Jorge Zárate, jorgezarate@nacionmedia.com - Fotos: Nadia Monges y archivo

Involucrar al sistema educativo en la promoción de la importancia de donar órganos es el pedido de los médicos especializados en trasplantes que luchan día a día esperando que se tome conciencia y se ayude a salvar vidas. El más demandado es el trasplante renal y el que más crece es el de córneas, que es el que suma el mayor número de intervenciones en el país. Habilitar más hospitales e invertir en la formación de nuevos profesionales y técnicos son otras grandes demandas del sector.

“Estamos tratando de reactivar todos los programas y conseguir superar la tasa de donación del 2019, cuando alcanzamos los 200 trasplantes”, cuenta Gustavo Melgarejo, presidente del Instituto de Ablación y Trasplantes (INAT). En total se hicieron 159 trasplantes el año pasado, un número considerado bajo para la capacidad nacional.

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Sin embargo, es difícil que aumente en este contexto porque la epidemia de chikungunya también complica a quienes necesitan un trasplante. “Es una enfermedad infectocontagiosa, así que hay que ser muy exhaustivo con los análisis porque existe la posibilidad del contagio, entonces aumentan los descartes. En estos días descartamos tres donantes porque tenían positivo chikungunya. Así que covid, dengue y chikungunya nos vienen complicando las cosas”, comentó.

La educación aparece como la herramienta principal. Una campaña nacional que comience a crear conciencia en las escuelas secundarias y universidades aparece en la propuesta de Melgarejo como un elemento principal para conseguir los donantes de órganos que hoy escasean en el país.

“Es increíble a esta altura que la donación de órganos y la de sangre no se contemple en la educación”, dice.

También se necesita incrementar la infraestructura para promover y realizar los trasplantes renales, que son los que tienen más demanda, ya que hasta el momento solo lo están haciendo el Hospital Nacional y el Hospital de Clínicas.

“Hicimos varios estudios auspiciados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) donde pensamos en 4 centros de transplante renal para poder tener 100 trasplantados al año, tenemos que conseguir eso, tenerlo bien claro como sistema de salud”, insistió.

Para ello se requieren infraestructura, recursos humanos y laboratorios, que requerirían una inversión de unos 10 millones de dólares.

Melgarejo recordó el proyecto para desarrollar los trasplantes de hígado pediátricos en el Hospital Acosta Ñu, que fue elevado al ministro de Salud y al Presidente, y que requerirá una inversión de 1,3 millones de dólares, que financiaría Itaipú Binacional.

Después de los riñones, el hígado es el órgano más demandado, aunque el problema en la actualidad es la falta de donantes (ver aparte). Después, en orden le siguen el corazón, páncreas, pulmones.

Insistir en una política de salud que aliente el trasplante es para Melgarejo “esencial y prioritario. Esta política no debe depender de gobiernos ni colores, tiene que ser transversal de manera que el sistema gane en calidad. Ahora avanzamos en apoyar a los hospitales en términos de insumos y medicamentos, sobre todo en la cantidad y calidad de los inmunosupresores, que mejoró bastante, así como con los estudios laboratoriales”, comentó.

UN ÉXITO Y UNA DEMANDA

El año pasado se hicieron 6 trasplantes de corazón y actualmente otras 6 personas aguardan en lista de espera. Otras 69 personas esperan por un trasplante de riñón y 178 aguardan por córneas; en la mayoría de los casos son adultos los que esperan. Se hace difícil en un país con una tasa de aceptación a la donación de órganos de las más bajas del mundo. Esta fue de 3,8% por millón de habitantes en el mejor registro, el del 2018. Es decir, por cada millón de habitantes no llegaban a 4 las personas que aceptaban donar sus órganos, según datos oficiales.

Pero aun en el arduo panorama se puede destacar el éxito del Programa de Médula, que de unos 15 trasplantes que se promediaban al año en el pasado reciente pasaron a 40 el año pasado.

“Antes los pacientes se iban a Argentina o Brasil y ahora se hace aquí, donde tenemos acceso mundial a la búsqueda de donantes. Una vez que se encuentra el compatible puede costar entre 30 y 40 mil dólares”.

También creció mucho el trasplante de córneas y “este año se inaugurará un tercer banco de tejidos en el Instituto de Previsión Social (IPS)”, que se sumará a los que ya tienen el Hospital de Clínicas y el Centro del Quemado.

Contó aquí que “la membrana amniótica que se usa en oftalmología y en situaciones de quemados, con resultados efectivos, es muy importante, sobre todo en los costos, porque hay países que no han podido desarrollar este campo y usan injertos sintéticos que cuestan 5 mil dólares”, expuso.

Por otra parte, Melgarejo considera que el sector privado debería trabajar en trasplantes. “Es poca la actividad en el sector privado, así que ojalá que se involucren, que se puedan incorporar al sistema porque para que un sanatorio sea 5 estrellas debería estar en un programa de trasplantes, entonces es claro que nosotros tenemos instituciones de 3 estrellas porque carecen de este servicio”, comparó. Consideró que se debería tener la posibilidad “que uno vaya a un seguro prepago y tenga un mecanismo para que entren en lista y sean trasplantados”, apuntó. Recordó que el trasplante hace a la calidad de vida de los pacientes y reduce los costos del sistema de salud. “Por ello queremos poner énfasis en la necesidad de fomentar tanto a nivel de población y profesionales una política que ponga al trasplante en primer lugar, cosa que el país nunca hizo, queremos estimular que los pacientes sean inscriptos en las listas de espera porque no se puede trasplantar si no está en la lista”.

Otro punto esencial es la inversión en recursos humanos. “Tenemos que pelear en el Congreso para que se le pueda pagar a los profesionales, no hay incentivos para que participen del programa de trasplantes porque es difícil, nos cuesta mucho operativizar, porque tenemos poca gente involucrada. Imaginen que cuando el donante es fallecido, ocurre de madrugada, generalmente los fines de semana, a hora inapropiada y no tenemos un pago por esa prestación”. En el país hay 42 médicos habilitados para hacer trasplantes y Melgarejo considera que serían necesarios unos 120 para hacer un cambio cualitativo.

“Recientemente tuvimos el caso de un médico que quiso hacer una pasantía en Sao Paulo y no pudo conseguir un permiso de dos años para capacitarse. Me parece que se tendría que usar parte de los fondos de Becal para estimular a los profesionales que el país necesita”, dijo el especialista.

El primer trasplante renal del año benefició a un adolescente de 13 años de San Ignacio (Misiones).

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