Matías Almeida (18 años) siempre tuvo exposición mediática. Por ser nieto de Éver Hugo Almeida, hijo de Iván Almeida y porque su situación en Olimpia, de donde salió cedido a Tacuary, se dio en medio de algunos conflictos.

Sin embargo, en Tacuary encontró la paz y el lunes vivió su momento más feliz desde su debut en Primera División con el golazo (el primero) que le convirtió a Ameliano. De ahí que el festejo fue especial. Mati fue a abrazar directo a su técnico y padre como una forma de desahogo.

“Muy contento en el gol y más que el gol, en el festejo, cuando todos fueron a abrazarlo. Me dijo luego ‘pa ¿viste cómo todos me abrazaron?’”, refi­rió Iván a la 1080Am, sobre las sensaciones que tuvo su hijo tras marcar.

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Si bien Tacuary solo pudo empatar (2-2), ese gol de Matías le va a ayudar muchí­simo para serenarse y ser importante para el equipo, comentó Iván, quien remarcó que el delantero tiene condi­ciones para mejorar. “Las condiciones que mostraba en inferiores se vieron ahora en Primera”, añadió.

“Nunca dudamos de Matías Almeida, sabemos las condi­ciones, lo que puede rendir y estamos contentos con él como nuestro sub-18″, refi­rió por su parte Regis Mar­ques, gerenciador de Tacuary.

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