que rodea la desaparición de un actor, Julio Arenas, mientras filmaba una película en los años 1990. Un programa de televisión quiere revivir el caso, tres décadas después. La película marca un inesperado giro en el estilo de Erice, con un argumento que se va desarrollando y manteniendo el suspense hasta el final, alejado del tono meditativo del cineasta.
Erice es autor de una breve pero fecunda obra cinematográfica, que arranca con “El espíritu de la colmena” en 1973, precisamente con Ana Torrent, una niña que fascinó al público y que ahora vuelve de la mano del veterano director en este nuevo largometraje. “El espíritu de la colmena” ganó la Concha de Oro en San Sebastián y participó en la Semana de la Crítica de Cannes.
El director vasco volvió diez años después con “El Sur”, en la competición oficial. Y finalmente “El sol de membrillo” se llevó el Premio del Jurado de Cannes en 1992. Aún volvería a pisar la alfombra roja diez años después con “Alumbramiento”, fuera de competición, un episodio dentro de una obra colectiva.
Erice ha ido espaciando en las últimas dos décadas sus obras cinematográficas, más bien centradas en reflejar la obra de pintores o escultores, colaborando con otros autores, o haciendo cortos para museos. Pero el eco de su cine, meditativo y lleno de poesía, sigue resonando en España, donde cada nueva generación lo cita como una referencia visual ineludible.
Sin pretensiones políticas, pero con una mirada llena de sensibilidad, Erice fue uno de los cronistas más profundos de la España convulsa tras la guerra civil (“El espíritu de la colmena”). Su cine, parco en palabras, apelaba a la mirada inocente de los niños para exponer los silencios de los adultos, llenos de secretos relacionados con la trágica historia del siglo XX español.
“El Sur” volvía a poner la mirada infantil, de una hija para con su padre, en el centro de la trama del largometraje. “El sol de membrillo” era en cambio un ensayo cinematográfico sobre el pintor Antonio López, que decide un día pintar un árbol membrillero en su casa, una tarea mucho más laboriosa de lo que parece.
Segunda semana de competición
La competición oficial para la Palma de Oro entró este lunes en su segunda semana con “Club Zero”, de Jessica Hausner, y “Fallen Leaves” de Aki Kaurismaki. Hausner cuenta en su largometraje la historia de una maestra encargada de supervisar la alimentación de los estudiantes en una escuela de élite, y que rápidamente se convierte en una gurú. El finlandés Kaurismaki, autor de “El Havre”, cuenta en “Fallen Leaves” la relación entre una mujer y un hombre solitarios, con ternura y mordacidad al mismo tiempo.
Y el glamur sigue al mismo tiempo en la alfombra roja. Este lunes estaba prevista la aparición del cantante canadiense The Weeknd y de Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, para presentar una serie televisiva, “The Idol”, del creador de “Euphoria”, Sam Levinson. Un total de 21 películas concursan por la Palma de Oro, que será anunciada el sábado 27 de mayo.
Cine con pocos alardes
Dos directores, la austriaca Jessica Hausner y el finlandés Aki Kaurismaki, mostraron este lunes en Cannes su capacidad de hacer cine efectivo con pocos alardes técnicos, para exponer problemas profundos que afectan a la sociedad occidental. Ambos compiten por la Palma de Oro de la 76ª edición de Cannes, que será anunciada el sábado.
“Club Zero”, de Jessica Hausner, muestra a una profesora de una escuela elitista, Miss Novak (Mia Wasikowska), contratada para introducir hábitos alimenticios sanos entre los alumnos. Rápidamente la profesora se convierte en gurú de un grupo de “elegidos”, a los que conduce al extremo de su razonamiento: es el “Club Zero”.
Kaurismaki muestra por su lado la pequeña odisea de un hombre con problemas de alcoholismo y una mujer deprimida (Jussi Vatanen y Alma Pöysti) para poder conocerse realmente. La puesta en escena es igualmente cuidada en ambos casos. La escuela y la mayoría de familias de “Club Zero” son de clase alta, pero Hausner no necesita gran cosa para convencer al espectador de que la riqueza no es sinónimo de felicidad.
La atmósfera es glacial, los personajes casi nunca se tocan, nunca pierden la compostura ni alzan la voz, pero su angustia es profunda. El estilo de Hausner recuerda al de Ruben Östlund, que ganó dos veces en Cannes con sus sátiras despiadas (“El triángulo de la tristeza” fue la Palma de Oro del año pasado), y que este año es presidente del jurado.
Pero Hausner opta por un humor mucho más árido en esta segunda candidatura de su carrera, después de “Little Joe” en 2019. Los jóvenes hacen régimen para sentirse especiales o para salvar el planeta, pero sus ansias de cambio esconden problemas graves. Y los padres están desamparados o ausentes.
Kaurismaki ya ha competido cuatro veces por la Palma de Oro. Con “Fallen Leaves” su estilo depurado se pone al servicio de unos personajes entrañables, pobres y perdidos en la soledad de la gran ciudad. Los diálogos son breves como en “Club Zero”, pero hilarantes. Sus personajes también se mantienen a un metro de distancia, pero el espectador les toma cariño inmediatamente.
Aislados en sus respectivos hogares, la banda sonora de sus vidas son las canciones kitsch finlandesas, o las lúgubres noticias de la guerra en Ucrania. Pero ambos se empeñan en volverse a ver, a pesar de la mala suerte que les acompaña. Finlandia es, según un índice anual de la ONU, el país más feliz del mundo, por sexto año consecutivo.
Joven siux desmonta clichés
Cuando el director argentino Lisandro Alonso buscaba actores indígenas para rodar su película “Eureka” en uno de los lugares más pobres de Estados Unidos, la reserva de Pine Ridge (Dakota del Sur), la joven siux Sadie LaPointe postuló sin dudarlo. Al fin y al cabo, ella vivió justo al lado, en la reserva de Rosebud, y conocía de cerca los terribles problemas de sus vecinos de la tribu Oglala Lakota.
Y además esta joven universitaria de 20 años tenía veleidades de actriz desde pequeña, hasta que se presentó a las audiciones de la película “Killers of the Flower Moon” de Martin Scorsese, una de las sensaciones en el Festival de Cannes.
“Hace como diez o doce años me presenté a las pruebas de esa película, pero no sé qué pasó, la fueron posponiendo y nunca llegué a formar parte de ella”, explica en Cannes en entrevista con AFP. “Ahora ya tengo la entrada para verla aquí [en Cannes]. Me encanta que haya contado con indígenas reales, que haya más indígenas en la industria” del cine, añade con una sonrisa.
Indígena y estadounidense
LaPointe vio una segunda oportunidad en el cine con una película totalmente distinta de la megaproducción de Scorsese. “Eureka” es una especie de ensayo visual sobre la suerte de los indígenas en el continente. Y Sadie LaPointe juega un papel esencial en la historia, con una mirada limpia y serena sobre el terrible abandono de sus congéneres, hasta que toma una decisión transcendental.
“Supongo que en el fondo siempre quise [ser actriz]. A medida que me iba haciendo mayor, más interesada estaba en el cine”, explica. La película de Lisandro Alonso, que ha presentado toda su filmografía (seis cintas) en Cannes, fue presentada fuera de concurso.
Junto a la película de Scorsese, y “Los colonos” del chileno Felipe Gálvez, “Eureka” forma parte de un grupo de producciones que abordan frontalmente la problemática indígena en el continente americano. Pero en realidad LaPointe, que estudia una maestría en administración de empresas, tiene orígenes mestizos. Una parte de su familia desciende de franceses, como evidencia su apellido.
“De acuerdo con nuestro gobierno, tenemos que ser etiquetados. No sé muy bien cómo es mi árbol genealógico, pero sé que fue en los años 1800 cuando hubo esa colisión entre franceses y americanos”, explica. “Y aquí me tienes”, añade.
Sadie LaPointe se considera por igual siux y estadounidense, indígena y mestiza. “Me siento totalmente representante de la nación Lakota”, a la que pertenece su tribu de Roseewood, declara. “Y también me siento muy feliz de representar mi lado estadounidense”, añade.
Optimismo imbatible
Su papel en la película refleja ese optimismo imbatible. Sadie es una “actriz nata”, explica Lisandro Alonso a AFP. “Y conoce muy bien esos problemas”, añade. A través de los ojos de Sadie LaPointe y de una policía local (que interpreta su propio papel en “Eureka”), el espectador contempla el embrutecimiento de una comunidad donde el alcoholismo y las drogas han hecho estragos.
“Lisandro me permitió cambiar lo que quisiera del guión y fue muy respetuoso a la hora de reflejar a los indígenas de Dakota del Sur”, asegura esta joven, a quien le gustaría ser fotógrafa más adelante. “Es una película que permite que lleguemos a nuestras propias conclusiones”, indica.
Cuando acabe sus estudios quiere volver un tiempo con sus padres. “Los estadounidenses nativos no piensan mucho en el dinero ¿sabe? Somos muy felices con nuestra familia. [En Dakota del Sur] no tenemos muchas cosas, restaurantes o cosas así, pero el paisaje vale la pena”, añade, a modo de recomendación turística.
Sexualidad femenina
La cineasta española Elena Martín Gimeno presentó este lunes en Cannes “Creatura”, una exploración de la sexualidad femenina a través del personaje de Mila y su búsqueda del deseo, una carrera de obstáculos en un entorno que lo reprime de manera más o menos explícita. “Desgraciadamente, muchas mujeres han vivido violencias más explícitas de las que ha vivido Mila” dijo en una entrevista con AFP Martín, también actriz, y que interpreta al personaje central en la edad adulta.
El filme, el segundo de la realizadora, arranca con la mudanza de Mila y Marcel a una casa junto al mar. La falta de deseo por su pareja lleva entonces a la protagonista a revisar sus experiencias sexuales de la infancia y adolescencia. El relato enfrenta al espectador a su propia incomodidad ante la sexualidad femenina y a los prejuicios sociales, desde el rechazo de unos padres a aceptar que una niña descubra libremente su propio cuerpo hasta el estigma de “chica fácil” de una adolescente que solo aspira a vivir sus primeras experiencias.
“En la película ponemos el foco en todos esos comportamientos que están absolutamente normalizados”, con el objetivo de “desnormalizarlos”, apunta Martín. “Creatura”, presentada en la Quincena de Cineastas, una de las secciones paralelas del festival, aúna las experiencias de la propia directora, pero también las que recogió en entrevistas con otras muchas mujeres.
“Una, cuando vive su vida, también para sobrevivir y para ser feliz, no se para en todos esos momentos, sino que los integra como algo normal. Hasta que llega un momento en la vida que dices, ‘¿Y por qué?’”, afirma. “¿Por qué sufro tanto cuando tengo que ir a la playa y ponerme un bikini?, o ¿por qué no sé cómo acceder al placer cuando quiero tanto a esa persona?”, se pregunta.
Hombres perplejos
La cinta apunta también a la perplejidad y la incomprensión de los hombres ante el deseo de Mila, tanto su pareja, incapaz de aceptar que pueda desear a otro que no sea él, como el su padre, incómodo ante las muestras de afecto de su hija ya adulta.
“Era muy importante para nosotras no tener a buenos y malos, (…) Estos hombres en la película también son víctimas del sistema, seguramente desde una mayor comodidad o un mayor privilegio, pero sufren también las consecuencias de su propia educación emocional y sexual”, apunta la realizadora.
Martín, de poco más de 30 años, coescribió la película junto a la guionista y directora catalana Clara Roquet, que presentó hace dos años en la Semana de la Crítica de Cannes una historia de amistad femenina, “Libertad”. “Creatura” aborda también la cuestión de la familia y como los perjuicios sobre la sexualidad femenina no son exclusivos de una u otra clase social.
“No queríamos hacer el retrato de una familia especialmente católica, conservadora (…) Es una familia que parece progresista, que seguramente vota a partidos de izquierdas, pero es importante entender que es algo transversal”, asegura.
Elena Martín debutó como directora en 2017 con “Júlia ist”, donde interpretaba a una joven estudiante de Erasmus en Berlín que vive por primera vez su independencia. Forma parte de una nueva hornada de directoras catalanas (“más una comunidad que un movimiento artístico”, apunta) que, igual que Roquet o Carla Simón (ganadora en 2022 del Oso de Oro del festival de Berlín por “Alcarràs”), se están abriendo paso en el panorama cinematográfico internacional.
Dinastía de los Tudor
El cineasta brasileño Karim Ainouz se atreve con la dinastía inglesa de los Tudor en su nueva película, “Firebrand”, estrenada este domingo en Cannes, una cinta que reivindica la figura de Catalina Parr, la última esposa del rey Enrique VIII, interpretada por Alicia Vikander.
Catalina Parr (1512-1548) sobrevivió gracias a su astucia a un rey irascible, que ordenó cortar la cabeza a dos de sus esposas anteriores (Ana Bolena, Catalina Howard), y que no dudó en abrir un cisma con Roma para conseguir divorciarse de Catalina de Aragón. Llegó a ser regente en un periodo de guerra, con su esposo en Francia, y escribió y publicó bajo su propio nombre un par de libros religosos.
Autor de películas rodadas en Brasil, Argelia (por sus orígenes familiares) y Europa, Ainouz demuestra de nuevo con esta película, a concurso por la Palma de Oro, que es un cineasta sin fronteras ni cortapisas históricas. “La cuestión es más bien... ¿por qué no? Cuando los estadounidenses filmaron ‘Cleopatra’, nadie les hizo esa pregunta”, responde al ser cuestionado sobre su interés como brasileño por un periodo muy particular de la historia británica, y muy filmado.
Luego reconoce que “Firebrand” es un encargo que recibió en 2020, en un momento en que sus proyectos habían sido suspendidos en Brasil. “No sabía nada de los Tudor”, confiesa en entrevista con AFP, en alusión a la dinastía de Enrique VIII. “Me encontré con esta maravillosa productora que me habló de Catalina Parr, y empecé a estudiar el personaje”, explica.
“Era una oportunidad de hacer algo diferente, pero al mismo tiempo, hay tantas similitudes entre ella y otros personajes (femeninos) míos”, recuerda. Ainouz ganó el premio de la sección Una Cierta Mirada de Cannes en 2019, por “La vida invisible de Eurídice Gusmao”, una historia sobre mujeres ambientada en una familia brasileña de los años 1950, dominada por la figura del padre. Esta nueva película “para mi es como una canción contra el patriarcado, no solo debemos acabar con él, tenemos que matarlo”, asegura con una sonrisa.
“Extremadamente inteligente
Catalina Parr “era una mujer extremadamente inteligente, extremadamente agresiva” añade en otra entrevista Alicia Vikander (“Ex Machina”), para explicar su atracción por el personaje. Vikander encarna una reina con sus propios puntos de vista reformistas, en una época de caos religioso en toda Europa.
Su interpretación es si cabe más destacable en la medida en que tiene enfrente a un formidable Enrique VIII encarnado por Jude Law, casi irreconocible como un rey obeso, paranoico y voraz sexualmente. “Obviamente Jude y yo hablamos mucho, porque las escenas son muy violentas. Pero lo interesante, mientras rodábamos, eran las escenas más sutiles, por ejemplo, cuando cambia de humor”, explica.
Jude Law había manifestado en el pasado su interés en interpretar a Enrique VIII, una de las figuras más controvertidas y temibles de la historia británica, y de todas las casas reales europeas. “Para mí es ahí cuando ocurre la magia: cuando tienes el personaje delante tuyo, más allá del vestuario”, añade Vikander. La joven actriz de origen sueca destacó en 2014 con la interpretación de un androide en “Ex Machina”. Ambos roles no son tan diferentes, asegura Vikander. “Era lo mismo en el fondo: encontrar la verdad y el aspecto humano en ellos”, explica.
Carta de amor a Nueva York
El director español Pablo Berger presentó en el 76ª Festival de cine de Cannes una “carta de amor” a Nueva York, ciudad en la que vivió 10 años, con “Robot Dreams”, una película animada para grandes y pequeños. En 2012 Berger (59 años) cosechó un gran éxito con una versión en blanco y negro y muda de “Blancanieves”, ambientada en una España de aire vetusto, con toreros y una Maribel Verdú en el papel de villana.
“Blancanieves” cosechó 10 premios Goya en España y un gran éxito internacional, pero Berger demostró luego que es un director heterogéneo, con “Abracadabra” (2017), en clave de humor. Y ahora “Robot Dreams”, una película de dibujos animados que requirió cinco años de gestación y la colaboración de todo un equipo multinacional.
La película pone en escena a un perro, Dog, que para combatir la soledad en el Nueva York de los años 1980 se compra y monta un robot. El día que el robot se queda tirado en una playa de Long Island deberá tomar una decisión. “Robot Dreams” no cuenta con diálogos, pero sí con una eficaz banda sonora de los años 1980.
“Es sin dudas mi carta de amor a Nueva York”, explicó en entrevista este domingo con AFP, tras la presentación de la película. Berger se ha labrado una reputación de iconoclasta en España desde su primer largometraje, lleno de humor negro, “Torremolinos 73″.
“Nunca planifico mi carrera, siempre ha sido un poco lo contrario de lo que se esperaba, y me ha ido bien en mis decisiones”, explica. La decisión de rodar esta película surge de la lectura de una novela gráfica estadounidense, dibujada por Sara Varón.
“La animación no estaba en mis planes. Yo era un director de imagen real. Pero el cine es lo único que sé hacer”, y esa adaptación se convirtió en una obsesión, explica. “Quería hacer una película adulta para los niños y para el público adulto quería hablar al niño que tienen dentro”, añade.
El final de “Robot Dreams” no es el que se espera de una conclusión feliz, al estilo Disney. Pero en absoluto es triste. “Al acabar la película los padres y sus hijos van a poder tener un ‘cine fórum’, y hablar de lo que acaban de ver”, explica con una sonrisa.
Juegan al escondite
Las actrices estadounidenses Julianne Moore y Natalie Portman juegan al escondite en la película “May December”, dirigida por Todd Haynes, que entró en competición en el 76º Festival de Cannes. Julianne Moore, de 62 años, encarna a Gracie, una actriz cuya vida se vio transformada cuando cayó totalmente enamorada de un chico de 13 años.
A pesar del escándalo, y de que Gracie fue fichada como pedófila, la pareja resistió todos los embates y siguen juntos, incluso con hijos. Años después, una actriz de aires obsesivos, Elizabeth (Natalie Portman, 41) desembarca en sus vidas con el proyecto de una película sobre ese drama. Meticulosa, la actriz se inmiscuye en sus vidas para entender qué pasó, pero al mismo tiempo altera irremediablemente la situación.
“El comportamiento moralmente ambiguo amplía el espectro de posibilidades (de representación) de las mujeres”, explicó Natalie Portman en una entrevista con la AFP. El punto de vista de Haynes es “considerar a las mujeres como seres humanos, y por lo tanto ofrecerles toda una paleta de comportamientos”, añadió.
“Me irrita mucho escuchar a la gente que dice ‘ah, si las mujeres gobernaran el mundo sería mucho mejor’. No, las mujeres son seres humanos y son igual de complejas”, enfatiza. La negación es una manera de sobrevivir a episodios incomprensibles o dolorosos, explica por su lado Todd Haynes. “No hay ningún lugar donde puedas mirarte de manera totalmente honesta, es una ilusión. Reprimimos muchos deseos por buenos motivos. Así es como una sociedad civilizada existe”, añade.
Con un guión afilado, y un estilo visual que se burla de los telefilmes, “May December” pretende ser de esas películas “que plantean preguntas y debaten dilemas morales”, añade Haynes. “Es algo vital, pero cada vez cuesta más hacer ese tipo de películas”, indica. La sociedad “ya no se siente a gusto sintiéndose incómoda. Creo que es en cierta manera la muerte del pensamiento, de la crítica social”, añade.
Todd Haynes es el autor de una filmografía original en la que ha alternado películas de ficción (“El precio de la verdad” --”Aguas oscuras” en España--) con biografías fílmicas atípicas (“I’m not there”, sobre Bob Dylan, interpretado por actores distintos) y documentales, como uno sobre el grupo de música “Velvet Underground” que presentó en Cannes hace dos años. En 2015 también causó sensación en Cannes con “Carol”, una historia sobre una relación lesbiana imposible, interpretada por Cate Blanchett.
Dejar competir a otros
El director estadounidense Martin Scorsese, que presentó fuera de concurso en el Festival de Cannes “Killers of the Flower Moon”, declaró este domingo a AFP que ha llegado el tiempo de “dejar el turno a otros” para competir. A sus 80 años, el legendario director volvió a entusiasmar en el festival donde ha sido premiado en dos ocasiones con un drama policíaco llevado con gran fuerza por Leonardo DiCaprio y Robert De Niro.
“Es tiempo para otros. Tengo que pasar el turno. Hay chicos esperando”, declaró riendo el veterano director. “Me gustan las estatuillas doradas. Me gustan mucho”, añadió. “Pero ahora pienso más en el tiempo, la energía y la inspiración es lo más importante”. Según los organizadores de la 76ª edición del Festival, la participación de esta historia de 3H30 en torno al asesinato en serie de unos indígenas en el estado de Oklahoma fue sopesada hasta el último minuto.
La película, ensalzada por la crítica, aborda un episodio doloroso de la historia de Estados Unidos: los misteriosos asesinatos que se abatieron sobre un pueblo de la etnia osage, en Oklahoma, cuyos habitantes se habían hecho millonarios gracias al descubriiento de petróleo. “Quizás si aprendemos a conocer nuestra historia y a entender dónde estamos, podemos cambiar las cosas y estar a la altura del país que se supone que tenemos”, reflexionó.
No acercarse a los caballos
Scorsese confesó que tenía ganas de hacer una película en el Medio Oeste desde hacía mucho tiempo. “Estaba muy entusiasmado cuando vi a los caballos” explicó. “¡Pero no me acerqué a ellos, por supuesto!”. La idea de esta película llevaba años en gestación, explicó Scorsese, al punto de que había considerado la idea de aplazar su anterior película “El Irlandés” para centrarse en “Killers of the Flower Moon”.
Pero “El Irlandés” requirió un proceso de “rejuvenecimiento” digital del rostro de Robert de Niro, Al Pacino y de otros actores. “Bob [de Niro] me dijo que tendríamos que rejuvenecer a todos si esperábamos otros dos años”, explicó riendo. El autor de “Taxi Driver” y “Casino” también confesó que soñaba con rodar una escena en un bar de estilo western, pero la película está ambientada durante la época de la “ley seca”. “Me imaginé grandes escenas en un saloon, pero no fue posible”, explicó.
“Lleno de perseverancia”
Los elogios al veterano director llovieron de todas partes desde el estreno de la película el sábado por la noche, y sus actores no anduvieron a la zaga. Scorsese está lleno de “perseverancia y ferocidad para contar la verdad, por muy fea que sea”, explicó DiCaprio, que encarna a Ernest Burkhart, que se casa con una indígena, Mollie (la actriz indígena Lily Gladstone), y que es manipulado por su tío, un magnate ganadero (Robert de Niro) para que se quede con el dinero de ella.
A juicio de Scorsese, Estados Unidos “sigue siendo un país joven, aún sufre sus heridas de juventud. Y esta película es una manera de reconocer eso”, aseguró. “Yo soy de una época, la América de los años 1950, en la que no se podían decir muchas cosas”, hasta que una nueva generación de cineastas “se enfrentó de esos temas”.
Scorsese se ha labrado una reputación mundial con sus películas sobre la mafia, las consecuencias de la guerra de Vietnam, la inmigración o los asesinatos célebres. “Nací en una familia de inmigrantes (de origen italiano) donde había libros, así que mis primeras informaciones las hallé en la calle, y luego en el cine. Las películas me condujeron a la música, y a los libros”, explica. “Mostremos la historia tal como es, y veamos lo que pasa”, añadió, como mensaje para las próximas generaciones.
Asesinatos de indígenas
El director estadounidense Martin Scorsese volvió a exhibir este sábado sus dotes de mago del drama policíaco con “Killers of the Flower Moon”, sobre la misteriosa serie de asesinatos que sacudió a una comunidad indígena en Oklahoma en los años 1920. Para esta película, que mantiene al espectador pegado al sillón durante 3H30, el veterano cineasta (80 años) apeló a dos de sus actores preferidos, Robert de Niro y Leonardo DiCaprio.
Scorsese es una de las leyendas del cine estadounidense y un consumado cronista de la parte más oscura de su país: la mafia, los asesinatos célebres, los dramas sociales o raciales. “Killers of the Flower Moon” narra el inesperado maná petrolero en una reserva indígena (los Osage) perdida en un rincón del estado de Oklahoma a principios del siglo XX.
De la noche a la mañana, los Osage se vuelven millonarios con las concesiones para explotar petróleo. Y sus mujeres pasan a ser objeto de codicia de hombres blancos, dispuestos a casarse con ellas para quedarse con el dinero, por todos los medios. Producida por Apple, la película será estrenada en cines, pero su formato parece ideal para la plataforma televisiva, con la posibilidad de hacer pausas en una historia densa y llena de giros.
Sensación en la alfombra roja
Leonardo DiCaprio encarna a Ernest Burkhart, que se casa con una indígena, Mollie (la actriz indígena Lily Gladstone), y que es manipulado por su tío, un magnate ganadero (Robert de Niro). La presencia del trío Scorsese, DiCaprio y De Niro volvió a provocar sensación en la alfombra roja de Cannes, donde desembarcaron otras estrellas como Kirsten Dunst (casada con uno de los actores de la película, Jesse Plemons), Salma Hayek, Cate Blanchett y Tobey Maguire.
A sus 80 años, Scorsese vuelve a la Croisette, pero esta vez fuera de competición. En 1976 obtuvo la Palma de Oro con “Taxi Driver”, en 1986 logró el premio al mejor director por “Después de hora” (“Jo, ¡qué noche!” en España), y en 1998 fue el presidente del jurado del festival.
Natalie Portman y Julianne Moore
La película se rodó en el lugar real de los sucesos. El guión se revisó hasta el último día de rodaje, según Scorsese, que quería “hacer lo correcto” con los indígenas. “Killers of the Flower Moon” forma parte del pelotón de películas de larga duración que han sido una de las tendencias en esta edición del Festival de Cannes.
De las 21 películas que compiten por la Palma de Oro, otras que superan las 2H30 son la china “Youth (Spring)” (3H32), la turca “About dry grasses” (3H17) y la francesa “Anatomie d’une chute” (2H31). “May December”, del también estadounidense Todd Haynes, tenía la difícil misión de rivalizar en la alfombra roja con la megaproducción de Apple. Para ello contaba con un dúo de estrellas femeninas, Natalie Portman y Julianne Moore, protagonistas de una relación entre dos actrices.
Todd Haynes es el autor de una filmografía original en la que ha alternado películas de ficción (“El precio de la verdad” --”Aguas oscuras” en España--) con biografías fílmicas atípicas (“I’m not there”, sobre Bob Dylan, interpretado por actores distintos) y documentales, como uno sobre el grupo de música “Velvet Underground” que presentó en Cannes hace dos años.
En 2015 también causó sensación en Cannes con “Carol”, una historia sobre una relación lesbiana imposible, interpretada por Cate Blanchett. La joven francosenegalesa Ramata-Toulaye Sy, de 36 años, aportó la nota de frescura con su ópera prima “Banel et Adama”, un retrato cuidado de la rebeldía de una joven ante toda una aldea en Senegal.
Reivindicar a la mujer africana
La directora francosenegalesa Ramata-Toulaye Sy, la más joven competidora para la Palma de Cannes, presentó este sábado “Banel et Adama”, el retrato de una mujer demasiado rebelde para su aldea. Esta película, filmada totalmente en lengua peul, fue rodada en el norte de Senegal, un lugar semiárido donde una sequía prolongada puede devastar a todo un pueblo.
Banel y Adama son una pareja joven, atractiva y emprendedora, que se topa con la resistencia de todo el pueblo a ciertos cambios. La sequía irá poniendo a prueba la solidez de la pareja. “La historia de amor es un pretexto para explicar la historia de Banel”, declaró la realizadora a la AFP. “Tenía ganas de explicar la complejidad, la profundidad de esta mujer, sus preguntas y su sufrimiento”.
“Banel es un personaje que cayó del cielo, que no tiene su lugar en esa aldea”, explica la directora de 37 años, una de las siete mujeres que compiten en la sección oficial. Ramata-Toulaye Sy nació en Francia y escribió el guión en 2014, cuando estudiaba cine. Pero confiesa que “necesitaba” hacer su primera película en Senegal.
La luz, los colores y el lento pasar del tiempo bajo un sol cada vez más inclemente son partes esenciales de esta película, de fotografía muy cuidada. Estar en Cannes “es intimidante”, confiesa. “La competición puede ser muy dura, las críticas también. Pero bueno, aquí estoy, y es un gran orgullo”, explica esta directora novel.
“Retratos fantasmas”
Cines que desaparecen, calles desérticas en el centro, edificios vacíos... El director brasileño Kleber Mendonça Filho presenta en Cannes “Retratos fantasmas”, un “mapa sentimental” de Recife, su ciudad natal, y un emotivo homenaje a las salas oscuras del séptimo arte.
El documental recorre los lugares que han marcado la vida del cineasta, empezando por el barrio en el que creció en Recife (nordeste) y la casa familiar, tan presente en algunos de sus filmes. En una primera parte, Mendonça abre las puertas de la casa de su juventud y da rienda suelta a sus recuerdos, comentando imágenes de archivo personales, en alternancia con escenas de películas suyas.
Rinde también un sentido homenaje a su madre, historiadora y fallecida prematuramente a mediados de los años 1990. “La relación de ella con nuestra casa es algo que siempre me tocó mucho”, dice el director en una entrevista con la AFP este sábado. “Ella me transmitió mucho una idea de Brasil, una idea de la historia de Brasil. Creo que inevitablemente esto forma parte de mis películas”, agrega.
“Templos”
Pero estos “Retratos fantasmas” son sobre todo una mirada, nostálgica, de Recife, especialmente a través de sus salas de cine, muchas de ellas ahora desaparecidas y que el cineasta frecuentó durante años. En un momento del documental, Mendonça muestra su “mapa sentimental” de la ciudad, con algunas de las salas de cine que se encontraban en el centro, como el Art Palacio o el Sao Luiz, el único que sigue activo.
Para él, estos lugares eran clave para mantener vivo el núcleo de las ciudades, y cuando empezaron a desaparecer, se fue perdiendo un poco la vida en las urbes, que se fueron llenando de centros comerciales. Algunas de estas salas de cine, a los que a veces Mendonça se refiere como “templos” o “catedrales”, han acabo convertidas finalmente en centros de reunión de los evangelistas.
En este sentido, le interesaba la idea de mostrar “personas congregadas para oír historias, ya sean de religión o de cine”. También son conmovedoras las imágenes dedicadas al proyeccionista Alexandre, del Art Palacio, antes de su cierre, que recuerdan forzosamente al Alfredo de “Cinema Paradiso”.
Un país “normal”
Mendonça, de 54 años, es un asiduo de la Croisette. Compitió por la Palma de Oro con “Aquarius”, en 2016, y con “Bacurau”, en 2019, con la que obtuvo el Premio del Jurado (‘ex aequo’). Dos años después, también fue miembro del jurado. Con “Retratos fantasmas” está en liza para el Ojo de Oro, que recompensa el mejor documental de todas las secciones.
Cuando decidió hacer esta historia, el cineasta admite que no tenía claro el formato. “Nunca pensé en el filme como un documental o una ficción. Pensé en una posibilidad de hacer hablar mi voz”, dice. El director, abiertamente de izquierdas y que durante la presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022) no dejó de criticar su política, se regocija con la vuelta de Luiz Inácio Lula da Silva al frente del gigante latinoamericano.
“Estoy feliz que Brasil vuelva otra vez a ser simplemente normal, porque en los últimos siete años Brasil no era normal, era una situación bien atípica y poco natural”, afirma. Pero, insiste, que quiere ver esta situación actual con “naturalidad”. “No es algo anormal, anormal era lo que sucedió en los últimos siete años”, ya desde el mandatario de centroderecha Michel Temer (2016-2018).
Fuente: AFP.