Está habilitada la muestra pictórica “El lugar sin límites”, del reconocido plástico paraguayo Federico Caballero en la Galería Exaedro, ubicada en Acá Carayá 595 a una cuadra del ex-Seminario Metropolitano. Vale señalar que a la misma se puede acceder también de manera virtual desde la web de la galería y sus redes sociales: galeriaexaedro.com

Caballero, que vuelve al circuito de las exposiciones después de 5 años, entiende que “en la vida todo es una inversión, y la estética y los gustos no son un capricho azaroso. Hay que invertir más en lo que a uno o a una le gusta y no tanto en lo que se supone que, de forma preestablecida, debiera invertir”, afirma. Una propuesta ética se eleva siempre junto a la estética. Aquí su diálogo con Nación Media:

El artista Federico Caballero Mora

–Vemos que seguís indagando en la mirada “torcida”, por así llamarla, pero sin abandonar el humor, la crítica. ¿Qué estuviste indagando en “El lugar sin límites”?

–El título de la muestra es una licencia literaria de Christian Kent, que hace el texto de sala, al que adscribo a toda mi obra. Esto porque, más que concentrarse en el límite estilístico, explora la forma de superar una suerte de hiperconciencia que nuestra sociedad tiene sobre la realidad material, lógica y necesaria pero que tal como lo comentaba con el curador, relega una forma más latinoamericana de trascender, volar si se quiere, tanto hacia afuera del sujeto como hacia adentro, a una introspección que a los surrealistas europeos les habría costado menos experimentar, a mí parecer. Además de lo dicho, hay muchas otras connotaciones entre el título y la obra que se podrán advertir en la exhibición.

–¿Cómo plasmás un cuadro, de qué partís? ¿Idea, imagen, sueño?

–Como lo sugerí, a diferencia de ciertos principios del surrealismo, el sueño no forma parte activa de mi creación, yo creo con las manos. Suelo hacer referencia al fenómeno de pareidolia (capacidad que tiene el cerebro humano de percibir rostros en objetos inanimados para descifrar el entorno y facilitar la interacción social), como fuente de creación, pero no es la única, a veces solo tomo como elemento algo imaginario que me gusta o simplemente un modelo que me evoca una inquietud.

–En tus 3 décadas con la pintura, ¿qué cosas sentís que aprendiste del oficio y hacia dónde te gustaría seguir proyectándote?

–Como todo tiene pros y contras, pero tal como se ejercita la confianza, donde la apuesta acepta que los beneficios que se puedan obtener del entorno confiable, son superiores a las pérdidas, me gusta pensar que lo negativo del mundo del arte, como por ejemplo, que la meritocracia no es lo más relevante en muchos casos, los beneficios son ilimitados, y que mientras lo sean aunque sea de forma emocional o espiritual, le estaremos dando margen al tiempo de imponer su lógica en todos los aspectos, incluyendo el material.

Hago arte porque creo que alguien tiene que hacer el trabajo de desacralizarlo, bajarle los humos, tomarlo con cierto humor, acercarlo a la gente y por otro lado pretendo fusionar la neurociencia (estoy en 3.º de Psicología) con la investigación cultural, esta última inevitable en la búsqueda del artista de entender el mundo.

–¿Sentís que la gente está eligiendo más a los artistas nacionales, se venden los cuadros?

–Sostengo que entre el público y el artista hay una simbiosis, con una intermitencia donde es primero el artista quien busca al público, luego al revés. Yo estoy buscando al mío, pero es mío por mi pertenencia a él, a una corriente estética (con todo lo que eso conlleva) no definida pero que fluctúa siempre con cierta identidad, que no necesariamente debiera ser regional.

–¿Qué cosas te gustan de la plástica nacional, qué destacarías de este último tiempo?

–Que hay artistas, pintores sobre todo, bien afirmados al arte, produciendo sin cesar, tratando de destacarse con solvencia, firmes en su emprendimiento aún sin ningún tipo de padrinazgo y sin amilanarse. Yo vengo de una etapa difícil para la emergencia plástica, pero estoy obligado a abordar el mismo tren contemporáneo.

EXPRESIONISMO PARAGUAYO

“Con el peculiar estilo pictórico de Caballero y su manera de interpelar al observador, a veces con humor y otra con incomodidad, la galería Exaedro presenta a uno de los más importantes exponentes del expresionismo paraguayo”, dice Christian Kent, curador de la muestra. “La inestabilidad deliberada de las formas de Caballero sugiere que la casa es un posible ilimitado, un punto paradójico de tránsito de un modo de ser a otro”.

Agrega además que “al interior de esta criatura histórica y mudable, acaso el más humano de los ámbitos, una sociedad secreta, casi un aquelarre de mujeres, ofician el rito de la transformación, extendiendo la promesa del regreso al centro del mundo, a Ítaca, a la casa-cosmos, a la casa-alma”, apunta Kent en referencia a las mujeres que pueblan estas piezas.

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