Por Alba Delvalle alba.delvalle@nacionmedia.com - Fotos: Carlos Juri y Jorge Romero.

Involucrar a niños y adolescentes generó una linda integración entre familias amantes de los equinos, en un ambiente cargado de entusiasmo, ternura, pasión y espíritu competitivo sano. Una iniciativa muy aplaudida de las ganaderas Sofía y Chajha que busca consolidarse, prometiendo volver pronto.

La Marchita Criolla es una competencia que las ganaderas Sofía y Chajha acercaron al Chaco paraguayo por primera vez, con la participación de los más pequeños. Sí, niños desde los 6 años de edad y adolescentes hasta 16 años fueron protagonistas junto con los caballos criollos de los establecimientos con los cuales hicieron equipo, deslumbrando con sus destrezas y espíritu competitivo.

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Desde la organización, Sofía Cartes, propietaria y directora de los citados establecimientos ganaderos, resaltó el éxito de la actividad que se desarrolló en dos jornadas del fin de semana anterior, los días sábado 13 y domingo 14 de agosto. Fue en el marco de la Marcha Criolla que se viene realizando por tercera edición, en el predio de la Asociación Rodeo Trébol, en Loma Plata, departamento de Boquerón, Chaco.

Aseguró que quedaron sorprendidos y muy contentos por el alcance que tuvo esta minicompetencia que trascendió la Región Occidental, pues con una gran participación e involucramiento de niños y familias de varios puntos del país que aman el deporte ecuestre.

“Estamos supercontentos con todo lo que fue nuestra marcha para adultos y por sobre todo de la marchita. Los premios fueron meritorios y creemos que fomentar el amor y la pasión hacia el caballo es algo muy sano, por eso vamos a seguir por ese camino”, expresó.

La competencia generó muchas emociones tanto entre los participantes como sus familiares y espectadores en general.

MUCHO ENTUSIASMO

Pero lo más satisfactorio para las ganaderas fue el entusiasmo de los niños, lo cual los motiva y llena de energía para seguir abrazando esta pasión por las actividades ecuestres, la especie equina y por supuesto, con la raza criolla.

La propietaria de las ganaderas destacó que la marchita contó con el apoyo de la jinete y bicampeona de las dos marchas anteriores, Ángela Schapansky, quien tiene una escuela de equitación en la zona de Loma Plata y, de hecho, varios de sus alumnos participaron de esta competencia que los llenó de emociones.

“Le agradecemos a Ángela, ella nos ayudó mucho en las pruebas con los niños, con toda la traducción también porque muchos de los participantes son colonos de la zona y terminamos muy contentos porque fue todo un éxito”, resaltó Sofía.

Ciertamente, el término de marchita criolla es implementado en las competencias de adultos a nivel regional por los grandes criadores de la raza como Uruguay, Argentina y Brasil para las de menor distancia y, solo por citar en el país charrúa, la marcha de resistencia es de 760 km desarrollados en 15 días incluso, mientras que a nivel local se realiza una de 160 km en 4 días.

DESPLIEGUE Y PICARDÍA

Sofía Cartes.

De la primera Marchita Criolla participaron cerca de 40 niños y fue tanta la expectativa desde que se anunció que logró acoger a chicos de la zona, así como de Asunción y hasta de San Ignacio, departamento de Misiones, de donde toda una familia llegó con pequeños jinetes con todo el atuendo de un auténtico y pícaro gaucho.

Todo el despliegue de los pequeños participantes y sus familias genera aún más compromiso para las ganaderas, de fomentar el amor a la raza criolla que es algo que apasiona a todo el equipo de trabajo, y más aún si hay niños de por medio que puedan divertirse en compañía de sus padres en actividades sanas.

La joven empresaria remarcó que la marchita fue todo un desafío debido a que implicó el contacto entre niños y caballos, aunque todos eran conocedores y familiarizados con la especie, además de que fueron seleccionados cuidadosamente por la organización entre los más mansos. Felizmente, resultó todo un éxito.

El desempeño de las pruebas asombró a todos, pues con su valentía y espíritu competitivo los niños y adolescentes demostraron que también pueden ser parte de las competencias, que en este caso sirvió a la vez para consolidar a la raza criolla por la mansedumbre que también se evidenció en la enternecedora conexión con los más chicos.

LAS ENTRETENIDAS PRUEBAS DESARROLLADAS

La Marchita Criolla contempló cuatro pruebas durante las dos jornadas. La primera, la del trote o marchita, que consistió a la vez en una actividad didáctica, pues los participantes debían escoger unas preguntas, realizar un recorrido de 4 km y responderlas a la vuelta. Los primeros cuatro que volvieron y respondieron las interrogantes fueron los ganadores.

La segunda prueba fue la carrera del dormido en la que los niños a dupla, uno pequeño y otro joven, debían desensillar la montura, acostarse en ella simulando estar dormidos, y al dar aviso la organización, levantarse, ensillar y cabalgar hasta la largada de la pista. Los primeros cuatro en llegar fueron premiados.

Continuaron con la competencia del aguatero. En esta los pequeños jinetes en pista debían cargar agua de un balde, cabalgar a otro extremo y descargarlo en otro punto para volver y que su compañero pueda seguir igualmente la carrera.

Mientras que la última prueba realizada fue un circuito entre tambores puestos en línea a una distancia cada uno como para dos competidores, para arrancar la carrera y al volver se debe zigzaguear entre los tambores montados en el caballo; luego retomar para que el primero en llegar resulte ganador.


Caras de felicidad, simpatía y picardía adornaron junto con los equinos la pista de hípica del Rodeo Trébol
Destreza y valentía de los más pequeños sorprendieron y motivaron para más ediciones.

“Estamos supercontentos con todo lo que fue nuestra marcha para adultos y por sobre todo de la marchita. Los premios fueron meritorios y creemos que fomentar el amor y la pasión hacia el caballo es algo muy sano”.

SOFÍA CARTES, DIRECTORA DE GANADERAS SOFÍA Y CHAJHA

La marchita contó con el apoyo de la jinete y bicampeona de las dos marchas anteriores, Ángela Schapansky, quien tiene una escuela de equitación en la zona de Loma Plata.

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