El gobierno de Mario Abdo Benítez redujo considerablemente el presupuesto para infraestructura escolar y además usó lo mínimo cuando las escuelas, en su mayoría, se encuentran en estado de derrumbe. En este contexto, el precandidato a la Vicepresidencia de la República Juan Manuel Brunetti, ministro de Educación desde marzo del 2021 a marzo del 2022, fue uno de los grandes aplazados. Tras su paso por la cartera, no priorizó las necesidades edilicias de centros de enseñanza y dejó como herencia una calamitosa infraestructura escolar. De aproximadamente G. 175.856 millones que el MEC tenía presupuestados para construcciones nuevas y reparaciones edilicias para el ejercicio fiscal del año pasado, solamente utilizó G. 49.081 millones, equivalentes al 28% de lo disponible.

El año pasado fue un tiempo perdido para la educación para­guaya; en primer lugar, por­que los niños continuaron tomando clases vía what­sapp y algunos con más suerte en la modalidad vir­tual; y en segundo lugar, porque mientras los niños, niñas y adolescentes no esta­ban en las aulas el Ministe­rio de Educación y Ciencias (MEC) no potenció las mejo­ras edilicias y este año 2022 miles de estudiantes volvie­ron a sufrir la precariedad de las instalaciones educativas.

Mario Abdo Benítez, presidente

Dentro de este contexto es importante señalar que el gobierno de Mario Abdo Benítez fue disminuyendo considerablemente los pre­supuestos, tanto para cons­trucciones como para man­tenimiento y reparaciones edilicias. En el 2018 ambos presupuestos alcanzaban G. 357.518 millones con una ejecución del 42% (G. 151.274 millones).

En el 2019, el Presupuesto General de la Nación des­tinó a ambos rubros G. 290.920 millones, y se invirtió G. 122.274 millo­nes (de nuevo un 42%), y aunque para el 2020 vol­vió a subir los recursos des­tinados para edificación y refacciones con un total de G. 306.926 millones, la uti­lización para dicho ejerci­cio fiscal fue de G. 109.754 millones, lo que representó un 36% de ejecución.

Juan M. Brunetti, ex ministro.

La constante baja ejecución presupuestaria del MEC, primero con Eduardo Petta San Martín y luego con Juan Manuel Brunetti a la cabeza, provocó que año tras año el Gobierno destine menos dinero al mejoramiento de la infraestructura escolar, pues en el 2021 volvió a des­cender el presupuesto a G. 175.856 millones, ejecután­dose G. 49.081 millones.

AÑO PERDIDO

Juan Manuel Brunetti tuvo la ejecución presupuesta­ria más baja de los últimos años en lo que refiere a cons­trucciones y mantenimien­tos edilicios, según datos del Ministerio de Hacienda.

Durante el ejercicio fiscal 2021, la administración de la cartera educativa a cargo del actual candidato a vicepresidente por el ofi­cialismo, apenas utilizó los fondos públicos para inver­siones edilicias. Documen­tos revelan que solamente ejecutó el 28% de los rubros para construcción de obras públicas.

Brunetti dejó el Ministerio de Tecnologías de la Infor­mación y Comunicación (MITIC) para asumir la titularidad del MEC el 9 de marzo del 2021, a pocos días de haberse iniciado el año escolar. Un detalle impor­tante es que, según datos del Ministerio de Hacienda, para el ejercicio fiscal la car­tera educativa contaba con un presupuesto de G. 174.810 millones para construcción de obras públicas y G. 1.046 millones para manteni­miento y reparaciones.

Niños y niñas terminaron el año escolar 2022 dando clases en una improvisada aula con paredes de terciada bajo un tinglado de chapa.FOTO:EMILIO BAZAN

El 2021 era un año ideal para invertir justamente en obras edilicias, teniendo en cuenta la necesidad de que los niños, niñas y adolescentes tengan un espacio de aprendizaje digno. Sin embargo, pasó todo el año y solamente se ejecutó G. 48.500 millones para obras de construcción y G. 581 millones en mante­nimiento, lo que en núme­ros porcentuales repre­senta apenas el 28% de lo presupuestado.

Estamos hablando que en estos rubros tan necesarios y urgentes se dejó de utilizar unos G. 126.774 millones, y si hablamos que en prome­dio la edificación de un aula cuesta entre G. 80 millo­nes y G. 100 millones, con el dinero no ejecutado por Bru­netti alcanzaría para edifi­car unas 1.268 aulas nuevas para el sistema educativo.

CONSECUENCIAS

La desidia administrativa del ex ministro Brunetti derivó a que este año los niños vuelvan a dar clases en condiciones poco dignas, tanto es así que al comienzo del año académico en varias escuelas no se pudo retornar 100% a la presencialidad, puesto que las estructura no estaban en condiciones, varias de ellas con peligro de derrumbe, como fue el caso del Colegio Asunción Escalada.

También está el caso de la Escuela Delfín Chamorro, donde debieron rechazar a alumnos nuevos para el nivel primario por falta de espa­cio, o como los pabellones de la Escuela República de Panamá, donde las termitas se estaban a punto de llevar todo a su paso. En tanto que en la Escuela República de Cuba, el pabellón principal presenta varios desperfectos, proble­mas de humedad, grietas en las paredes, el techo tiene moho, entre otros problemas de infraestructura.

A esto se le agrava que empresas adjudicadas para la refacción, reparación y edificaciones de nuevos salo­nes de clases dejaron aban­donadas sus obras, como el caso de las firmas Estruc­tura Ingeniería SA (EISA) y Engineering SAECA.

EISA está representada en su momento por Alberto “el Pulpo” Palumbo, muy cer­cano a Hugo Velázquez y quien acaparó las cuestio­nadas licitaciones de lim­pieza en el Instituto de Pre­visión Social (IPS), mientras que Engineering, la super­proveedora del Estado y la mimada del ex ministro de Obras Públicas Arnoldo Wiens, estuvo salpicada por la polémica sobrefacturada pasarela de ñandutí.

El abandono de estas firmas y la falta de ejecución presu­puestaria para nuevas obras durante el 2021 provocó que los escolares y los docentes en muchos casos arriesguen su integridad para desarro­llar el programa de estudios en salones de clases que esta­ban a bordo del abismo, con techos rotos, conexiones eléc­tricas precarias e ineficientes.

El trabajo de los padres fue lo que ayudó a que muchos niños tengan un techo al menos donde dar cla­ses, algunos bajo chapas y paredes de terciada, otros en galpones con chapa y media sombra para cubrirse del sol. Aunque, también durante el año 2022, alum­nos de familias de más esca­sos recursos fueron expues­tos a los eventos climáticos de frío, lluvias y olas de calor y aprender bajo una carpa, como fue el caso de los alum­nos de la Escuela Sagrado Corazón de Jesús.

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