Los berrinches incontrolables con actitudes desafiantes y de enojo, en ocasiones hasta agresivas, son parte de lo que comúnmente llamamos “los terribles 2 años”. Aunque esta etapa puede ser bastante difícil para los padres, es una buena edad para enseñar a los niños a gestionar sus emociones para que crezcan de forma equilibrada.

La psicóloga infantojuvenil Erika Fortlage explicó que los berrinches que aparecen a los 2 años son una manifestación normal del impulso por la autonomía. “Los niños necesitan someter a prueba las ideas de que son personas individuales, que tienen cierto control sobre su mundo y de que ahora cuentan con fuerzas o poderes nuevos y emocionantes”, mencionó en conversación con La Nación/NacionMedia.

Estos comportamientos que involucran enojo y actitudes desafiantes suelen iniciar antes de los 2 años, alcanzando su máximo entre los 3 y medio a 4 años de edad, y por lo general, declinan para la edad de los 6 años. Durante esta etapa de vida del niño, ponen a prueba sus ideas, ejercitan sus propios gustos y preferencias, y toman decisiones, sin embargo esos impulsos se manifiestan de forma negativa, gritando “no” a todo.

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Erika Fortlage, magíster en Psicología Infantojuvenil. Foto: Gentileza

Los niños de 18 meses a 3 años atraviesan la etapa de autonomía versus vergüenza y duda, en la que necesitan que los adultos establezcan límites adecuados. “Es importante que los padres o cuidadores entiendan y consideren que esa expresión de la propia voluntad de los niños es un esfuerzo normal y sano de la independencia y no como testarudez o capricho”, señaló.

Son los límites adecuados los que ayudarán a que aprendan su autocontrol, contribuirán en su sentido de competencia y evitarán conflictos excesivos. Para ello, es fundamental que los adultos establezcan pautas que desalienten el negativismo e impulsen conductas socialmente aceptadas.

¿Cómo gestionar los berrinches?

La profesional recomendó que ante esos comportamientos, los adultos se muestren flexibles y comprendan que solo se trata de un proceso evolutivo del niño. “Deben hacer su casa segura para niños y accesible para su desenvolvimiento y desarrollo, ofrecer opciones como: ¿querés bañarte ahora o después de leer este libro? Anticipar, por ejemplo, que en 5 minutos nos vamos del parque o nos vamos a ir al supermercado, pero no compraremos dulces”, señaló.

Mencionó que es fundamental evitar usar el “no” para dar indicaciones, como no saltes, no toques, sino más bien decir “allí es peligroso, mejor saltar aquí”, “vení tocá esto, en vez de tocar eso que es peligroso”, esperar un momento antes de repetir una petición si el niño no acata de inmediato. Además, sostuvo que hablar con ellos y explicar absolutamente todo, ayudará a que en el futuro sean personas capaces de gestionar sus emociones.

“Acompañar siempre las peticiones con sonrisas y abrazos, no amenazar. Las conductas desafiantes se incrementarán más cuando ellos experimentan momentos de estrés como la llegada de un nuevo hermano, divorcio de los padres, muerte de uno de los padres, enfermedad del niño o mudanza”, puntualizó Fortlage.

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