Entre los españoles en Paraguay, los inmigrantes catalanes dejaron un gran número de descendientes reconocidos en la sociedad y que, en su mayoría, han conservado sus profesiones originales.

  • Por María Victoria Benítez Martínez *
  • Foto: Gentileza

Muchos exiliados de la Guerra Civil española, anarquis­tas tras la Semana Trágica de Barcelona de 1909 y oposito­res al golpe de José A. Primo de Rivera en 1923 formaron parte del contingente catalán en Paraguay.

Además, la salida de españo­les estuvo motivada tanto por razones económicas al inicio de su emigración como por razo­nes políticas, especialmente entre 1930 y 1960, bajo el régi­men de Francisco Franco.

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Se plantea la cuestión de si la decisión de emigrar por razo­nes económicas, independien­temente de cualquier motiva­ción política, no es en sí misma un acto político en el que par­ticipan individuos que no se someten a una condición, como la pobreza o la dictadura, favo­reciendo la búsqueda del desa­rrollo personal, etc.

MOTIVACIÓN DE LA EMIGRACIÓN

Los emigrantes españoles que no disponían de medios para comprar un billete de barco para cruzar el Atlántico o que no contaban con redes de soli­daridad establecidas emigra­ron dentro del país y después a otros países europeos (Fran­cia, Suiza, Alemania).

En 1940, Galicia, por ejemplo, al igual que otras regiones de España, se encontraba en un estado de pobreza paroxística, por lo que gallegos de toda con­dición buscaron o reactivaron redes de emigración en busca de una oportunidad para vivir en otro lugar.

Esta voluntad, la creencia de que algo mejor es posible en otra parte, es algo que motiva claramente a ciertos indivi­duos como un impulso vital que se actualiza en trayecto­rias singulares.

Los pioneros de la emigración española rara vez permane­cen como casos aislados y se convierten en posibles mode­los de representación para algunos de sus contemporáneos y sus descendientes.

PRESENCIA CATALANA

Entre los españoles en Para­guay, los inmigrantes catala­nes dejaron un gran número de descendientes reconocidos en la sociedad y que, en su mayo­ría, han conservado sus profe­siones originales. Los catalanes también han participado en la vida comunitaria a través del Centre Català (creado en 1914) y de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de Asunción del Paraguay (1873), así como de la Asociación recreativa España (1917) y la Asociación de Damas Españolas en 1967.

Mientras que la inmigración española a Paraguay se pro­dujo en sucesivas y pequeñas oleadas entre 1870 y 1960, la población catalana también alimentó el flujo tradicional de inmigración al Nuevo Mundo.

Este flujo aumentó entre 1900 y finales de los años veinte como consecuencia de presiones eco­nómicas y motivaciones políti­cas. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la repre­sión que azotó Cataluña preci­pitaron muchas salidas, al igual que el exilio político en Argen­tina. El emigrante político se convirtió entonces en una espe­cie de inmigrante económico.

El asociacionismo de los emi­grantes españoles en Argen­tina, por ejemplo, plantea interrogantes sobre su funcio­nalidad, las relaciones de poder existentes en estas sociedades y la naturaleza de los vínculos identitarios entre estos inmi­grantes.

IMÁGENES CATALANAS

Los inmigrantes catalanes dejaron su huella en Paraguay, aunque no fueron tan visibles como los italianos, por ejem­plo. En nuestra opinión, esta invisibilidad está relacionada con el hecho de que estaban muy integrados en la pobla­ción paraguaya, adoptando las costumbres y la lengua locales. Esta diferencia entre extranje­ros y paraguayos se hizo más evidente con la llegada de los primeros inmigrantes, cuando fue más importante para ellos organizarse en asociaciones para mantener sus raíces y encontrar espacios de apoyo mutuo. La idea de invisibili­dad también puede explicarse por el hecho de que Paraguay fue originalmente una colonia española y, por lo tanto, estaba formada por una población mixta resultante de la unión de españoles e indígenas, lo que contribuyó a la formación de una sociedad hispanizada. La población paraguaya heredó su lengua, costumbres y religión..

FAMILIAS PIONERAS

Juan Rius y Pedro Jorba funda­ron la sociedad comercial Rius & Jorba SA (1872-1960). Pedro Jorba se casó con Ana Rius, hija de Juan Rius. La casa comercial y vivienda de la familia Jorba es la actual oficina de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) en la calle Palma. Pedro Grau y su hermano Delfín Grau llega­ron a Paraguay en 1875. Pedro Grau y Cándido Solé fundaron el Hotel Hispanoamericano en la antigua casa de Benigno López (hermano de Fran­cisco Solano López), hoy sede del Ministerio de Relaciones Exteriores. La mansión fue heredada por Rafaela López Carrillo, casada con el brasi­leño Milciades Acevedo Pedra. En 1893, Pedro Jorba compró el edificio y continuó alquilando a la empresa Grau & Cía. En 1937 cambió de administración con el nombre de Hotel Colonial.

El comerciante de yerba mate José Tarragó Mascías llegó en 1878. Baudilio Alió (actor de teatro, cantante y promotor del Teatro Nacional de Asunción) e Isabelle Alió llegaron en 1895.

La emigración española fue diferente a la de otras pobla­ciones inmigrantes en Para­guay. No participaron en la formación de colonias agríco­las. Nuestras fuentes muestran que, si los colonos españoles se establecieron en Paraguay como agricultores, fue princi­palmente a través de entradas individuales. La mayoría de los inmigrantes catalanes se dedi­caron al comercio, exportando los productos del país, especial­mente los que se establecieron en la capital.

ORIGEN GEOGRÁFICO

En cuanto al origen geográ­fico, el 39 % de los inmigrantes españoles procedían de Cata­luña, dado el gran número de inmigrantes de las ciudades de esta región: Barcelona, Gerona, Tarragona y Lleida (Lérida). La segunda región de origen de los inmigrantes españoles es Cas­tilla y León (13 %), seguida de la Comunidad Valenciana (10 %). Le siguen Andalucía (8 %), Galicia (8 %), País Vasco (6 %), Aragón (5 %), Asturias (4 %), Baleares (2 %), Canarias (1 %), Cantabria (1 %), Castilla-La Mancha (1 %), Navarra, Mur­cia, La Rioja y Madrid (2 % cada una), y Extremadura, de una muestra total de 686 españoles, que representan a 17 regiones de España.

ECHANDO RAÍCES

Los españoles, más que los hombres de otras nacionalida­des, practicaban el matrimo­nio homogámico. Como define Pierre Bourdieu, “en el antiguo régimen matrimonial, la inicia­tiva del matrimonio no perte­necía a los interesados, sino a las familias”. Esto se debe pro­bablemente al hecho de que la comunidad española era bas­tante numerosa y, en conse­cuencia, era más probable que los matrimonios tuvieran lugar dentro de estos grupos, además de conocerse y establecer rela­ciones sociales entre las fami­lias de sus asociaciones.

Por otra parte, los matrimonios mixtos, que son una caracte­rística particular de Paraguay, han roto con las tendencias endogámicas de muchos gru­pos de inmigrantes al casarse con paraguayas. Estos matri­monios han contribuido a los inmigrantes a echar raíces duraderas en el país y fundar familias, contribuyendo así a su participación en el desarro­llo social.

Esto era el deseo del Gobierno paraguayo, que veía a los inmi­grantes no solo como trabaja­dores de la tierra, sino también como elementos que formarían parte de la demografía del país a largo plazo.

* Ph. D. en Historia y Civili­zaciones - Université Paris Cité – Francia. Máster en Relaciones Internaciona­les, máster en Letras y licen­ciatura en Letras Moder­nas, Sorbonne Université. Comercio Internacional – Droit des Affaires – Con­servatoire National des Arts et Métiers

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