El recientemente concluido campeonato mundial de fútbol celebrado en Qatar, el pequeño emirato ubicado en la costa del golfo Pérsico, fue centro de varias polémicas ajenas a la competencia deportiva en sí, desde la propia nominación en el 2010 por la FIFA como sede del certamen, el primero que se realiza en el Medio Oriente, así como lo relacionado con los derechos humanos y la tolerancia.

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Mucho se ha hablado de las condicio­nes infrahumanas en las que tuvieron que tra­bajar los que participaban en la construcción de los estadios y de las tramas de corrupción que hicieron que finalmente sea seleccionada Qatar como sede del evento, un país de apenas 2,88 millo­nes de habitantes.

Se conoce que el gobierno de Qatar gastó aproximada­mente US$ 229 mil millones de dólares para organizar la Copa del Mundo de Fútbol. Esta impresionante can­tidad de dinero fue desti­nada a la construcción de siete estadios de fútbol, un enlace de metro que conecte a estos mismos escenarios deportivos, un aeropuerto, hospitales, hoteles y centros comerciales.

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Phuljhari Devi Saphi, esposa de Pheku Saphi, fallecido en Qatar.

Sin embargo, las condicio­nes de vida de los trabaja­dores, casi en su totalidad inmigrantes de países de la región del Medio Oriente y del sudeste asiático, siem­pre fue uno de los puntos más polémicos y discuti­dos, tanto como el respeto a los derechos humanos en el emirato.

Casi 16.000 trabajadores migrantes murieron en Qatar entre los años 2010 y 2020. Las estadísticas ofi­ciales del propio gobierno qatarí informan de 15.199 muertos. Un equipo de la organización especializada en derechos humanos, Fun­dación para la Democracia, viajó a Nepal, importante proveedor de mano de obra en la zona, para realizar un trabajo de campo durante la Copa del Mundo e investigar sobre el terreno.

Devaki Mukhiya perdió a su marido mientras trabajaba en Qatar. Quedó sola con sus hijos pequeños.

Desde que se decidió que Qatar acogería la Copa del Mundo del 2022, al hilo de diversas informacio­nes y alertas, ha habido un intenso debate sobre el trato dispensado a los trabajado­res extranjeros y el costo humano que ha supuesto realizar un evento de estas características en aquel país.

Se manejan diferentes esti­maciones de cuántos traba­jadores han muerto en las obras de construcción del Mundial en Qatar, pero la cifra real es difícil de deter­minar. No obstante, y de acuerdo a una reciente inves­tigación llevada a cabo por Fundación para la Demo­cracia, podrían haber sido casi 16.000 trabajadores migrantes los que murieron allí entre el 2011 y el 2020.

Sunita Yadav perdió a su marido y quedó sola a cargo de sus hijos pequeños.

PROMEDIO SEMANAL

En realidad 17.101, para ser exactos, según las estadís­ticas oficiales del gobierno qatarí. Pero si a ese número le restamos los menores de 19 años, que no pueden ser contratados para estas tareas, resultan 15.199 extranjeros muertos en Qatar en una sola década. Esto supone que, en prome­dio, se han perdido unas 29 vidas cada semana desde el año 2010.

El equipo que viajó a Nepal el pasado mes para trabajar in situ con otras tres ONG loca­les, realizando entrevistas en profundidad con algunos de los familiares de los falle­cidos en Qatar y con trabaja­dores que sí pudieron regre­sar y que suponen una de las pocas fuentes de informa­ción fidedigna que quedan.

Shanti Thakur, esposa de Shyam Babu Thakur, quien murió en Qatar, quedó a cargo de 4 hijos, uno de ellos con una importante discapacidad.

Esta investigación se viene realizando desde el año 2016 después de que orga­nizaciones locales de dere­chos humanos comenzasen a denunciar los abusos sis­temáticos a los que estaban siendo sometidos los traba­jadores desplazados hasta aquel país.

“Ya en aquel momento advertimos que era nece­sario no perder de vista lo que estaba ocurriendo en Qatar porque la vida de los trabajadores dependía de ello. A pesar del esfuerzo desplegado durante años por diversas organizacio­nes de derechos humanos, Qatar continuó la sistemá­tica violación a los derechos humanos de los trabajadores migrantes durante la más de una década que tomó la construcción de las opulen­tas estructuras para alojar la Copa del Mundo, evento que no estaban preparados para recibir con la infraes­tructura existente”, denun­cia Guillermo Whpei, presi­dente de Fundación para la Democracia.

HERMETISMO

Hasta el 20 de noviembre del 2022, cuando comenzó a rodar el balón en la Copa del Mundo, Qatar mantenía un caprichoso registro de 37 muertes por causas natura­les durante la construcción de los estadios, hoteles, cen­tros de convenciones, rutas, vías, túneles, puentes, etc. No había terminado el mes y ya reconocía 500 muertes. Cifra que aún está muy lejos de reflejar la realidad.

Solo en Nepal, lugar de ori­gen de muchos de los trabaja­dores contratados en Qatar, se registran 2.400 muertos durante ese periodo y, según los registros de la citada organización, la cifra total se podría acercar a los 16.000 muertos.

Aunque es prácticamente imposible obtener datos rea­les dado el hermetismo con el que el gobierno qatarí ha manejado este tema, Fun­dación para la Democracia apoya su estudio en las esta­dísticas oficiales de las propias autoridades del país, y hace referencia al número de extranjeros que fallecie­ron en el país entre el 2010 y el 2019.

La construcción de infraestructura para el Mundial también incluyó a una línea de metro para enlazar los estadios.

CASOS DE INSUFICIENCIA RENAL

Tales estadísticas tampoco incluyen a los trabajadores migrantes que fallecieron después de regresar a sus países de origen. En Nepal, en los últimos 10 años, por ejemplo, las autoridades registraron un aumento sig­nificativo en el número de casos fatales de insuficien­cia renal entre hombres de 20 a 50 años, muchos de los cuales acababan de regre­sar de trabajar en el Medio Oriente. El arduo trabajo en las condiciones climáti­cas del golfo, combinado con la poca cantidad y baja cali­dad del agua potable según informaron los afectados, explicaría esto, de acuerdo a expertos en salud de Nepal.

“Un reporte gubernamental establece que 7.467 trabaja­dores nepalíes han muerto en sus países de empleo entre el 2008 y el 2019. La base de datos se limita a la información de parientes de esos migrantes falleci­dos que han reclamado com­pensación y no contempla la totalidad de las muertes en el extranjero, particu­larmente las de trabajado­res indocumentados”, reza un artículo del Kathmandu Post de marzo del 2021.

El mismo artículo dice: “Cada día, alrededor de 1.500 traba­jadores vuelan desde el Aero­puerto Internacional de Tri­bhuvan a distintos países y 3 trabajadores regresan en ataúdes”. Esta situación fue la que llamó la atención de la fundación en un primer momento: el dato de los ataú­des que estaban siendo recibi­dos en el aeropuerto a diario.

TRABAJADORES MIGRANTES

Información de la India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka reveló que hubo 5.927 muertes de trabaja­dores migrantes durante el período 2011-2020. Por su parte, la embajada de Pakis­tán en Qatar informó otras 824 muertes de trabajadores pakistaníes entre el 2010 y el 2020.

Sabemos que el número de muertes es significativa­mente mayor, dado que las estadísticas no incluyen las muertes de países que envían un gran número de trabajadores a Qatar como, por ejemplo, las Filipinas y Kenia, y no están contabili­zadas las muertes que ocu­rrieron a finales del 2020.

Tanto la FIFA como el comité organizador de la Copa del Mundo de Qatar insisten en que solo tres personas han muerto como resultado directo de su trabajo en las obras de construcción de la Copa del Mundo. La definición oficial de la FIFA y Qatar de “muertes relacionadas con el trabajo” se refiere a las muertes en las obras de construcción de los siete nuevos estadios, así como las instalaciones de entrenamiento que Qatar ha construido en la última década. Los tres incluyen dos hombres nepalíes en el estadio Al Janoub en Al Wakrah y un británico en el Estadio Internacional Kha­lifa en Al Rayyan.

¿MUERTES NATURALES?

El reconocimiento oficial de tres muertes, por lo tanto, descarta todas las demás. Tampoco tiene en cuenta miles de casos documenta­dos de trabajadores migran­tes que mueren en su aloja­miento fuera del horario de trabajo, fallecimientos para los que no se han proporcio­nado explicaciones adecua­das. Según una investigación de The Guardian y Amnistía Internacional, esta última con cifras proporcionadas por el gobierno de Bangla­desh, los médicos qataríes atribuyen alrededor del 70% de las defunciones a “muer­tes naturales” causadas por fallas cardiorrespiratorias agudas.

Las cifras que se refieren a las muertes en relación con el Mundial del 2022 varían según las diferentes defi­niciones, incluido el origen de los trabajadores migran­tes, dónde y cuándo murie­ron, y si sus muertes pueden describirse como relaciona­das con el trabajo o no. Sin embargo, dadas las inconsis­tencias y las deficiencias en los propios datos oficiales de Qatar, es imposible llegar a una conclusión, lo que a su vez plantea la pregunta de por qué las autoridades no pueden proporcionar infor­mación confiable.

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