La tendencia multitareas nos empuja a ser productivos, tanto que al estar disfrutando de un tiempo de ocio sin realizar ninguna actividad, sentimos culpa. Los pensamientos del por qué no hice tal o cual cosa ocupan la mente y conducen al estrés, pero una filosofía contradictoria pone esto en pausa y desafía con su arte de “no hacer nada”: niksen.

Se trata de una práctica neerlandesa de bienestar que está llamando la atención del mundo, ya que su finalidad es controlar el estrés y recuperarse del agotamiento. El Van Dale, principal diccionario del idioma neerlandés, define la palabra niksen como “no hacer nada”, pero lejos del concepto de holgazanería que podríamos imaginar, esta tendencia busca mantener una buena salud física y mental.

Como ocuparse de tantas cosas a la vez todo el tiempo, quejarse del agotamiento y la depresión causados por el exceso de trabajo y buscar constantemente soluciones a los problemas, son factores que están empeorando la salud mental y nos vuelve menos eficientes, Holanda puso en práctica el niksen. Este término consiste en apretar el botón de pausa, tomarse un momento para apartarse del trabajo diario y los compromisos sociales, y permitirse estar sin hacer nada.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Te puede interesar: ¿Los terribles 2 años? Formas de gestionar los berrinches infantiles

Descansar no está mal

En su busca de adeptos, promete no generar presión ni pensamientos negativos, incluso evitar la culpa, porque según la explicación de los expertos “cuando no haces nada, te conectas a tu modo predeterminado, y ese modo es responsable de la divagación mental y la reflexión”. Paradójicamente, niksen también nos haría más productivos, simplemente porque las pausas permiten que el cerebro descanse y regrese con un mejor enfoque y atención sostenida.

“Descansar no está mal” es una de las filosofías que lidera la práctica del niksen, porque ayuda a tomar consciencia sobre nosotros mismos, reduce la ansiedad y contribuye a la felicidad. También ayuda a recargar energía y a ordenar nuestras prioridades, evitando que malgastemos tiempo en tareas que no nos aportan nada.

Al permitirnos concentrarnos mejor en lo verdaderamente importante, hace que las tareas pendientes las realicemos de forma más eficiente, además esto también forja relaciones más sanas con los demás, ya que nos enseña a aprender lo que es verdaderamente esencial para nosotros. Habituarnos a no hacer nada, evade el sentimiento de culpabilidad por dedicar un tiempo a una actividad que no nos proporciona nada más que el simple placer de disfrutar de ella.

Lee más: Pagaron una fortuna por este Citroen 2CV de madera

Dejanos tu comentario